VOY A PASÁRMELO BIEN

Los responsables del título de este artículo tienen nombres y apellidos. Llevan muchos años siendo los culpables de que cada vez que pronunciamos esa expresión entonemos en nuestra mente, con más o menos acierto, las notas que en su día escribieron en la partitura. David, Dani, Rafa y Javi o lo que es lo mismo, Hombres G han conseguido que su música pase de generación en generación. Confieso que el de Castellón no fue mi primer concierto en lo que llevan de gira con su último disco “La esquina de Rowland”, pero la sensación de disfrutar, de alegría, de buen rollo sigue intacta. No afecta el número de veces que los veas sobre el escenario porque la premisa de “voy a pasármelo bien” no falla. Ellos abanderan esta expresión y con ese tema arrancaron su show y dieron rienda suelta a las voces de un público que estaba entregado a ellos. Obviamente, sonaron temas de “La esquina de Rowland”, pero no faltaron los clásicos en los que los espectadores enloquecieron. No importó el calor, ni la humedad porque Hombres G consiguió que todos sudáramos la “gota gorda” al compás que nos iban marcando. Ya nos avisó David Summers que están a punto de cumplir los 40 años sobre los escenarios, así que habrá que ir preparándose para la próxima gira. Nunca viene mal que nos recuerden que en la vida hay que pasarlo bien.

Os animo a disfrutar de ellos en directo, pero si no es posible no hay disculpas que valgan porque el viernes se estrena en los cines la comedia por excelencia de este verano. El ritmo lo ponen “Hombres G” con una banda sonora que hace que se te vayan los pies en la propia butaca. Además, si eres de los que te arrancas a cantar a las primeras de cambio, también lo harás en la sala del cine. “Voy a pasármelo bien” te traslada al pasado y al presente al mismo tiempo. Te cuenta una historia de amor, de amistad, de recuerdos, de añoranza pero también consigue sacarte muchas sonrisas y más de una carcajada y, eso, en los tiempos que corren es una necesidad urgente. La película que dirige David Serrano tiene un guión brillante. Es amena y muy entretenida. Raúl Arévalo, Karla Souza y Dani Rovira encabezan un cartel en el que no hay que perder de vista la espectacular interpretación de los más jóvenes. Su talento te traslada al año 1989, a los recuerdos de la EGB y todo lo que esa época supuso. El paso del tiempo va cambiando a las personas. Las va moldeando, pero muchas veces la esencia de ellas permanece intacta. Y es ésta, precisamente, la que hace que los recuerdos inolvidables cobren más fuerza. El destino también juega sus bazas en el cine y en la vida real; en el antes y en el ahora como se puede ver en esta película. Os animo a verla y sobretodo a disfrutarla dejándoos llevar por lo que ella os transmita. Sentimientos hay muchos y buena música también. Avisados estáis.

En definitiva y con el permiso de David, de Dani, de Rafa y de Javi me atrevo a decir que “Voy a pasármelo bien” es el título de este artículo, el título de una canción y el de una película, pero siendo sincera debería ser un lema que abandere nuestras vidas porque cuando la vida te da una segunda oportunidad, como es mi caso y vives de regalo, lo único que deseas en el día a día es pasártelo bien y sonreír a pesar de las dificultades. Unos días te levantarás dando un salto mortal y otros medio dormido y arrastrando las zapatillas, pero lo importante es recordar que estamos aquí y que el presente vuela. Por eso, mientras pueda y gracias a que “aún tengo la vida” no negaré que “voy a pasármelo bien”.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/36248/voy-a-pasarmelo-bien

EL ÚLTIMO APLAUSO

Conocida es la frase que dice: “Cuando estás feliz disfrutas de la música, pero cuando estás triste entiendes la letra” y es que hay una canción para cada momento. He de reconocer que la música es una fiel compañera de vida y marca nuestra propia banda sonora. Hay ocasiones en que el ritmo de ésta puede variar, pero siempre será el apropiado. Además, si juntamos la solidaridad con el conjunto de acordes nada puede salir mal. “El último aplauso” es un ejemplo de ello y todo por Ucrania. Un país que está sufriendo lo impensable, pero por ellos grandes artistas se subieron al escenario para dar lo mejor de sí mismos ante un público que los recibió con los abrazos abiertos. “El último aplauso” recorrerá España y os aconsejo que no dejéis pasar la oportunidad de bailar con los clásicos de nuestra música. Obviamente, el término clásico es sinónimo de perdurable y solo por eso os garantizo que merece la pena. 

Con Poty Castillo como director artístico y presentador del Tour nada puede salir mal. Su simpatía y su cercanía llegan a la gente sin mucho esfuerzo, es lo que tiene ser natural. Una cualidad de la que no todas las personas pueden presumir. Y dicho esto, con la música por bandera disfrutamos en Rivas Vaciamadrid de Los Rebeldes, de Ramoncín, de Javier Ojeda de Danza Invisible, de Javier Andreu de La Frontera, de Alejo Stivel de Tequila, de Tennessee, de Raúl, de Natalia, de Lorca, de Kike Ruiz, de Dr. Livingstone, de la Banda del Capitán Inhumano y de Modestia Aparte. La variedad era mucha, pero sus canciones se las sabia todo el público. 

La pandemia nos quitó los conciertos y la música en directo, por eso, había muchas ganas de disfrutar y como dijo Lorca de vernos las caras. Él fue uno de los primeros en salir al escenario y recordarnos lo importante que es volver a retomar nuestra vida y nuestras costumbres. Su canción “Bésame en la boca” nunca pasará de moda, porque ahora nos podemos volver a besar y los besos, tras dejar las mascarillas, tienen un valor incalculable. Dijo Poty que el hijo de Maricarmen nos iba a hacer vibrar y lo consiguió también con su “Serpiente con tacón”. Los que hemos crecido con estas canciones también recordamos perfectamente a Natalia. La primera edición de Operación Triunfo siempre será inolvidable y a ella, le guste o no, siempre será esa bejamina que ha trabajado por llegar a donde ha llegado y con proyecto nuevo a la vista. 

A la vista de todos quedó claro que Modestia Aparte nunca pasa de moda. Quizás sean “cosas de la edad” o no, pero el público se dejó llevar por “Ojos de hielo” y, por supuesto, por “Es por tu amor”. Un amor que les devolvió su público con grandes aplausos. Con los mismos aplausos que subió al escenario Raúl, aquel joven que nos marcó varios veranos y que demostró que “Sueño su boca” sigue presente en nuestra memoria. Y si me apuras hasta nos marcamos la coreografía.

Para coreografía o movimientos guiados, los que pidió la Banda del Capitán Inhumano al público. Estos son impredecibles, pero sacan grandes sonrisas y éstas son lo más valioso que hay y después de lo que hemos pasado su valor es incalculable. 

Decía Tolstoi que “la música es la taquigrafía de la emoción” y emociones, precisamente es lo que hubo en el Auditorio Miguel Ríos. Muchos artistas consiguieron que la gente hiciera un paréntesis en su rutina. En la vida hay que desconectar y gracias a ellos yo, por lo menos, conseguí dejar de lado el día a día. Es justo reconocer que todos los cantantes nos hicieron vibrar, pero obviamente quien puede presumir de hacernos saltar de verdad fue Alejo Stivel de Tequila. Sería bueno seguir al pie de la letra su canción y decir, a menudo: “Salí de casa con la sonrisa puesta, hoy me he levantado contento, de verdad”… Porque la vida son momentos y la pandemia nos ha enseñado que en un segundo todo puede cambiar. 

Por eso, gracias por este concierto. Gracias por esta iniciativa. Gracias por vuestra solidaridad y gracias por hacer que durante unas horas me olvidara de todo o de casi todo. No puedo acabar estas palabras sin rendir un homenaje a un gran amigo que ya no está con quienes le queremos. Por eso,  mirando al cielo me permito dedicar mi particular “último a aplauso” a Juan.

Gracias y que la música siempre nos acompañe.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/33305/el-ultimo-aplauso

CARTA A MELENDI

Concierto de Melendi en Castellón

Han pasado tres años desde que no nos vemos, tres años que han sido una eternidad. De repente, todo cambió y si tú echabas de menos a tu público, tu público te echaba de menos a ti. Era tu cuarto concierto de esta gira que por fin se ha podido realizar. La parada era en Castellón, una tierra que se volcó contigo desde que saliste al escenario. Auguró Carlos Latre imitando a Raphael que sería una gran noche y, permíteme que te diga que lo fue.

Hemos sido “guerreros” ante una pandemia que nos ha hecho valorar las pequeñas cosas. Quizás, nos haya enseñado a vivir, pero como bien dijiste este periodo de introspección ha dado para mucho. Te confieso que en el confinamiento puede que tuviera un “violinista en mi tejado” bastante triste mientras resistíamos el encuentro con nosotros mismos. Además, con la incertidumbre que reinaba en el ambiente puede que hasta creciera un “jardín con enanitos” en mi cabeza con tal de evadirme de la cruda realidad. Pero el tiempo, querido Melendi, ha querido que nos reencontráramos y a pesar de la mascarilla y las medidas de seguridad, los sentimientos no cambian. Dicen que hay pastillas para todo pero, sin duda, la mejor es ver disfrutar a la gente que quieres. Eso cura más que nada y en los tiempos que corren, eso vale oro. La noche del sábado, respirando el olor a mar sanaron las heridas del alma porque la emoción, la adrenalina y la felicidad se respiraba en el ambiente. No sé si fue “casualidad o destino” que te viera sobre el escenario con mis amigos Claudia, Ely y Sergio pero me alegro de que mi primer concierto desde que llegó el coronavirus a nuestra realidad fuera con ellos. Esto será inolvidable.

Si tú hiciste una “promesa” yo también. Y las promesas hay que cumplirlas y no hay peros que valgan. Tal vez algún “casi” pero como bien cantas en “casi se quedó” porque no hay lucha sin victoria. La vida me enseñó qué batallas quiero luchar, por eso, a voz en grito canté “ella no es solamente lo que ves, a ella ni tú ni nadie le para los pies” porque tienes razón hay que dejarnos bailar. Una canción que no sabía si estaba en tu repertorio, pero que me hizo especialmente feliz vértela cantar en directo. Significa mucho porque es muy fácil poner límites a los demás o cuestionar su valía sin ni siquiera dar una oportunidad. Seguro que todos sabemos de lo que hablo a estas alturas…

Pero bueno, está claro que siempre de lo malo hay que quedarse con lo mejor. Esos abrazos, esas bromas, esos gritos de “Melendi, Melendi” que tanto añorabas te los regaló un público que estaba entregado a ti. La vida es eso y durante dos horas olvidamos la cruda realidad porque evadirse es bueno y contigo como banda sonora nada podía salir mal. El sábado hubo “lágrimas desordenadas” cargadas de mucha nostalgia, de muchos recuerdos, de mucha ilusión… En definitiva, los sentimientos, a veces, salen por los ojos y son salados. Ahora bien, estoy convencida de que algún día dejaremos al virus “tocado y hundido”.

Querido Melendi, pensaba que esta carta iba a ser “sin remitente” pero me he dado cuenta de que no es posible. Por eso, la firma una servidora que va “caminando por la vida sin pausa pero sin prisa” porque llevo quince años viviendo de regalo y puedo gritar a pleno pulmón que Aún tengo la vida”.

Jimena Bañuelos

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/25762/carta-a-melendi

Déjala que baile

Alejandro Fernández, el alma de México en Madrid

El reloj marcaba las nueve y media de la noche y tras escuchar a una persona de la organización decir: “ahorita empieza” supe que Alejandro Fernández se iba a hacer de rogar, porque cuando juntas a un mexicano con este adverbio el reloj no entiende de minutos… ¡Ay cuántos recuerdos en una sola palabra!

A la mañana siguiente, yo misma dije: “ahorita me pongo a escribir”… y hasta hoy. Así que no seré yo quien critique al mexicano por su retraso y más cuando arrancó el concierto con En lo correcto, un tema que me encanta. Llevaba meses esperando esta cita y ahora solo me tocaba disfrutarla y ver el torrente de voz del que Alejandro Fernández puede presumir.

Alejandro Fernández en el WiZink Center de Madrid

Rompiendo Fronteras es el nombre de esta gira y Alejandro Fernández sabe lo que es que te quieran lejos de tu tierra natal. El público llenó el WiZink Center de Madrid y aunque estuvo casi dos horas rendido a las canciones del mexicano le costaba despedirse de él. En la primera parte del espectáculo entonó grandes temas como Quiero que vuelvas, Pude, Inocente, Tienes que entender, Me dediqué a perderte, Canta Corazón, Qué voy a hacer con mi amor… y puso el broche final con Sé que te duele. La euforia ya se había apoderado de todos los asistentes pero ahí no quedó la cosa. Tras unos minutos de incertidumbre y sabiendo que el concierto no había terminado, este compadre nos hizo el mejor regalo. Salió el mariachi, él vestido para la ocasión y luciendo el sombrero charro… Todo esto supuso que la alegría brotara por todos los rincones del antiguo Palacio de Deportes. A mí, particularmente, me tocó el corazón y me puso la carne de gallina. Los recuerdos de México, entre ellos, la gente a la que extraño a diario, estuvieron, por un momento, más cerca que de costumbre. Guadalajara, ¡Ay! Jalisco no te rajes, Mátalas (con un  homenaje a la mujer) o Loco fueron algunas de las rancheras que marcaron el compás hasta que “el rey” quiso poner punto final a la noche.

Pero no hay concierto que se precie sin que el público reclame los bises y vitoree el nombre del artista. Nadie se movió de su sitio porque Alejandro Fernández tenía que volver a salir. Y lo hizo para dejarnos a todos con la boca abierta rindiendo un homenaje a Juan Gabriel. La gente que no está nos ha enseñado muchas cosas y nos ha dejado su legado algo que puso en valor Alejandro Fernández antes de interpretar Que seas muy feliz.

Y con la sonrisa en la cara, la felicidad por bandera y al ritmo de mariachi, el público abandonó el recinto no sin antes gritar en varias ocasiones Viva México y Viva España. Esperemos que no tarde en regresar nuestro compadre Fernández porque en aunque ya lo estamos extrañando, se despidió sin decir… “ahorita vuelvo”.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

A ritmo de Bruno Mars

Llevaba meses esperando esa fecha. Ha sido una cuenta atrás muy larga, menos mal que todo llega a quién sabe esperar. Por fin, el pasado viernes vi y disfruté del espectáculo que Bruno Mars ofreció a las cincuenta y cinco mil gargantas que llenaron el Metropolitano. Mejor sitio no pudo escoger. Pasará a la historia colchonera por ser el primero en llenar la casa rojiblanca de música y de grandes bailes. Si algo es indiscutible es que Bruno Mars es puro espectáculo.

El ambiente era caluroso pero cuando el hawaiano subió al escenario el termómetro se disparó. Los gritos retumbaban porque la adrenalina era mucha. Nos sabíamos todas las canciones de su último disco, y por supuesto, de los clásicos que nunca faltan en las giras de Mars. Finesse fue la escogida para arrancar la noche. Una noche plagada de luz porque la pirotecnia no faltó. La música marcaba el ritmo, no solo de los pies de Bruno y sus acompañantes, sino de los fuegos que dejaban a los asistentes con la boca abierta.

Bruno Mars en el Wanda Metropolitano (Madrid)

El público estaba rendido a Bruno Mars antes de empezar, y eso que lo hizo con retraso, pero lo tenía todo perdonado. Hasta se quejó del calor hablando en español. Precisamente, nuestro idioma es lo que introdujo en Calling all my lovelies para llevarse el corazón de muchas al decir: “Te quiero mucho mi niña”. Y es que cuando se puso romántico el Metropolitano se llenó de las pequeñas luces de los móviles. Unos móviles que no pararon de grabar y hacer fotos para el recuerdo de los asistentes.

Y hablando de recuerdos, será difícil olvidar la mítica Marry You. Confieso que es un tema que me encanta pero lo bonito fue la pedida de mano que un joven le hizo a su novia. Los que fuimos testigos de eso les dedicamos nuestro aplauso y por segundos le robaron el protagonismo al cantante. Anécdotas aparte, la música siguió sonando con clásicos como Treasure, Runaway baby, When I was your man, Just the you are… No miré el reloj en ningún momento pero cuando comenzaron las despedidas mi prima y yo queríamos más. Estábamos dispuestas a seguir bailando porque casi sin voz poco podíamos cantar.

El ritmo del concierto fue frenético pero haciendo un repaso mental a Paula y a mi nos faltaba un canción. Y sin ella estaba claro que nadie iba a abandonar el Metropolitano. La petición de los bises llevó algún que otro cántico futbolístico, pero no es de sorprender, porque en esas gradas está la mejor afición del mundo. Colchoneros seguro que había y me consta que a más de un vikingo no le importó estar en el terreno de los indios… Los gritos hicieron su efecto y la oscuridad cedió paso a una explosión de luz que sonaba a Uptown Funk. Ahí ya lo dimos todo y con una gran sonrisa pusimos punto final a la noche con la que llevábamos soñando desde diciembre.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Sergio Dalma, el protagonista del día de la madre

Era el día de la madre y solo podía ir con ella al concierto de Sergio Dalma. Es evidente que somos de generaciones distintas pero siendo yo pequeña ella me adentró en los clásicos de la música italiana. Fueron la banda sonora en mi casa,  en muchos viajes en coche… en mucho momentos de mi niñez y ahora, gracias a ella y a Dalma he vivido un concierto de esos que marcan en la memoria momentos especiales. Y es que Sergio Dalma tiene razón al asegurar que “el término clásico es sinónimo de música perdurable”. Porque lo que se vivió ayer en el Teatro Circo Price de Madrid será difícil de olvidar.

Sergio Dalma en el Teatro Price de Madrid, presentando Vía Dalma III

No habían sonado los primeros acordes y ya nos anunciaron que era una noche dedicada al amor. Estaba claro que no iban a faltar las baladas pero en Vía Dalma hay de todo y el público estaba dispuesto a entregarse a cada tema del repertorio. Y qué mejor forma de arrancar la noche que con Toda la Vida, el mismo tiempo que tus fans llevan tarareando todas tus canciones. Solo tú sabías como enamorar al público desde que se encendieron las luces. Los fans tienen más que claro que Este amor no se toca porque por mucho reggaeton que se escuche en las radios han llenado el Price tres noches por ti. Así que no digas: Necesito un amigo porque los hechos demuestran que personas como tú se hacen querer. Eso sí, no solo las de la primera fila sintieron el Mía como algo suyo, doy fe de que hasta las que estaban más alejadas aceleraron sus palpitaciones.  hiciste estallar de euforia a un público que no necesitaba saber italiano para tararear el mítico Volare al compás que ibas marcando. No dudo que serás un Trotamundos, como yo, pero de El Mundo se aprende mucho y la vida se llena de experiencias.

Será porque te amo era el único tema que me sabía en italiano y no por casualidad. Ya se encargó mi primera profesora de esta lengua de que me la aprendiera pero gracias a ti, ya la puedo hacer bilingüe. Mi madre disfrutó desde el primer momento, sintió lo mismo que Dalma al cantar uno de sus temas favoritos, Amores. Los pelos de punta se nos pusieron al escuchar el fabuloso Solo para ti, y eso que ya habíamos gritado Te Amo tal y como lo hacía Chenoa. Eso sí, el público algo más desafinado pero eso era lo de menos. Ya que si lo de cantar no era lo nuestro al menos pudimos Bailar Pegados.

Los bises tuvieron nombre de mujer, había muchas Galileas, que No te pedían la luna sino simplemente echaban de menos su canción. Sin duda, fue el mejor broche final. Nos hizo saltar y aplaudir como nunca. Después de dos horas de concierto, apenas sin voz, reconozco que A buena hora decidí festejar el día de la madre con ella y contigo. Fue una noche especial entre una hija que solo quería ver disfrutar a su madre. Por eso, puedo asegurar que salimos del Price en la Gloria.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

Más es Más

Es un recorrido que me encanta hacer porque según me acerco a la parada de Pirámides mi adrenalina va subiendo. Anoche fue diferente. La ribera del Manzanares se preparaba no para gritar los goles sino para cantar el repertorio de Alejandro Sanz. El ambiente era diferente pero las ganas de pasarlo bien se palpaban en cada rincón del Vicente Calderón.

Dicen que lo bueno se hace esperar. Y aunque la espera para este concierto único ya fue larga, los minutos hasta que se apagaron las luces se hicieron eternos. Eso sí, si hay algo que no puede fallar en el Calderón es la animación, y el público lo sabe. Varias olas y videos fueron preparando a las 50.000 personas que se reunieron en el ya histórico Más es Más.

Con Ana y Rosa disfrutando de una noche única

Recuerdo que la primera vez que canté Corazón Partío fue en la Plaza de Toros de Burgos, entonces era una niña, y aunque han pasado muchos años de eso, anoche disfruté con la misma ilusión. En esta ocasión, me acompañaban dos grandes amigas. Con Ana y Rosa he vivido muchos momentos, pero nunca un concierto en la que ha sido nuestra casa futbolísticamente hablando. Dijo Alejandro Sanz que en la vida todo es posible, que hay que luchar por nuestros sueños y no le falta razón. Sueños tengo muchos y con esfuerzo pueden ser una realidad. Gracias a que Ana peleó estoicamente en Internet por conseguir las entradas, hemos llenado la memoria de unos recuerdos que, sin duda, serán inolvidables.

Como hace veinte años, con Hoy que no estás arrancó el concierto, esta vez le acompañaba Dani Martín. Fue el primero de la larga lista de invitados que pisarían el escenario. Pablo López, Juanes, Malú, Laura Paussini, Juan Luis Guerra, Pastora Soler, Pablo Alborán… fueron enamorando a un público que estaba rendido a las notas de Sanz. Eso sí, el momento que cautivó a los asistentes lo protagonizó Niña Pastori entonando Cuando nadie me ve. Hasta Alejandro Sanz se emocionó cuando la de San Fernando cantó a su Cai.

 Y aunque la noche prometía ser perfecta, en los campos de fútbol siempre hay alguna protesta. En esta ocasión los pitos no se los llevó el árbitro sino que cayeron sobre los responsables de las pantallas. Unas pantallas en las que se proyectaban buenas imágenes pero olvidaban enseñar a los verdaderos protagonistas: Los cantantes. Aún así y después de más de dos y media de concierto, Alejandro Sanz ganó por goleada. Tuvo palabras de agradecimiento, homenajeó al Vicente Calderón que anoche cerró su etapa y se llevó el cariño de un público que coreaba su nombre.

Las despedidas son tristes, nadie se quería marchar y acompañado por las luces de los juegos artificiales dijo adiós. Un adiós que se convirtió en un hasta luego. En Madrid siempre, querido Alejandro, juegas en casa. Así que tus seguidores ya han comenzado la espera para tu próxima cita. Porque, no lo olvides, tu público tiene ganas de Más.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

¡Hasta pronto Alejandro Sanz!

Dice el refranero español que todo llega a quien sabe esperar y aunque la espera se nos hizo larga porque no sé Desde Cuando tenía la entrada. Por fin, el pasado martes Pisando Fuerte llegamos al Palacio de Deportes a cantar todas y cada una de las canciones de Alejandro Sanz. Queríamos disfrutar y vaya que si lo hicimos. La felicidad se respiraba en el ambiente. Las sonrisas llenaban nuestras caras, sin duda, a esa hora y en ese momento me encontraba en el “paraíso buscado”.

Gira Sirope de Alejandro Sanz. Último concierto.Madrid

Gira Sirope de Alejandro Sanz. Último concierto. Madrid

La gira Sirope ha sido larga, pero el destino ha querido que nos juntáramos en el último concierto. No siempre querer es poder, pero los caprichos de la vida, ésa que no es un Camino de rosas, hicieron de esa noche un recuerdo para siempre. Comenzó el concierto con una canción que me enamoró desde el primer día. Deja que te bese fue la mejor dosis de adrenalina que pude recibir para vivir intensamente las dos horas que quedaban por delante. Acompañada de Rosa, Almudena y Ana estaba dispuesta a darlo todo. Obviamente, entregué mi voz a las canciones de Alejandro Sanz quien, a su vez, es gobernado por el Capitán Tapón. Mande quien mande, hay una premisa muy clara: La música no se toca. Y eso, es algo que todos los que estábamos allí cantamos con más o menos afinación…

Prometió sorpresas. Las hubo y muy buenas. Con Rosana llegamos a Labana, de ahí al No me compares con Pablo López. Incomparable fue Lo Ves con India Martínez para culminar con Cuando nadie me ve, ante los miles de espectadores, con Niña Pastori. A estas alturas el público ya estaba rendido a un Sanz que llevaba la bandera de Madrid en el cuello y solo podía vitorear su nombre. No es lo mismo contarlo que vivirlo. La experiencia es la que deja huella en los recuerdos. Esos recuerdos que en los días malos pueden ser la mejor fuente de positividad. Yo ya los he archivado, posiblemente los necesitaré…

Y llegados hasta aquí, y como no me gustan los finales ni las despedidas… solo puedo decirle a Alejandro Sanz: Amigo mío, Mi soledad y yo esperaremos hasta junio, posiblemente, Viviendo deprisa, mientras le ponemos tiritas al Corazón partío… Vuelve pronto porque la cuenta atrás para el próximo concierto ha comenzado…

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

David de María: sentimiento en estado puro

Cuando se trata de tomar decisiones unas veces se tarda más tiempo que otras, pero si la música está por medio y hablamos de un concierto, en segundos está todo claro. Al menos, esa fue mi reacción ante la propuesta de una amiga para ir a ver a David de María. Reconozco que me ilusionaba ver a este gaditano en directo pero a la vez tenía muchas dudas sobre lo que me esperaba en el teatro Barceló de Madrid. Pues bien, esos interrogantes que me rondaban los días previos fueron resueltos con una notaza. David de María enamoró al público no sólo cantando Séptimo Cielo sino recordando grandes temas de su carrera musical. Además, hubo sorpresas hasta el final…

Desde el primer momento, el público le estaba esperando pero él también esperaba al público de Madrid. En esta ocasión la cita fue cerca de Tribunal y no como dice una de sus canciones en “la parada de Sol”. Con un sentimiento que no podía disimular fue derrochando todo su talento canción a canción y es que con guitarra o sin ella, David es capaz de poner los pelos de punta a cualquiera. Porque cuando el corazón habla no hace falta añadir ninguna palabra más. Al menos, sus golpes en el pecho lo decían todo.

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En el teatro Barceló de Madrid

Pasaban los minutos demasiado deprisa, las canciones iban dejando mi voz con menos fuerza pero eso era lo de menos. De hecho, Que yo no quiero problemas, una de mis favoritas, me dejó sin voz y con las pulsaciones algo aceleradas de los muchos recuerdos que ésta me trae. Pero ahí no quedó la cosa. Este orgulloso papá compartió escenario con grandes amigos. Uno de ellos fue Antonio Carmona y lo mejor el homenaje que hicieron. En abril de este año, la música se quedó huérfana con la pérdida de Manolo Tena. ¿Quién no ha tarareado alguna vez su Pasión Gitana? Pues ni más ni menos, este temazo hizo que todos nos uniéramos a este dueto tan especial. El colofón final, o mejor dicho, la revolución final llegó cuando pisó el escenario Tomasito. Sin duda, tanto jerezano junto me hizo acordarme de una parte de mi familia que por culpa de la distancia veo poco.

Y así, con este grupo de amigos y un ritmo más que flamenquito, David de María se despidió de su público. Las despedidas no siempre son amargas porque esperemos que vuelvas pronto por Madrid. Y como ya he dicho antes: Te espero en la parada de Sol.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)