LA RIQUEZA DE LOS LIBROS

Los libros han salido a las calles como cada 23 de abril. Es una alegría recuperar las viejas costumbres. Reconozco que en este día del libro o Sant Jordi no he recibido ninguna rosa, ni me he comprado ninguno con motivo de su festividad, pero a diario vivo atrapada en las páginas de alguna obra. Siempre tengo lecturas pendientes, de ahí que haya anotado en mi lista de “pendientes” los que me gustaría tener entre mis manos más pronto que tarde. 

Los libros son buenos aliados para adentrarnos en diferentes historias que nos lleven más allá de nuestra realidad. Pueden ser de intriga, de fantasía, de amor, de aventuras, de historia… Por eso, no hay excusas que valgan para no leer. La variedad es muy amplia y un libro nunca te deja indiferente tanto para bien como para mal. No es fácil aconsejar a otra persona sobre uno en concreto porque los gustos son muy personales aunque en mi caso, un libro siempre es bienvenido. No tengo preferencias sobre los temas ni sobre los autores. Obviamente, tengo a mis favoritos, pero siempre me gusta descubrir a nuevos escritores que me brinden la oportunidad de disfrutar de sus letras. 

Decía Addison que “la lectura es a la mente lo que el ejercicio es al cuerpo” y si hay que hacer deporte por salud, quizás también tengamos que entrenar nuestra mente. Reconozco que no a todo el mundo le gusta leer, además, comparto estas palabras de Borges al pie de la letra: “El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar , no soporta ‘el modo imperativo’” pero siempre es agradable dar buenos consejos. Leer puede ser un hábito en tu vida solo hace falta dar, a los libros, esa oportunidad. Una oportunidad que les di desde niña y el paso de los años solo ha incrementado mi gusto por la lectura. Es algo que engancha porque es una buena medicina cuando necesitas alejarte de la realidad. Siempre hay un libro para cada ocasión. Algunos son releídos infinitas veces y cada vez que abres sus páginas adquieres una lección diferente porque los matices de sus letras dejan otra  huella en tu mente. Mi debilidad siempre será mi propio libro: Aún tengo la vida. Su historia siempre me llenará de fuerza para afrontar el futuro porque marcó un antes y un después en mí como persona. Sus lecciones de vida nunca se olvidan. Y hablando de releer cito al escritor francés François Mauriac: “Dime lo que lees y te diré quién eres, pero te conoceré mejor si me dices lo que relees”. 

El día del libro es el pistoletazo de salida para las Ferias del Libro que están por venir. Los lectores empedernidos corremos un riesgo muy serio en ellas. Eso sí, un riesgo asumible gracias al poder que estos tienen. Por eso, aunque el 23 de abril no haya ninguna novedad en mi biblioteca seguro que en los meses que vienen caerán esos “pendientes” de los que he hablado al principio. Tengo tiempo para hacer sitio. Me resisto al libro digital porque el papel siempre será el papel. Son costumbres que la tecnología no puede cambiar de un plumazo. Coexisten los dos pero si tengo que elegir me quedo con lo de siempre al igual que siempre me gusta regalar libros que me han cautivado para conocer otro punto de vista. Recuerdo muy bien la frase del escritor norteamericano Edmund Wilson: “No hay dos personas que lean el mismo libro”, ahí reside su riqueza. 

Una riqueza que me gusta trasladar a quienes son remolones con la lectura. Un buen libro no te deja indiferente, pero para ello hay que darles la oportunidad de que lleguen hasta nuestra mente. Todo es ponerse…

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace El Valle: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/32861/la-riqueza-de-los-libros

SENTIDO ÚNICO

Hemos dejado atrás la Semana Santa. Una Semana Santa que muchos calificarán, sin duda, como especial porque tras dos años sin ver salir los pasos a la calle, la normalidad ha vuelto a ser la protagonista. Menos mal, porque aunque la lluvia hizo acto de presencia en los primeros días, después ha dado una tregua para dar paso al silencio, a los tambores y a la solemnidad de quienes viven estas fechas con devoción. Por supuesto, no hay que olvidar que el ocio es libre y cada persona decide como pasar este primer puente del año. Después de todo lo que hemos vivido, las ganas podían con todo porque la necesidad de desconectar se palpaba en el ambiente. Muchos destinos y un único fin: disfrutar. 

Precisamente, ese verbo sabemos conjugarlo todos. Ya sea con amigos o con la familia, lo que de verdad importa es ser feliz porque el tiempo pasa y no vuelve. Estos días también han sido especiales para mí. He recordado la Semana Santa que viví en Roma hace unos años. Por mucho que las cosas cambien, las tradiciones siempre se mantienen. Es cierto que lo que hemos echado de menos, ahora lo hemos vivido como si fuera la primera vez. Una primera vez que siempre es inolvidable, hablemos de lo que hablemos. También, no me puedo olvidar que en la distancia he podido ver por la televisión las procesiones de Burgos. Era una niña cuando viví “El Encuentro” a los pies de la catedral. Este Jueves Santo, lo pude ver como nunca lo había visto porque aunque las pantallas son frías los sentimientos brotan del corazón. Además, hay que agradecer a esas cámaras los planos que mostraron nunca vistos. La perspectiva lo cambia todo.

Y tanto que si cambia que la solemnidad del Viernes Santo se trasladó desde el interior de la Catedral a las calles de la ciudad. Todavía seguimos homenajeando a la Seo por sus ochocientos años, pero motivos no nos faltan. Que le voy a hacer si estoy rendida a su Majestad ya sea de día o de noche. Me alegró ver la plaza de San Fernando abarrotada de gente para ver las procesiones y aunque Burgos tiene fama por su frío, el tiempo acompañó con un sol espléndido para que se lucieran todas las tallas. 

Sin duda, esta Semana Santa tiene motivos para quedar en el recuerdo de todos. Ha sido, además, el preludio al fin de las mascarillas en interiores. Mañana todo cambia y ésta se quedará solo en determinados lugares. Parecía que este momento no iba a llegar nunca, pero ya es una realidad. Es cierto que el virus sigue con nosotros, pero mientras se comporte como hasta ahora hay que ir quitando las restricciones que quedan. La normalidad está imperando aunque, es cierto, que nada volverá a ser como antes porque la pandemia ha marcado y mucho. De una manera o de otra, todos tenemos ese punto de inflexión en nuestras vidas. Lo importante es que hemos superado ola tras ola como hemos podido, hemos plantado cara a lo desconocido y hemos aprendido que la vida en un segundo puede cambiar. “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.” Lo dijo la escritora Agatha Christie. Un sentido que nos tiene que conducir a la felicidad y ésta cada uno sabe donde la puede  encontrar…

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/32641/sentido-unico

DEJAN HUELLA

La vida es esa historia que vamos escribiendo de nuestro puño y letra. En ella, como en todas las historias, hay personajes protagonistas que nos acompañan a lo largo de los años. Otros, son secundarios por un tiempo limitado y los hay que, aunque no están en nuestro día a día, han dejado una huella en nosotros y se han convertido en gratos recuerdos. Además, con el paso del paso del tiempo los roles pueden ir cambiando. Decía Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito: “Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”. 

Ya desde la niñez vamos forjando nuestra personalidad y carácter. Ese pasado es la base de nuestro futuro. Esa niña que vivía en Burgos conserva muchos recuerdos y vivencias, pero también no olvida a esas personas que la fueron mostrando poco a poco la realidad. Obviamente, la vida son etapas y la primera de ellas siempre arranca en el colegio. Ahí fueron mis profesores los que me enseñaron las asignaturas que me tocaban cada curso me gustaran o no, pero también me enseñaron unos valores y otro tipo de lecciones en los que el examen no iba tener una nota ya que sería la vida la que me pondría a prueba. La memoria es selectiva, de ahí, que algunos de esos profesores hayan caído en el olvido y, en cambio otros, se han convertido en amigos a día de hoy. 

Esa niña ha crecido y ha ido superando etapas. Del colegio pasó al instituto y de ahí a la universidad. Tenía razón Henry Adams cuando afirmó: “El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuando se detiene su influencia”. Esa influencia vive en nosotros y somos nosotros mismos los que la vamos moldeando y cultivando con la ayuda del tiempo. Mucho se está hablando estos días de la supresión de la Filosofía o de las calificaciones. Como es lógico hay detractores a estas decisiones, abiertamente yo estoy en ese bando. La Filosofía me enseñó muchas cosas, pero sin duda, la de hacerme preguntas es la quiero destacar. No concibo dejarme llevar sin más por lo que me digan. Desde pequeña apuntaba maneras. Podía ser rebelde con causa o sin ella pero siempre he sido fiel a mis principios. Unos principios que defenderé siempre. Además, agradezco enormemente a quienes me ayudaron a forjarlos. Las calificaciones siempre tuve claro que eran unas cifras que me impulsaban a mejorar. Lo pensé en Saldaña, mi colegio; en Comuneros de Castilla, mi instituto y en el CEU, mi universidad. La esencia es ser tú mismo y para ello hay que madurar en tiempo y forma. Es lógico que quieran eliminar la cultura porque desde la ignorancia es muy fácil manipular. Como dijo el filósofo Amos Bronson Alcott: “La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.”

Estamos viviendo unos años veinte que, de momento, poco tienen de felices. Arrancaron con una pandemia que todavía no ha finalizado y después se han ido sucediendo acontecimientos que han dado un vuelco a nuestros planes. Todos hemos tirado recuerdos para revivir momentos que nos dieran un empujón hacia delante. No estaría demás que volviéramos a leer nuestra propia historia y recordáramos a esos maestros y profesores que estaban al pie del cañón para darnos lo mejor. Las personas que están en nuestra memoria es por algo. Vaya desde aquí mi gratitud a mis maestros y profesores. Ya no hablo solo de Filosofía porque cada asignatura tiene su porqué. Un porqué que la vida te muestra en el momento oportuno. Y acabo con esto de Albert Einstein: “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/32305/dejan-huella

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