Ricky Martin: Pura Adrenalina

Se apagó la luz y se oyeron los primeros gritos. Así comienza el ritual de todos los conciertos. Ya quedaban pocos segundos para ver sobre el escenario del antiguo Palacio de Deportes a Ricky Martin. Tras un juego de luces rojas y blancas, sonaron los primeros acordes y la adrenalina ya estaba en niveles más que elevados.

Con el móvil en lo alto y las gargantas más que preparadas, todos los asistentes comenzamos a bailar al ritmo que fue marcando el puertorriqueño. Su primera canción fue en inglés y muchos se la tomaron como un calentamiento para las casi dos horas que quedaban por delante. Porque si hay algo que define a Ricky Martin es que derrocha energía en todo lo que hace.

Sin perder ni un minuto se fueron sucediendo los primeros temas hasta que Ricky saludó a su público de Madrid. Nos pidió que cantáramos, que bailáramos, pero sobre todo que disfrutáramos y lo pasáramos bien. Porque si hay algo importante en la vida es aprovechar cada momento. Acompañada por Rosa y por Ana fuimos siguiendo el frenético ritmo del concierto. Y fue con Vente Pa’ Aca cuando estalló la euforia en todos los fans, ya que antes y con cierto asombro escuchamos una versión algo peculiar, por lenta me refiero, de She Bangs.

Ricky Martin en pleno baile en Madrid

Siempre hay alguna anécdota y en esta ocasión me quedo por decirlo de alguna manera con el bilingüismo que está ahora tan de moda. Ricky Martin cantó Living la vida Loca y The Cup of Life en inglés pero cuando el público tomaba la palabra lo hacía en español. Unimos nuestras voces, pero sobre el escenario se oía una versión y en la pista otra. Algo curioso, pero eso sí, bien sincronizado.

Dejando al margen esto, no faltaron a la cita míticas canciones como María, La Bomba, Por arriba, por abajo… y a estas alturas del concierto el público ya estaba más que enamorado porque antes de hacernos bailar nos dio un disparo al corazón con sus baladas. Y es que cuando Ricky se pone tierno solo se oyen suspiros a tu alrededor.

Pero como todo lo bueno se acaba, ya sin voz pero con más ganas si cabe que al principio, sonó la más esperada de la noche. La mordidita puso el broche final a un concierto difícil de olvidar.

Y llegados a este punto, me permito decirle a Ricky Martin que canté, que bailé, que disfruté y que me lo pasé más que bien. Así que: Misión Cumplida.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

 

El legado del Vicente Calderón

He llorado, he reído, he gritado, he saltado, he cantado, he sufrido… Eso y mucho más solo lo ha podido conseguir un lugar: El Vicente Calderón. Los que tienen sangre rojiblanca y palpitan al ritmo del Atlético de Madrid saben de lo que hablo. En la ribera del Manzanares todo era posible. Cuando el Atleti jugaba en casa el territorio indio se llenaba de un ambiente inigualable. En las buenas y en las malas, los colchoneros siempre estaban ahí. No importaba si hacía frío, calor, o incluso si llovía, porque la afición rojiblanca es única, y eso, nadie lo puede negar.

El Vicente Calderón será inolvidable

Las despedidas nunca son agradables y más, cuando la que ha sido tu casa durante cincuenta años cierra sus puertas. En las mudanzas siempre son los recuerdos los que asaltan nuestra memoria. Obviamente tengo muchos, pero nunca olvidaré el día que volví al Calderón después de mi dura batalla. Reconozco que lloré de alegría porque fue el premio a la victoria más importante de mi vida. Allí, acompañada por mi padre y buenos amigos he visto al Barça, al Madrid, al Valencia, a la Juve, al Bayern… y no importaba si era un partido de Liga, de Copa o de Champions porque la intensidad de las gradas siempre era la misma. Ver ganar a los que defienden tus colores en el terreno de juego es una gran satisfacción, aunque “casi siempre” que se iba al Calderón el sufrimiento estaba garantizado. No obstante, eso era lo de menos, porque está escrito en nuestro ADN rojiblanco.

Ahora, con nostalgia, toca cerrar una etapa en la historia colchonera. El Paseo de los Melancólicos y la ribera del Manzanares ya no serán lo mismo. Atrás quedan los momentos vividos tanto en el cielo como en el infierno, “el pupas” dejó de ser tan pupas con grandes victorias. La próxima vez que vaya a ver al Atleti con mi equipación puesta ya no me bajaré en el metro de Pirámides, se me hará raro pero el Metropolitano nos espera. Cambiaremos de estadio, incluso de escudo, pero hay algo que siempre permanecerá perenne: Los sentimientos son inalterables. Seguiremos derrochando coraje y corazón, nunca dejaremos de creer y, por supuesto, siempre orgullosos de nuestros colores.

Como colchonera, hablar del Metropolitano me recuerda no solo al pasado de mi equipo sino que es decir su nombre y pensar, eso sí, con la mirada al cielo, en quién me inculcó ese “sentimiento que no se puede explicar”. Y como no hay palabras que describan todo lo que el Vicente Calderón me ha dado, solo puedo decir que el Atleti siga dando alegrías a mi corazón. Aquí comienza una nueva etapa, seguro que llena de triunfos, de noches cardíacas, de minutos inacabables… Pero sabemos que el Atleti combate y se levanta así que pensemos en el futuro, y por supuesto…

¡Aúpa Atleti!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

Eurovisión: Cinco puntos para el gallo de Manel Navarro

Dice el refrán que lo que mal empieza, mal acaba. Y es que desde el primer momento, la elección de Manel Navarro para representar a España en Eurovisión estuvo marcada por la polémica. Si hacemos memoria, por primera vez el público no tuvo la última palabra y eso, no gustó. La matemáticas no mienten y para quitarles la razón se la tuvieron que quitar al público.

En el festival de Eurovisión, nuestro país ha participado cincuenta y seis veces, de las cuales, ha obtenido dos victorias y cuatro segundos puestos. Cifras que forman parte de la historia eurovisiva porque España, en muchas ocasiones, ha pasado desapercibida por Europa en la tabla de puntaciones. Hasta ayer solo en dos ocasiones nuestro país había quedado en el último lugar. Primero fue Remedios Amaya con ¿Quién maneja mi barca?, después Lydia Rodríguez con No quiero escuchar y Manel Navarro hizo realidad eso de que no hay dos sin tres.

Manel Navarro actuando en Eurovisión

Al de Sabadell le gustaba el puesto en el que iba a actuar. Iba último en las casas de apuestas y los tres minutos de actuación llamaron la atención a muchos que ni siquiera conocían la canción. Ese momento en el que Manel hace un gallo fue la mecha que incendió Twitter. Uno tras otro, fueron apareciendo los memes más ingeniosos sobre el grave fallo de Manel Navarro. La canción ya era lo de menos. El protagonista había cambiado. El público, que no le había elegido, tenía motivos más que suficientes para “dar caña” a nuestro representante.

¿Qué se podía esperar de las puntuaciones? No mucho. Afortunadamente el cero desapareció del resultado pero con cinco miseros puntos no se puede ir muy lejos. Algunos hasta los consideran inmerecidos porque el ridículo en Kiev es imperdonable. Muy lejos nos pillan los 758 puntos que proclamaron campeón a Salvador Sobral con su tema Amar pelo dois. Él si que se convirtió en el auténtico “gallo del corral”, y nunca mejor dicho, porque en Portugal será la próxima edición del festival.

Hasta el año que viene hay tiempo para olvidar lo que pasó anoche en Eurovisión. La actuación y el gallo de Manel Navarro ya están escritos en los anales de la historia. Ya lo dice la sabiduría popular: El tiempo pone a cada uno en su lugar. Y lo de Manel es un claro ejemplo.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Archivos