HOMENAJE EN ROJO Y BLANCO

Es evidente que todo está siendo muy diferente desde que decayera el estado de alarma. La nueva normalidad ha traído consigo una sensación de incertidumbre que demuestra que el coronavirus sigue con nosotros. Aún así, es bueno ver como el antiguo Palacio de Deportes de Madrid abrió sus puertas de la mano de Loquillo. Menos aforo pero más ganas que nunca de recuperar los conciertos en este espacio tan emblemático. Poco a poco, y adaptándose a las circunstancias la música vuelve a sonar en directo. También, por ejemplo, el Teatro Real retomó su actividad con la Traviata de Verdi. Donde este año no habrá cánticos será en Pamplona. Un 7 de julio de lo más atípico. Es el día grande de unas fiestas que traspasan fronteras y que el coronavirus ha silenciado. Este año el capote de San Fermín será para torear al bicho que tantos estragos nos está dejando. Al santo, sin dudarlo, hay que pedirle salud y sobre todo, que nos ayude en esta realidad que estamos viviendo frenando los rebrotes que pueden ser tan peligrosos.

Pamplona no se viste de rojo y blanco, y en la ribera del Manzanares ya no queda nada del que fue el fortín colchonero durante muchos años. La última tribuna del Vicente Calderón fue derribada el pasado viernes. El territorio indio ya es una explanada cargada de muchos sentimientos y emociones de una afición que lo ha dado todo en el Paseo de los Melancólicos. Melancolía es lo que nos queda a los rojiblancos. Dentro de ese campo muchos hemos crecido. Además, nos hemos reído, nos hemos emocionado, hemos gritado, hemos saltado, hemos llorado, hemos cantado, por supuesto, hemos sufrido… En definitiva hemos vivido unos años de experiencias difíciles de olvidar. El Calderón ya es historia y despedirse de él no fue fácil, como tampoco lo es ver el solar lleno de escombros. Me acuerdo perfectamente del último partido que vi allí. Me acompañaba mi padre y gritamos varias veces la palabra gol. Fueron noventa minutos muy especiales. Noventa minutos irrepetibles porque sabíamos que la próxima vez que cantáramos nuestro himno el escenario iba a ser otro. Cuando cambias de casa los comienzos cuestan, además también nos cambiaron el escudo y tanto cambio junto fue un coctel explosivo de sentimientos. Reconozco que el Metropolitano me gustó pero fue complicado evitar las comparaciones. El Calderón siempre será el Calderón.

IMG_0065Habrá quien no entienda el porqué de esta melancolía, pero los que tenemos el corazón rojiblanco sabemos de lo que hablamos. Ser del Atleti es algo inexplicable, porque es una forma de ser, una forma de vivir y una familia unida por un sentimiento sin igual que está con los suyos en las buenas y en las malas. No puedo obviar a quien me hizo ser del Atleti porque además también, siendo yo una niña, me animaba a levantarme con él a ver los encierros de San Fermín. Precisamente, en estos días, de hace muchos años, mi abuelo se marchó, pero sé que desde donde esté sigue transmitiendo esa ilusión que derrochaba por la vida. Sin duda, llevo años echándole de menos, pero estoy agradecida de haber podido compartir con él toda mi niñez. Él me enseñó muchos valores y tengo grandes recuerdos. De hecho, aunque el tiempo haya pasado, sigo cumpliendo con las tradiciones. Este año tan atípico se respira mucha nostalgia.

Por eso, me vais a permitir que acabe dirigiéndome a mi abuelo, y le aclare que a pesar de la “nueva normalidad” al Atleti no le quito ojo aunque éste me quite el sueño y aunque no haya encierros este año ya he cantado al santo. En mi vida, desde que era una niña, siempre ha prevalecido el rojo y el blanco. Gracias abuelo por usar esos colores. Estoy eternamente agradecida.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/13739/homenaje-en-rojo-y-blanco

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Mi columna para El Valle de México

Más es Más

Es un recorrido que me encanta hacer porque según me acerco a la parada de Pirámides mi adrenalina va subiendo. Anoche fue diferente. La ribera del Manzanares se preparaba no para gritar los goles sino para cantar el repertorio de Alejandro Sanz. El ambiente era diferente pero las ganas de pasarlo bien se palpaban en cada rincón del Vicente Calderón.

Dicen que lo bueno se hace esperar. Y aunque la espera para este concierto único ya fue larga, los minutos hasta que se apagaron las luces se hicieron eternos. Eso sí, si hay algo que no puede fallar en el Calderón es la animación, y el público lo sabe. Varias olas y videos fueron preparando a las 50.000 personas que se reunieron en el ya histórico Más es Más.

Con Ana y Rosa disfrutando de una noche única

Recuerdo que la primera vez que canté Corazón Partío fue en la Plaza de Toros de Burgos, entonces era una niña, y aunque han pasado muchos años de eso, anoche disfruté con la misma ilusión. En esta ocasión, me acompañaban dos grandes amigas. Con Ana y Rosa he vivido muchos momentos, pero nunca un concierto en la que ha sido nuestra casa futbolísticamente hablando. Dijo Alejandro Sanz que en la vida todo es posible, que hay que luchar por nuestros sueños y no le falta razón. Sueños tengo muchos y con esfuerzo pueden ser una realidad. Gracias a que Ana peleó estoicamente en Internet por conseguir las entradas, hemos llenado la memoria de unos recuerdos que, sin duda, serán inolvidables.

Como hace veinte años, con Hoy que no estás arrancó el concierto, esta vez le acompañaba Dani Martín. Fue el primero de la larga lista de invitados que pisarían el escenario. Pablo López, Juanes, Malú, Laura Paussini, Juan Luis Guerra, Pastora Soler, Pablo Alborán… fueron enamorando a un público que estaba rendido a las notas de Sanz. Eso sí, el momento que cautivó a los asistentes lo protagonizó Niña Pastori entonando Cuando nadie me ve. Hasta Alejandro Sanz se emocionó cuando la de San Fernando cantó a su Cai.

 Y aunque la noche prometía ser perfecta, en los campos de fútbol siempre hay alguna protesta. En esta ocasión los pitos no se los llevó el árbitro sino que cayeron sobre los responsables de las pantallas. Unas pantallas en las que se proyectaban buenas imágenes pero olvidaban enseñar a los verdaderos protagonistas: Los cantantes. Aún así y después de más de dos y media de concierto, Alejandro Sanz ganó por goleada. Tuvo palabras de agradecimiento, homenajeó al Vicente Calderón que anoche cerró su etapa y se llevó el cariño de un público que coreaba su nombre.

Las despedidas son tristes, nadie se quería marchar y acompañado por las luces de los juegos artificiales dijo adiós. Un adiós que se convirtió en un hasta luego. En Madrid siempre, querido Alejandro, juegas en casa. Así que tus seguidores ya han comenzado la espera para tu próxima cita. Porque, no lo olvides, tu público tiene ganas de Más.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

El legado del Vicente Calderón

He llorado, he reído, he gritado, he saltado, he cantado, he sufrido… Eso y mucho más solo lo ha podido conseguir un lugar: El Vicente Calderón. Los que tienen sangre rojiblanca y palpitan al ritmo del Atlético de Madrid saben de lo que hablo. En la ribera del Manzanares todo era posible. Cuando el Atleti jugaba en casa el territorio indio se llenaba de un ambiente inigualable. En las buenas y en las malas, los colchoneros siempre estaban ahí. No importaba si hacía frío, calor, o incluso si llovía, porque la afición rojiblanca es única, y eso, nadie lo puede negar.

El Vicente Calderón será inolvidable

Las despedidas nunca son agradables y más, cuando la que ha sido tu casa durante cincuenta años cierra sus puertas. En las mudanzas siempre son los recuerdos los que asaltan nuestra memoria. Obviamente tengo muchos, pero nunca olvidaré el día que volví al Calderón después de mi dura batalla. Reconozco que lloré de alegría porque fue el premio a la victoria más importante de mi vida. Allí, acompañada por mi padre y buenos amigos he visto al Barça, al Madrid, al Valencia, a la Juve, al Bayern… y no importaba si era un partido de Liga, de Copa o de Champions porque la intensidad de las gradas siempre era la misma. Ver ganar a los que defienden tus colores en el terreno de juego es una gran satisfacción, aunque “casi siempre” que se iba al Calderón el sufrimiento estaba garantizado. No obstante, eso era lo de menos, porque está escrito en nuestro ADN rojiblanco.

Ahora, con nostalgia, toca cerrar una etapa en la historia colchonera. El Paseo de los Melancólicos y la ribera del Manzanares ya no serán lo mismo. Atrás quedan los momentos vividos tanto en el cielo como en el infierno, “el pupas” dejó de ser tan pupas con grandes victorias. La próxima vez que vaya a ver al Atleti con mi equipación puesta ya no me bajaré en el metro de Pirámides, se me hará raro pero el Metropolitano nos espera. Cambiaremos de estadio, incluso de escudo, pero hay algo que siempre permanecerá perenne: Los sentimientos son inalterables. Seguiremos derrochando coraje y corazón, nunca dejaremos de creer y, por supuesto, siempre orgullosos de nuestros colores.

Como colchonera, hablar del Metropolitano me recuerda no solo al pasado de mi equipo sino que es decir su nombre y pensar, eso sí, con la mirada al cielo, en quién me inculcó ese “sentimiento que no se puede explicar”. Y como no hay palabras que describan todo lo que el Vicente Calderón me ha dado, solo puedo decir que el Atleti siga dando alegrías a mi corazón. Aquí comienza una nueva etapa, seguro que llena de triunfos, de noches cardíacas, de minutos inacabables… Pero sabemos que el Atleti combate y se levanta así que pensemos en el futuro, y por supuesto…

¡Aúpa Atleti!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

Desafiando al frío desde el Calderón

Tras leer la pregunta, mi mente me decía: “No, Jimena. En otra ocasión” pero mi corazón aceleró el ritmo de las pulsaciones y la sonrisa apareció en mi rostro. Así que escuchando esos latidos escribí en el Whatsapp: “Sí, vamos”. La vida son momentos y no hay que dejarlos pasar. Claro está que la pregunta que me hizo mi amiga Olga tenía trampa. Ella me dijo: “¿Vamos a ver al Atleti en la Copa?” ¿Qué rojiblanco se puede resistir a ir a ver al Atleti? No hay ola de frío polar que pueda enfriar a un colchonero en el Calderón.

Siempre apoyando al Atleti

Siempre apoyando al Atleti

Así que desafiando al viento siberiano comencé la previa del encuentro en mi casa «camiseta a camiseta» hasta llegar a un número que me permitiera abrocharme el plumas. Siendo de Burgos reconozco que la experiencia es un grado cuando de frío se trata. A la equipación de ayer solo había que añadir la bufanda al cuello, el gorro imprescindible y el “coraje y corazón” por bandera para llegar a la ribera del Manzanares a apoyar a los míos. Allí unas veinticinco mil gargantas estaban preparadas para gritar los goles del Atleti. Y hasta en tres ocasiones el Calderón estalló de euforia. A medida que los goles subían al marcador los grados descendían en el termómetro pero eso era lo de menos. La eliminatoria iba por el buen camino. Y eso, era más importante que la congelación de los dedos.

Para Olga era su primera vez en el Calderón y para ser su estreno no estuvo nada mal. Y me refiero al resultado, porque estoy convencida de que hubiese preferido tener mejor tiempo, pero no hay que olvidar que el Atleti te hace más fuerte y ayer, más que nunca, entendí que lo hace en todos los aspectos. Orgullosa de mis colores y de una afición que nunca falla a los suyos llueva, nieve, haga frío o calor regresé a casa feliz por el tres a cero al Eibar y recordé el famoso refrán “querer es poder”. Ante eso no hay “peros” que valgan.

Tras llegar a casa y una vez que recuperé la habitual temperatura corporal pude escribir estas letras de un partido que ya forma parte de mis recuerdos rojiblancos. La vida está para disfrutarla y más cuando en esos recuerdos están buenas amigas. Ya solo me queda decirle a Olga…Gracias por haberme hecho aquella pregunta.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

Para esos valientes del Sant Joan de Déu

Cargada de sentimientos se presentó la noche del sábado. Unos sentimientos de esos que pellizcan el corazón y te ponen la carne de gallina. Los que me conocen pueden pensar que estoy hablando de mis sentimientos rojiblancos, pero hay algo mucho más importa a que tu equipo gane o pierda. El sábado, acompañada por buenos amigos, reviví la victoria más importe de mi vida. No me dio tres puntos. De momento, me ha dado diez años más de vida. Y eso, no hay partido de fútbol que pueda igualarlo.

En el Hotel Arts de Barcelona se vivió una noche de lo más solidaria. Bajo el lema “Ajuda’ns a Créixer” y a beneficio del Servicio de Oncología del Hospital Sant Joan de Déu cenamos pensando en la importancia de unirnos para hacer frente al que, sin duda, es nuestro rival común. Cuando el cáncer se cruza en tu vida, las prioridades cambian. A mí, la leucemia me llegó con veintiún años y fue muy duro. Recuerdo los largos días en el hospital, los ciclos de quimio, la espera de las buena noticias, las muchas inyecciones que me pusieron, las temibles punciones medulares… Fueron muchas cosas negativas pero aun así tenía momentos buenos. La sonrisa era mi mejor escudo, mi familia y amigos fueron mis fieles compañeros de batalla y mis doctores se encargaban de crear la estrategia a seguir en esta batalla. Un batalla que tuvo su punto de inflexión en el día que me dijeron que tenía un donante de médula. Eso si que es un premio, y de los gordos. Ahí todo cambió. Y aunque las fuerzas me flojearan, esa “inyección” de ánimo que llegó desde Alemania, me llenó de optimismo y valentía para afrontar el trasplante de médula que tanto anhelaba.

fullsizerenderPues bien, si eso es lo que viví hace diez años, el sábado volvió a pasar todo por mi mente. Mi mesa tenía en un cártel el nombre de Ariadna, una amiga que siempre estará en mi corazón. Si ya es duro lidiar esta batalla siendo adulto, no me quiero ni imaginar como tiene que ser siendo un niño. Lo que hace el Hospital Sant Joan de Déu es impresionante. Sus comienzos no fueron fáciles pero juntando el trabajo de los profesionales y la solidaridad de todos está claro que se logran los objetivos. Y ahora más que nunca, hay que aliarse para hacer frente, de la mejor manera posible, al cáncer que trunca la infancia de los más pequeños. Si la unión hace la fuerza, unámonos con la solidaridad por bandera.

Y si hablamos de banderas, la mía también estuvo en esta noche solidaria. Sonó el Color Esperanza y aunque conseguí retener mis lágrimas en los ojos durante toda la velada; al final con esta canción llegó el momento de dejarlas salir. El tiempo cura las heridas, va borrando los recuerdos pero hay cicatrices muy arraigadas, no a la piel, sino al corazón. Emocionarme en los primeros acordes de está canción es normal. No lloro por que me ponga triste, lloro porque al final de los casi cuatro minutos que dura, me lleva al pasado para cargarme de fuerza y energía para el futuro.

Ahora puedo afirmar que Aun tengo la vida, precisamente, para vivirla. Así que pensando en los pequeños valientes, que están luchando con todo su “coraje y corazón”, dado el día que era, espero que muy pronto “batalla a batalla” se conviertan en los héroes de una guerra, que sin duda, los hará más fuertes.

El sábado mi lugar no era el Vicente Calderón, mi sitio estaba en la Ciudad Condal y mi corazón se unía al del Servicio de Oncología del Sant Joan de Déu y a sus pacientes y familiares. ¡Ahí tenía que estar!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Sentimiento colchonero al cien por cien

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Partido a partido, el Atlético de Madrid nunca deja de creer

Poco más de veinticuatro horas quedan para que el Atlético de Madrid enderece la mala racha que lleva en la Liga. No es por nada pero la mejor motivación para saltar al terreno de juego, con una dosis extra de coraje y corazón, se llama Real Madrid. Es la última vez que en el Vicente Calderón se vivirá el derbi. Así que como decía Luis Aragonés solo vale ganar, ganar, ganar y volver a ganar. Y eso es lo que esperamos quienes tenemos las rayas por bandera.

Aun hay tiempo para preparar la equipación con la que se vivirá el cara a cara con mayúsculas. La camiseta, la bandera y las pinturas están listas. Si hablamos de la garganta, tiene potencia de sobra para animar a los míos. Y en cuanto al corazón… palpitará con un ritmo más acelerado, pero nada nuevo, es la rutina a la que los colchoneros le tenemos acostumbrado. Mi particular previa al encuentro ya está hecha. Mis apuestas van a caballo ganador. Porque no dudo de que el regreso a Concha Espina de algunos será más duro de lo que se creen. Pero así es el futbol…o mejor dicho, así es mi versión rojiblanca del futbol…

A estas alturas de la semana, muchos han sido los comentarios merengues que han llegado a mis oídos. Afortunadamente, escucho y callo, porque el que calla otorga. Y mañana serán otros los que enmudecerán… Y a mí no me quedará voz para dar ánimos… En fin, tengo ganas de cantar mi himno, de gritar los goles colchoneros, de ver la cara, que no los abdominales, de desesperación del de siempre…

La cuenta atrás ha comenzado, minuto a minuto el ambiente se va caldeando… los indios abarrotarán la ribera del Manzanares, los vikingos serán bienvenidos, eso sí, después de noventa minutos… a llorar a la Cibeles.

¡Aúpa Atleti!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

 

 

Las alegrías del Atleti

Solo han sido unos días pero ya echaba de menos animar al Atleti y, claro está, gritar sus goles. En el recuerdo más cercano sigue el brillante partido ante el Bayern de Múnich. La lección de futbol que los de Simeone dieron a los de Ancelotti fue de sobresaliente. Esa victoria llenó de alegría a los miles de corazones que no paraban de gritar y cantar a los suyos. Con la euforia aun en niveles muy altos, los rojiblancos ganaron en Valencia y consiguieron, gracias a esos tres puntos, el liderato de la tabla. Después de todo esto, por el parón de la Selección, es normal que eche de menos volver a ver a los míos “defendiendo los colores”.

image1De nuevo en el Calderón, volvió la Liga y con ella un recital de goles. Hasta siete veces los colchoneros gritamos esa palabra de tres letras que acelera el ritmo cardiaco de cualquiera. Y es que cuando el Atleti derrocha “coraje y corazón”, la ribera del Manzanares se llena de sonrisas que son muy difíciles de borrar. Y así, precisamente, salí hace unos días del Vicente Calderón. Reconozco que el partido ante el Bayern era especial por muchos motivos. Con mi colchonero favorito, mi padre, viví ese encuentro en el que los equipos de mi corazón se veían las caras. Obviamente, mi camiseta era rojiblanca, y me dejé la voz animando a un equipo que aunque me haga sufrir, a veces demasiado, es como bien dice Sabina: “Mi manera de vivir”. Desde ese día, y tal y como se vio en el mosaico que se hizo en las gradas, el Atleti le está dando muchas alegrías a mi corazón. Y que siga así… porque aun no estoy preparada para las taquicardias que vivimos la pasada temporada…

Esta semana vuelve la Liga de Campeones, y hasta Rusia llevará el sentimiento colchonero para caldear el ambiente, nunca mejor dicho. No sé si tan siquiera tendrán grados en el termómetro pero eso es lo de menos, lo importante es que vuelvan con la victoria. Así, las sonrisas colchoneras seguirán luciendo en el rostro, una vez más, partido a partido…

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

La decisión: Bayern o Atleti

El fútbol es imprevisible y la fortuna es caprichosa. Sin duda, el último sorteo de la Champions hizo un emparejamiento digno de una semifinal. Han pasado los días y ya está aquí el partido de ida. Los que me conocen bien, saben que el azar, esta vez, me ha jugado una mala pasada, o mejor dicho, ha jugado con mis sentimientos futbolísticos. El Atleti son mis colores, mi forma de entender el deporte rey; pero por el Bayern tengo una debilidad especial. Es el equipo alemán que corre por mis venas. Se puede tener el corazón partío por muchas causas, y la Champions me ha dejado claro que tengo que decidir; una decisión que sin duda, llevará mucho coraje y corazón. Creo que ya está todo dicho.

Foto: Jesús Mohedano

Por eso, con las rayas por bandera, el nerviosismo en aumento y el corazón más que preparado, está todo listo para vivir noventa minutos de gran emoción. Obviamente, un partido como el de mañana requiere rodearse de los mejores colchoneros. A los que tendré cerca los veré sufrir como toca, y a los que no estén conmigo serán los mensajes de whatsapp los que me muestren su estado cardiaco. No tengo ninguna duda de que el Atleti creerá que es posible, que los sueños se pueden cumplir; y que no va a ser tarea fácil… pero ya va siendo hora de que la Liga de Campeones salde sus deudas con los rojiblancos. Llegar a la final es la mejor recompensa para los que casi infartamos en los octavos y en los cuartos.

Acostumbrados a sufrir pero siempre con el ánimo por bandera, es el momento de darlo todo por nuestros colores. Ahora más que nunca Milán está más cerca. Quiero seguir soñando con “la Orejona”, Neptuno nos está esperando… Los sueños se pueden cumplir.. ojalá que tras los ciento ochenta minutos sean los bávaros los que tengan pesadillas. La suerte está echada… Y el Atleti no puede fallar.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

El Atleti sigue pensando en Milán

Recuerdo el sorteo de los cuartos de final perfectamente. Aquella mañana vi en directo como el azar emparejaba al Atlético de Madrid con el tan “temido” Barcelona. Por un momento, y al igual que muchos, pensé: “que mala suerte” pero en apenas cinco minutos confié en mis colores y dije: “Eso está hecho”. Hablé con mi amiga Rosa y con la lección bien aprendida del “cholismo”, nos llenamos de ilusión y optimismo para apoyar y defender a los nuestros. La Champions tiene deudas pendientes con el Atleti y ya va siendo hora de que las salde…

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Una sonrisa colchonera

Recuerdo, claro está, el partido de ida. Aquel en el que Torres prendió la llama de la ilusión, de los sueños… La eliminatoria iba por el buen camino hasta que llegó el enfado colchonero. Como es normal, costó mantener el tipo, pero los diez que quedaron en el terreno de juego en el Camp Nou dieron una lección de fortaleza, algo de lo que el conjunto culé no puede presumir… Tras el pitido final tuve que aguantar muchos comentarios porque las bocas comienzan a hablar muy pronto… Pero bueno, con el tan sabido coraje y corazón, un colchonero aguanta lo que sea. Eso sí, el futbol da muchas vueltas y aun quedaban noventa minutos para poner a cada uno en su lugar…

Recuerdo, con todo lujo de detalles, la noche de ayer. Miles de gargantas cantando en la ribera del Manzanares y muchas más tarareando ese himno que a más de uno puso los pelos de punta. Todos los rojiblancos estaban concentrados y preparados para ver como los suyos sellaban el pase a la semifinal. Nadie dudaba, todos creíamos que era posible. Y entre sueños, vimos como Griezmann hizo estallar el Vicente Calderón y muchos rincones de toda la geografía. Ese fue el comienzo de una noche épica que ya forma parte de la historia.

Como es natural, la discusión está servida. Nunca llueve a gusto de todos. Pero ese orgullo culé del que muchos presumían salió tocado, porque el tiempo pone a cada uno en su lugar y de momento, el Atleti está entre los cuatro mejores equipos de Europa y el Barcelona es portada de toda la prensa… Eso sí, el titular seguro que no es de su agrado… Donde las dan, las toman…

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

Los recuerdos del terreno de juego

 

He reído y he llorado. He gritado y he enmudecido. He soñado y me he decepcionado. Muchas han sido las situaciones que me han provocado esos sentimientos. La vida te lleva de un extremo a otro como a un péndulo de un reloj. Ella es caprichosa pero depende de nosotros afrontar todos esos momentos. Unos son más fáciles que otros. Aunque, en definitiva, la realidad es ese día a día con el que tenemos que lidiar.

Pero, haciendo un paréntesis en la dura rutina. Hay algo que me evade y que también me hace llorar, me hace reír, me hace gritar, me hace callar y, por supuesto, me hace soñar. Ese algo, en mi caso va teñido de rojiblanco. Guste o no, por algo el fútbol es el deporte rey. En mi memoria hay grabados grandes momentos vinculados con diferentes terrenos de juego. Si bien es verdad, una mayoría están en la Ribera del Manzanares, pero esos recuerdos siempre van acompañados de grandes experiencias. Con mi familia y mis amigos he vivido en numerosas ocasiones noventa minutos que quizás, no hayan sido de buen fútbol pero sí de gran regocijo. Eso es más importante que tu equipo gane o pierda.

FullSizeRenderLos que me conocen saben que el Atlético de Madrid es el equipo por el que sufro. Reconozco que solo he llorado una vez dentro del Calderón. Y el motivo no fue una derrota, fue por algo especial. Tras superar una leucemia, volver a ese estadio de la mano de mi padre era recuperar algo que el cáncer me había quitado. Aquel encuentro fue, sin duda, una victoria personal. Todo volvía a la normalidad.

El fútbol será el deporte rey pero en mi caso comparte el trono. El baloncesto, el tenis, la natación también han grabado imágenes para el recuerdo en mi memoria. Si hay una cosa que tengo clara es que de todo se aprende. El trabajo en equipo, la fuerza de voluntad, el poder de la mente… son algunas cualidades que si están “bien entrenadas” son “la mejor defensa” para frenar las dificultades que la vida, sin arbitraje, nos chuta para intentar meternos un gol. En nosotros está hacerlas frente y pararlas con “coraje y corazón”. Así seguro que levantamos la “copa de la vida”, la copa de la felicidad.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

**Gracias a Óscar Fernández Romero por sugerirme hacer esta reflexión entre la vida y el fútbol.