EN LA PREVIA

Van pasando los días y con la vista puesta en el próximo cuatro de mayo siguen coleando las consecuencias de la convocatoria electoral en Madrid. Los partidos políticos, después de dar a conocer a sus candidatos, están ya de precampaña. Todo lo que se diga cuenta mucho, porque se analiza cada detalle. La primavera viene cargada sobre todo de promesas. Unas son asumibles y otras, solo por su envergadura, ya van envueltas en un halo de mentira. No todo vale para convencer al electorado. Estamos viviendo una situación muy complicada y muy dura. La pandemia no nos da tregua y nuestro nerviosismo va en aumento. Estamos agotados, hartos y asqueados de todo y el motivo es el virus que nos golpeó hace un año y que sigue entre nosotros. Por eso, no estamos para tolerar tonterías de nuestros políticos. Ver la realidad es vital y valorar cómo se ha gestionado la pandemia también. Queda mucho para la jornada de reflexión pero ya se puede ir haciendo balance. Un balance que se puede plasmar en las urnas. Éstas dirán en quién depositamos la confianza para seguir haciendo frente a la crisis sanitaria y a la crisis económica que está arrasando nuestra atípica rutina. 

Una rutina que basa su futuro, sin duda, en la vacunación. Nos guste o no la esperanza está puesta en ella. Eso sí, siendo realistas, hasta que consigamos la inmunidad de rebaño tan deseada, nos queda mucho. No nos engañemos porque las cifras son evidentes. 

Y hablando de cifras, también adquieren protagonismo las que nos dan las encuestas para la Comunidad de Madrid. Ayuso es la que figura en todos los titulares. Ha demostrado que de seguridad y de coraje está bien servida. Ahora es el objetivo de todos sus rivales. Se presume una campaña muy dura, de hecho, Iglesias no ha tardado en atacarla pero la candidata del PP se crece en la adversidad. Lo ha demostrado y lo seguirá haciendo porque está en su carácter. Precisamente, éste ha sido vital para plantar cara a quienes le han subestimado y a quienes la tienen en el punto de mira. 

Y en el punto mira de los votantes quieren estar todos los candidatos, pero eso es imposible. La realidad se ve desde distintas perspectivas y cada uno es libre de escuchar y ver lo que desea. Precisamente, la libertad protagonizó el inicio de esta convocatoria electoral. No nos olvidemos de que somos libres por muchas restricciones que ahora tengamos. Una cosa no quita la otra. Respetar las medidas es vital para todos, pero de ahí a suprimir otro tipo de derechos hay una línea que no se puede cruzar. 

De momento, es mejor cruzar los dedos para que la pandemia se frene porque la cuarta ola está llamando a nuestra puerta. La salud es primordial ya que sin ella pocas cosas se pueden hacer, de hecho, es evidente que es una de las muchas lecciones que hemos aprendido de esta crisis de la Covid-19. Todavía vivimos en la incertidumbre, una difícil compañera de vida, pero a la vez una aliada para aferrarse más al presente. Por eso, con unas elecciones a la vista, unos días festivos muy próximos y un repunte que se deja ver; seamos sensatos y apliquemos el sentido común. Parece que hay muchas personas que lo tienen oxidado de no usarlo. Quizás sea un buen momento para volver a ponerlo en practica porque, sin duda, es un buen aliado no solo para la pandemia sino también para tomar decisiones…

Jimena Bañuelos

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/21171/en-la-previa

ELLA

Se inició la semana festejando el día de la mujer y en la agenda estaba marcado, no solo el aniversario del peor atentado terrorista que hemos sufrido en España sino que también figuraba en ella el comienzo del confinamiento más estricto. La pandemia hace un año disparó todas las alarmas. Pues bien, en medio de todo esto se inició un encadenamiento de mociones de censura que nos iba dejando perplejos a una mayoría. Los hilos que se mueven en la política, por supuesto, van más allá de la preocupación por los ciudadanos. Mientras asumimos las estrictas medidas incomprensibles y anhelamos con que se acelere el proceso de vacunación; hay quienes están más preocupados por su sillón. Un sillón, que no se nos olvide, elegimos en las urnas libremente a quién se lo damos. 

Precisamente, una cita en las urnas tenemos los madrileños el próximo cuatro de mayo porque Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, decidió hacer frente a quienes la torpedeaban en el poder. Valiente decisión la de esta mujer que disolvió la Asamblea y que llena de coraje instó al electorado a elegir entre: Socialismo o Libertad en su primer tweet tras el golpe en la mesa que dio el pasado miércoles. Nunca se puede subestimar a una persona y ella ha demostrado en más de una ocasión que de arrojo anda sobrada. Quizás sea ella la que le quite el sueño al presidente del Gobierno… Atónito dejó a su vicepresidente, Ignacio Aguado, de Ciudadanos pero la moción de censura que el partido de éste iba a presentar en Murcia hizo saltar las alarmas. Por cierto, una moción que, previsiblemente, fracasará, dejando en el aire la reputación del partido que lidera Inés Arrimadas y al cual muchos ya dan por muerto. Se han oído todo tipo de declaraciones, muchas de ellas muy contradictorias, lo que demuestra que la mentira las acompaña. La revolución interna que se ha producido en este partido tendrá sus consecuencias y el tiempo nos las irá mostrando. Desde fuera su credibilidad es poca y los ciudadanos llevamos un año soportando no sólo la pandemia sino las muchas incongruencias de quienes nos dirigen. Hablar de hartura se me queda corto porque la fatiga pandémica no solo es anímica sino también política y lo que nos faltaba era el espectáculo de la semana pasada. 

Pero el show debe continuar y la vida también. Seguimos conviviendo con un virus que se ha llevado muchas vidas por delante, que está dejando la economía muy tocada, pero aún así hay que mirar al futuro con esperanza. Ésta no se puede perder, no hay moción de censura que consiga acabar con ella. Las vacunas están llegando y los datos demuestran que son eficaces. Me alegra saber que en breve me tocan mis dosis por ser persona de riesgo. Me pincharé sin poner ningún pero porque ese momento será el principio del fin para ir recuperando “cierta normalidad”. Una normalidad que cada vez se echa más de menos aunque tengamos que seguir con precauciones. 

Unas precauciones que si todos respetamos nos ayudarán a evitar la cuarta ola. Creo que con tres ya vamos bien servidos. Es incuestionable que el tiempo pasa, pero desde que se produjo el primer confinamiento parece que ha transcurrido una eternidad. Pongamos freno a esta situación, demos un respiro a nuestros sanitarios y despertemos de esta pesadilla. En nuestra mano está lograrlo más pronto que tarde. ¿Nos ponemos manos a la obra?

Jimena Bañuelos

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/20948/ella

JUNTOS

Es inevitable no tirar de recuerdos estos días. Hace un año cumplía la tradición de ir con mi padre al Wanda Metropolitano para ver al Atleti. Nunca pensé que aquel partido ante el Sevilla iba a ser el último que viviría en mi casa futbolística en tanto tiempo. Aquella jornada, a pesar de que el virus ya pululaba por el ambiente, la disfrutamos como buenos colchoneros animando a los nuestros, gritando sus goles y sufriendo en los momentos decisivos. Eso sí, no éramos conscientes de la que se nos avecinaba. Ese siete de marzo pasará a la historia de mis mejores añoranzas. Un año después, seguimos comentando los partidos del equipo de nuestro corazón por teléfono o por mensajes. Menos mal, que el destino ha querido que el derbi lo hayamos podido ver juntos porque la distancia con los seres queridos cada vez pesa más. La fatiga pandémica está aflorando por días y no siempre el nivel de fuerzas está al cien por cien. Una buena recarga de energía es vital para afrontar lo que todavía nos queda por delante. 

De la unión nace la fuerza. Si ésta te la dan tus seres queridos no existe mejor tratamiento para curar los “bajones” propios de la pandemia o de la abstemia primaveral, si queremos buscar otro culpable. A estas alturas ya sabemos valorar los pequeños momentos que la vida nos va brindando a cuenta gotas. Ya se habla de las estrictas medidas que se van a adoptar de cara a la Semana Santa, pero hasta que ésta comience hay que vivir el presente. Algo que nos ha dejado claro esta pandemia desde que se inició. La importancia del ahora es incuestionable.

Por eso, disfrutemos con las precauciones oportunas. Todavía somos muchos los que estamos esperando la vacuna y anhelamos esa inmunidad tan necesaria. La ciencia está de nuestro lado, pero en nosotros está que todo el esfuerzo de los que investigan y los que nos cuidan dé sus frutos. Los datos demuestran que si nos cuidamos podemos aplacar al virus. Ya va siendo hora de potenciar la responsabilidad individual ya que en ella reside nuestro futuro a corto plazo. Las medidas absurdas de algunos dirigentes políticos ponen de manifiesto su nula gestión, buscando culpables donde no los hay. Menos mal que todavía queda algo de sentido común.

Un sentido común del que tanto he escrito, y, sin duda, lo seguiré haciendo porque será este particular sentido el que nos lleve a “otra normalidad” en la que podamos recuperar todo lo perdido.  Nada volverá a ser como antes porque de una manera o de otra a todos nos está marcando nuestro duro presente, pero si hay algo que tengo claro es que aunque la distancia no impide un sentimiento y la tecnología nos ayuda a estar virtualmente con los nuestros; no hay nada como estar juntos. Juntos nos hemos emocionado, juntos nos hemos reído, juntos hemos disfrutado, juntos hemos librado muchas batallas y juntos brindaremos por el fin de esta pandemia. Nos quedan muchos momentos por vivir y espero que sean juntos.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/20764/juntos

POCO A POCO

Se empieza a ver un poquito de luz al final del túnel. Es apenas un puntito pero algo es algo y los que somos optimistas nos aferramos a ello. La vacunación sigue su curso y aunque todavía somos muchos los que estamos esperando ese pinchazo, cada vez conocemos a más personas que están inmunizadas o que están en proceso. Sin duda, las buenas noticias son para celebrarlas, siempre respetando las medidas de seguridad porque estar vacunado no supone bajar la guardia ante el virus, el cual, ha demostrado que se aprovecha siempre de los momentos en los que nos confiamos. 

En el calendario, muchos tienen marcada la Semana Santa pero la realidad nos demuestra que tenemos que ir día a día. De hecho, ya se ha renunciado a las Fallas de Valencia, a la Magdalena de Castellón e incluso a la propia Semana Santa. Muchos pasos no saldrán a la calle para el disgusto de sus fieles pero el sentido común pone en valor la salud de todos. Por eso, seamos conscientes de que la situación que tenemos no nos permite todavía volver a la “antigua normalidad”. Una normalidad que echamos, cada día, más de menos porque la fatiga ya nos está pasando factura, sin embargo, el esfuerzo tendrá su recompensa. Además, ahora el tiempo está a nuestro favor porque vamos ganando luz a los días. El invierno está llegando a su fin y el sol, nos guste o no, nos llena de vida y de energía. Prueba de ello es que el pasado fin de semana, las calles y las terrazas de Madrid estaban llenas de gente, al igual que los parques. Éstos, de hecho, están recién abiertos. No hay ninguna duda de que tenemos muchas ganas de estar al aire libre y disfrutar a pesar de la pandemia, pero insisto, no hay que despistarse. Esos pequeños placeres, ahora que la curva está más doblegada, nos llenan de ilusión, de vida y sobre todo, de esperanza de que el final está más cerca. Ojalá no volvamos a cometer los errores del pasado ya que de poco habrán servido todos los esfuerzos que hemos hecho hasta ahora y, sobre todo, habremos renunciado a muchas cosas, incluidas las fiestas, para nada. Volver a la casilla de salida no es agradable. Además, no podemos olvidarnos de quienes han perdido la vida desde que llegara el coronavirus. Hemos superado una ola tras otra y en nuestras manos está frenar la cuarta. Ya se habla de ella y la Semana Santa va a tener mucho que ver. 

Precisamente, muchas cosas que ver nos quedan a todos en esta vida. Nuestros planes se frustraron de repente. Dejamos de hacer, incluso, nuestra rutina y un año después nos siguen faltando, por ejemplo las muestras de cariño a nuestros seres queridos. Tenemos muchos propósitos en la cabeza para cuando la situación se normalice y, por supuesto, hay demasiados sueños por cumplir tras la pandemia. En nuestra mano está que el punto final llegue más pronto que tarde. Quizás la Semana Santa este año sea un período de transición hacia un verano con más estabilidad. Hagamos que sea posible. Seamos responsables y así podremos disfrutar, con precaución, de la estación estival sin tantos peros en nuestro entorno. 

La ciencia está de nuestro lado y las vacunas van sumando inmunizados. Cada día que pasa es un día menos. Yo quiero seguir restando días para recuperar mi normalidad, por eso, imploro al sentido común de todos para que esto sea posible. Llevamos mucho tiempo conviviendo duramente con el virus. Ahora hay que aprovechar todo lo que hemos logrado. De momento, me conformo con abrazar y besar a los míos, pero tengo ganas de ver las calles llenas de caras con una sonrisa. Una sonrisa que dirá, sin duda, la pandemia ya pasó.

Jimena Bañuelos

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/20543/poco-a-poco