La semana dibujada por Jorge Crespo:




Jorge Crespo: https://jorgecrespocano.com
Publicado en Jorge Crespo
Con la Liga, la Champions y la Copa del Rey en juego, el otro día me dijeron: “Oye, tu Atleti ¿qué?” Y mi respuesta fue: “Bien, gracias”. A continuación se hizo el silencio. A las personas, a veces, se las ve venir y en otras ocasiones para evitar el conflicto es mejor callarse. Dice el refrán que dos no discuten si uno no quiere y, precisamente eso es lo que me pasó puesto que la primera pregunta era, sin duda, una pregunta muy envenenada. No merece la pena dedicar tu tiempo a quien no lo valora porque el tiempo es oro y el tiempo es vida.
En mi vida he discutido muchas veces de fútbol porque siempre defenderé a mis colores, pero también critico a los míos cuando las cosas no se hacen como se deberían hacer. Ahora bien, de ahí a una banal provocación hay un trecho porque ni el momento ni el lugar eran los adecuados. Si hay algo que puede al ser humano es la sensación de ser el centro de atención, una actitud cuestionable porque muchos secundarios son más relevantes que el propio protagonista.
El protagonismo, si de futbol hablamos, para mí siempre será rojiblanco. Desde niña tengo ese sentimiento tan especial que muchos no pueden entender y, por eso, rabian más de lo que piensan. Con orgullo digo: “Soy del Atleti”, pero con ese mismo orgullo, por ejemplo, aprendí a ser humilde, a saber pelear, a estar en las buenas y en las malas. Ser del Atleti es algo inexplicable, de ahí que no acepte lecciones de quienes siempre se creen superiores. Seguro que más de uno se ha dado por aludido pero yo no he citado a nadie. ¡Qué fácil es provocar sin argumentos!
Y sin argumentos, ellos mismos responden. El fútbol es una afición, el Atleti me ha dado grandes momentos en la vida. Tengo recuerdos en rojiblanco, pero la vida es mucho más que tu equipo gane o pierda. Obviamente, la vida va más allá del fútbol.
Precisamente, hay quienes no pueden dejar al margen al deporte rey y también hay personas que viven en una provocación continua. Les da igual el tema, la cuestión es provocar. Eso sí, tienen que entender que no todos estamos dispuestos a entrar en conflicto porque lo de debatir no suele ir con ellos. Sinceramente, nunca me gustó tener la sensación de estar perdiendo el tiempo. Cada minuto que pasa, no vuelve y, después de lo que estamos viviendo, mi prioridad está en disfrutar y en ser feliz. Por eso, aquello que me borra la sonrisa prefiero evitarlo. Lógicamente, habrá cosas que no pueda porque estén escritas en el destino, pero las que dependan exclusivamente de mí saldrán de mi vida sin pena ni gloria.
Y sin pena ni gloria, el provocador se dio media vuelta y se marchó con sus ansias de superioridad por donde había venido. “Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra” como dijo el político francés Georges Clemenceau, pero si sabes gestionar el silencio en el momento oportuno éste es más provocador que cualquier palabra. A los hechos me remito. No es fácil hacerlo, pero en esta vida todo se puede aprender. Es cuestión, también de prioridades y las mías las tengo muy claras.
Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Enlace de El Valle: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/28417/el-gusto-por-la-provocacion
“Cuatro amigos que han cumplido sus sueños” así es cómo se definen, a ellos mismos, Hombres G. Llevan muchos años “trabajando y viviendo” de lo que les gusta. No dudan en afirmar que “han cumplido sus sueños” y eso es, sin duda, “una de las cosas mas difíciles de la vida”. Son conscientes del privilegio que es poder decir estas palabras, pero también les gustaría que a todos nos sucediera lo mismo porque la vida es fantástica.
Llevan muchos años compartiendo no solo los escenarios sino compartiendo, precisamente, una vida, es decir, sus vidas. Por eso, con una sonrisa de alegría aseguran que “han evolucionado juntos”, porque globalmente todas las cosas que les han pasado les han hecho madurar y ser como son ahora. Después de charlar un rato con ellos, me permito la licencia de decir que son auténticos y muy cercanos. Cualidades que aún les hace mejores no solo encima de los escenarios.
Precisamente, a los escenarios han vuelto después de la pandemia con un nuevo disco: “La Esquina de Rowland”. El último año y medio ha sido muy duro para todos porque todo cambió y se paralizó de la noche a la mañana. Los Hombres G, en marzo de 2020, estaban en México. De hecho, aseguran: “Es la gira que vamos a retomar ahora, nos quedaban cuatro conciertos cuando se anunció el Estado de Alarma y el confinamiento. Entonces, decidimos volver a casa pensando en que si tardábamos más días igual no podíamos regresar y acertamos en nuestra decisión porque luego todo se cerró”. Pasaba el tiempo y reconocen, abiertamente, que “todo ese año y medio casi sin tocar fue un poco angustioso” pero a su vez se dieron cuenta de que iba para largo y decidieron ponerse a trabajar y a preparar proyectos, entre ellos, “La esquina de Rowland”. “No estuvimos parados ni desesperados en casa. Simplemente, asumimos la situación y preparamos cosas para cuando nos dejaran salir” concluyen con cierta ironía. Y ya con el permiso para salir, “este verano hemos vuelto a los escenarios. Al principio con un poquito de vértigo pero ya metidos en faena totalmente”, añaden.
Ese vértigo del que hablan es lógico porque la pandemia ha modificado nuestras rutinas de momento. Ahora bien, si les preguntas que si tenían necesidad de reencontrarse con su público, su respuesta no puede ser mas contundente: “Claro que sí. Lo que pasa es que ha sido distinto a lo que esperábamos porque estábamos acostumbrados a la gente de pie cantando sin mascarilla y al principio los conciertos eran un poco extraños. Luego, nos hemos acostumbrado pero no es lo de antes. Aún así quién ha tenido más mérito es el público por aguantar esta situación. Por ir a los conciertos y estar horas sentados sin poder beber, sin poder bailar… Tiene mucho mérito, la verdad. Los conciertos de Hombres G son una fiesta. La gente canta, interactúa, se apelotona, se abraza, chilla…Esperemos que pronto vuelva lo de antes.” Además, reconocen: “El WiZink fue especial, porque se produjo una mezcla de ganas de bailar, de ganas de cantar, de ganas de volver y el público de Madrid…”
El público de Madrid les devolvió el cariño que ellos siempre ofrecen. Literalmente, se rindió a Hombres G y algo parecido sucederá al otro lado del charco. En unos días arrancan su gira por México, un país que contundentemente afirman: “Nos lo ha dado todo. Ahora mismo es el país más importante para nosotros a nivel de venta de discos, de conciertos… A México, desde la primera vez que fuimos en el 87, no hemos parado de ir. Hemos cuidado siempre nuestro público mexicano y ahora recibimos los frutos.” Admiten que de México: “Se echa de menos todo, porque tiene una personalidad muy grande, con un carácter muy fuerte. Es un país muy cálido. Se parece a España en muchas cosas. A la gente le gusta la fiesta, salir, comer y beber. Hay muy buena onda siempre, al menos con nosotros.” Y aunque la comparaciones son odiosas, no dudan en declarar: “En comparación con España, en México tienen a la música en un puesto muy importante de su vida. De hecho, el arte y la cultura lo valoran mucho. Allí cada vez hay más sitios para tocar. La cultura está muy bien tratada y cuidada. En los bares hay grupos tocando. Pones la televisión y hay gente actuando. En España, esto no lo ves. De hecho, nunca ha habido cultura musical. La música la consume un número muy pequeño de gente si lo comparamos con los millones de personas que somos”. Además, por tener más cultura musical “respetan tanto a los artistas. Tienen mucho más sentido de la creatividad. Se nota que es algo que les importa. En cambio aquí, la música es algo que la gente escucha mientras está en un bar tomando algo con los amigos, pero no reclama tanto la atención por saber qué grupo es, qué artista es, quién toca el bajo… Sin embargo, en México hay mucho más arraigo, adoran a sus artistas y a nosotros nos quieren como si fuéramos de allí. ¡Cómo no vamos a echar de menos a los mexicanos!” concluyen.
Coincido con ellos en que México es especial y me da envidia sana que vayan porque yo también extraño a su gente y más después de lo que hemos vivido. Aún así, la vida continúa y ellos tienen el mejor pasaporte para ir allí. Se llama “La esquina de Rowland”. De su último disco dice el propio David Summers: “No creo que exagere si digo que es uno de los mejores discos que hemos hecho en nuestra carrera” porque “hemos tenido tiempo, primero yo para componer y escribir y hacer un montón de canciones que eso es lo que hay que hacer, para después hacer esa búsqueda y quedarse con diez o quince canciones buenas.” Asimismo, “hemos tenido todo el tiempo del mundo para prepararlo, para grabarlo, para cocinarlo, para matizarlo sin límite. No teníamos una fecha de entrega, no teníamos presupuesto. No teníamos nada que nos impidiera darle mil vueltas a los temas. Esto nos ha permitido hacer un disco con canciones seleccionadas, con las letras y los arreglos cuidados y la verdad es que es así como hay que hacer todos los discos aunque no siempre se puede ya que, a veces, careces de ese tiempo porque estás de gira o con proyectos”.
Aprovecho esta opinión de Summers para escribir que, en mi modesta opinión, es un disco muy bueno con catorce temas que transmiten de principio a fin. Los Hombres G dicen que siempre intentan sorprender un poco. Les gusta innovar aunque todo lo que hagan va a sonar a Hombres G. De hecho, aseguran: “Lo que más nos preocupa y en lo que más interés ponemos es en que nuestra personalidad esté en el disco como nuestra manera de contar nuestras historias. Realmente solo nos preocupa sonar a nosotros mismos”.
Indudablemente, ellos mismos asienten: “Somos conscientes de que nuestra música ha traspasado generaciones, pero somos conscientes ahora que hemos visto que nuestra música ha conseguido ese milagro aunque nunca lo pretendimos. Nunca habíamos pensado que nuestra música iba a traspasar generaciones y que íbamos a estar aquí cuarenta años después. Se ha producido de una manera natural y gracias a nuestro público, que ha sido siempre increíble y maravilloso, y que a su vez ha traspasado nuestra música a sus hijos y a otras generaciones.” Es cierto que ahora a sus conciertos van familias enteras y tienen muy claro que esto es de agradecer. Obviamente, “eso solo se consigue haciendo canciones bonitas y haciéndolas toda la vida. No se puede bajar nunca el listón y, por supuesto, no se puede decepcionar nunca al público” reiteran.
Con una premisa tan clara es lógico pensar que los Hombres G siempre van a estar a la altura y van a cumplir con lo que se espera de ellos. De hecho, “La esquina de Rowland”, además de contar con la excelente colaboración del mexicano Carlos Rivera de quien solo tienen buenas palabras, viene cargada de videoclips porque “ahora la gente ve la música. Es la cultura de la imagen, las redes sociales, la inmediatez. Se juntan las dos disciplinas: la música y el vídeo. Si haces un disco pero no haces videoclips es como si hubieses dejado el disco a la mitad. De ahí que nuestros próximos singles vayan acompañados de un videoclip sí o sí como ya ha sucedido con los anteriores. Es una manera de tener el disco vivo. En esta era de la inmediatez las cosas duran muy poco.”
Precisamente, no ha sido poco lo que han durado los clásicos, los cuales, no faltarán en los conciertos. Ellos no se cansan de cantarlos y su público tampoco, porque se entrega al cien por cien dejándose, incluso, la voz o como ellos dicen: “Habremos cantado “Sufre Mamón” miles de veces y cada vez que la cantamos vemos al público que enloquece completamente”. “El poder de la música los hace atemporales”. David Summers decía que no se veía con 50 años cantando “Sufre Mamón» y ya ha superado esa barrera. Para ellos, “las canciones son entes que tienen más poder que uno mismo”. De hecho, no dudan en afirmar: “Ellas están por encima de nosotros. Aguantan el paso del tiempo mejor que nosotros y seguirán ahí cuando nosotros nos muramos”. Su intención es ir añadiendo “a ese grupo de clásicos otros temas como sucedió con “Lo Noto” o “Me siento bien”. Realmente lo importante es hacer clásicos y no hacer hits que duran un verano o un año o dos como mucho. Los clásicos se quedan para siempre.”
Y para siempre estarán Hombres G en la historia de la música y en la historia de nuestras vidas. Sinceramente, la vida son etapas y muchas de ellas están marcadas con un antes y un después como les sucedió a David Summers, a Rafael Muñoz, a Javier de Molina y a Daniel Mezquita en la sala Astoria de Madrid en el 85. Un lugar y una fecha que tienen grabado en la memoria porque fue el principio de todos los éxitos y experiencias que han venido después. Este grupo de amigos, con el que comenzaba este texto, sabe apreciar el presente sin perder de vista la perspectiva de la realidad. Valoran la salud y es lo que le piden al 2022 porque con ella podrán seguir haciendo lo que hacen. Su humildad y cercanía tienen el premio que se merecen: Un público que les echa de menos cuando tardan en subirse a los escenarios. Ahora, los mexicanos en Monterrey, Puebla, Ciudad de México, Querétaro, Torreón, San Luís Potosí, Aguascalientes y Guadalajara podéis disfrutar de su directo. Unos conciertos que no van a defraudar porque llevan la marca Hombres G. Siempre su lema de vida ha sido: “Voy a pasármelo bien” y con esta premisa nada puede salir mal porque la actitud en el día a día es fundamental. Por eso, si tras leer este lema has comenzado a tararear una mítica canción, no hay ninguna duda de que los Hombres G han escrito algún capítulo de tu vida. Quizás, sea el momento de dejar atrás el pasado más reciente y marcar un antes y un después en la pandemia al ritmo que marcan los Hombres G. Es tan sencillo como dejarse llevar. La cuenta atrás ha comenzado y creedme amigos mexicanos que la fiesta está asegurada. Bien sabéis allá que la vida está para disfrutarla.
¿Vais a perder la ocasión de descubrir que tiene de especial “La esquina de Rowland”? ¿Vais a dejar pasar la oportunidad de comprobar el estado del marcapasos de Marta, de gritar “sufre mamón” o de viajar hasta Venezia? Sé que no porque el público mexicano está esperando a Hombres G y los Hombres G están deseando encontrarse con su público de allá. Con esta combinación nada puede salir mal ya que todo apunta a que “vais a pasarlo muy bien”. ¡A disfrutar!
Entrevista publicada en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/sociales-y-espectaculos/story/28240/mexico-nos-lo-ha-dado-todo-hombres-g
Fotos de Daniel Summers
Estamos en el ecuador del mes de noviembre y tras el “día del soltero” ya solo se habla del “Black Friday” y del “Cyber Monday” a pesar de que todavía queda más de una semana. Hay que asumir que la incitación a comprar y las necesidades de vender son evidentes. No está mal darse un capricho o hacer algún regalo. Hace una semana ya dije que estamos en la antesala de la Navidad con todo lo que ésta conlleva. Las ganas de poder disfrutar de todo nos han hecho bajar la guardia respecto a la pandemia. Es cierto que llevamos demasiados meses con restricciones pero quizás sea el momento de ver lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Los números comienzan a subir y las consecuencias las vamos a pagar todos. No digo que paremos nuestras vidas porque no tendría sentido ya que el ansia por la normalidad nos puede. Además, nuestra salud mental también necesita de esos estímulos que la lleven a dejar atrás lo vivido.
Un pasado reciente que todavía está en nuestro presente y que de una manera o de otra nos trae algún que otro recuerdo. Alejarse de lo negativo siempre es bueno y si para ello hay que darse un capricho, éste estaría más que justificado. Cualquier excusa es buena para volver a sonreír porque la vida sigue pasando por mucho que nos lamentemos. Muchas veces esas quejas son injustificadas. Creo que a estas alturas hemos aprendido a valorar lo que tenemos y la salud está por encima de todo. Con ella podemos cumplir nuestros sueños y hacer frente al resto de adversidades. Ya no hace falta esperar al 22 de diciembre para darse cuenta de que la salud es el gordo que nos toca día a día. Frente al espejo, cada mañana tiene que aparecer la primera sonrisa de la jornada.
Obviamente, en veinticuatro horas puede suceder cualquier cosa porque en un segundo todo puede cambiar, pero la capacidad de adaptación de la que tanto se ha hablado en el último año y medio ya la tenemos más que aprendida. La actitud es vital. Como vital es mirar por nuestro bienestar y luchar por él. Por eso, seamos conscientes de que la Navidad está a la vuelta de la esquina y reunirnos con nuestros seres queridos es lo que más anhelamos, pero no está de más mirar de reojo a la cifra de contagios y seguir los consejos de los sanitarios.
Unos consejos que son por nuestro bien aunque estemos cansados de mascarillas, de distancia y hasta del lavado de manos si me apuras, pero ellos mejor que nadie han visto en primera línea los estragos que este virus ha causado. Pongamos en práctica el sentido común. Un sentido común que también nos invita a vivir de una manera distinta la realidad aunque esperemos que mas pronto que tarde todo vuelva a ser más o menos como antes. Estoy convencida de que la pandemia va dejar hábitos nuevos, pero nuestra esencia seguirá siendo la misma.
Noviembre comienza con el día de Todos los Santos y el Día de Muertos y después tiene marcado sus días basado en las compras. El pistoletazo de salida será el encendido de las luces de Navidad y a partir de ahí, todo sonará a las fiestas y habrá que dejarse llevar… La vida también es eso.
Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Enlace: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/28187/a-9000-kilometros-de-distancia
De repente y sin avisar, los termómetros se desploman. Aparecen las primeras nieves en las montañas y el frío nos abraza a todos. Ya sé que estamos en noviembre, pero entre el cambio de hora y el cambio de temperatura el cuerpo se rebela, o mejor dicho, el cuerpo necesita de algún que otro paracetamol para seguir adelante. Los días cada vez tienen menos horas de sol, los recuerdos de la estación estival recurren a nuestra mente ahora más que nunca, sobre todo, si eres un amante del calor como es mi caso: Bendita playa, bendito chiringuito que ahora se ha quedado huérfano de Georgi Dann, benditas terrazas, en definitiva, bendito verano.
Desde luego que noviembre ha querido que luzcamos nuestras mejores bufandas y abrigos para afrontar, en estos días, el frío que nos ha traído. Quizás una dosis extra de buñuelos no hubiese estado nada mal. Tiraremos de refranero y repetiremos concienzudamente que “al mal tiempo buena cara” porque si hay algo que no puede faltar en la vida, haga frío o calor, es el sentido del humor. No podemos dejar de sonreír aunque nuestro rostro sufra las consecuencias de los vientos heladores. Es cierto que muchos tienen marcado en el calendario el famoso “Black Friday” para ir a comprar los regalos de Navidad. Unas fiestas que están a la vuelta de la esquina como quien dice, pero no nos olvidemos que queda un mes y medio todavía como para estar comprando turrones como si no hubiera un mañana en los supermercados. Admiro a la gente previsora que quiere aprovechar los descuentos del “viernes negro” en español, pero asumir que los turrones, polvorones y mazapanes campen a sus anchas en los armarios de las casas con tanta antelación me cuesta entenderlo. Ya de los villancicos ni hablamos porque a este paso la Navidad va a durar trescientos sesenta y cinco días al año. Algo que, por cierto, no estaría mal si lo enfocamos en ese espíritu que la envuelve y nos convierte a todos en paz y amor. Una falso sentimiento que solo nace en la época más fría del año y que demuestra la auténtica esencia del ser humano. Que cada uno haga su propia reflexión porque yo la conciencia la tengo tranquila.
Como tranquilos hay que estar ante los acontecimientos que vienen. Se habla del apagón y cunde el pánico. Se habla del desabastecimiento y sucede lo mismo. A estas alturas, y después de haber sobrevivido a una pandemia creo que la capacidad de adaptación la tenemos más que superada. No nos tatuamos la palabra “resiliencia” de milagro, pero nos guste o no todos la hemos puesto en práctica desde marzo del 2020. Sin duda, una fecha para la historia personal de cada uno y, por supuesto, un hito universal en la humanidad.
Ahora bien, si hay algo en lo que todos tenemos puesta la esperanza es en el 2022 porque desde que comenzaran los “felices años veinte” no hemos levantado cabeza. Ya va siendo hora de que recuperemos esa ilusión que muchas veces se marchita con un simple pensamiento. Regar esa ilusión no siempre es tarea fácil, pero si hay algo que también trae la Navidad es precisamente eso. Ese espíritu que nos guste o no lo inunda todo. Quizás, sea un buen momento para recargar nuestro optimismo. Todavía estamos a tiempo de recapacitar. El mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos es dar con las claves que nos hacen felices, por supuesto, conjugando el verbo “vivir” sin ponerle ningún pero. Eso no está en el turrón, ni en los mazapanes, ni en cualquier dulce. Eso está en nuestra mente y aunque nos dé miedo, a veces, la soledad también ayuda. En definitiva, ser feliz es lo que cuenta.
Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Enlace en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/28005/cuestion-de-actitud
Siempre la llegada del mes de noviembre llega cargada de nostalgia y de recuerdos de quienes ya no están con nosotros. Los cementerios se llenan de flores, de lágrimas y de unos sentimientos que sin querer te devuelven al pasado. A un pasado en el que se han vivido muchos momentos con esas personas a las que añoramos, no solo en esta época sino todo el año. “Solo se muere cuando se olvida, y yo nunca te olvidaré”, un mensaje de la película de “Coco” que es una enseñanza con mayúsculas y, por supuesto, una gran verdad.
Las tradiciones a este lado del charco son distintas. Aquí, no concibo celebrar Halloween, pero reconozco que tuve la oportunidad de vivir uno al más puro estilo americano al otro lado del océano. Importar algo que no está arraigado a nuestra cultura no tiene sentido, si se hace por modas, peor me lo pones; quizás a todas esas brujas, zombies y demás seres les mueva irse de fiesta, pero para eso no hace falta excusarse en algo que no es nuestro.
No quiero “ni truco, ni trato” prefiero unos buñuelos y si me apuras hasta unos huesos de santo a pesar de que estos no me agradan demasiado, pero mi abuela tenía la costumbre de llegar siempre a mi casa con este dulce. Esa visita era una tradición en sí. Verla disfrutar de ellos será un recuerdo de los muchos que me quedan. Obviamente, si tuviera que preparar mi altar al más puro estilo mexicano estaría su foto junto con la de mis dos abuelos. Si tengo que elegir entre Halloween y el Día de Muertos mexicano, sin duda, me quedo con este último. De hecho, desde que regresara de allí a los buñuelos y a los huesos de santo hay que añadirle le pan de muerto.
Un pan de muerto que lleva implícito en sus ingredientes mucha historia. De México me traje muchos amigos, muchas experiencias, y por supuesto, muchas instantáneas entre las que destaco, en estos días, las que están teñidas de naranja. El naranja de la flor de Cempasúchitl. Siempre digo que soy afortunada por haber vivido en México el Día de Muertos. No me extraña que la UNESCO declarara esta fiesta como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. No olvidemos, y más en estos tiempos, estas palabras de la UNESCO: “…ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados desempeña una función social que recuerda al individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad…”
Una identidad que tiene que ser férrea a sus principios y a sus tradiciones. También, no me puedo olvidar de Don Juan Tenorio. A pesar de que intenten que Halloween lo inunde todo, los que somos cabezotas por naturaleza seremos la resistencia a las imposiciones externas. Reitero que solo incluiré en mis tradiciones el Día de Muertos porque México vive en una parte de mi corazón y, por eso, las calabazas solo las uso para hacer una buena crema y no como objeto de decoración.
Y dicho esto y recordando que Cicerón dijo: “La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”. Hoy mi homenaje tiene tres nombres: Rosario, Eusebio y José María. Tres personas que han dejado en mí una huella eterna. Mirando al cielo os abrazo, os recuerdo y os añoro. No hay duda de que sois eternos.
Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Enlace de El Valle: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/27835/recordando-a-los-ausentes
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