SE ACABÓ EL ESTADO DE ALARMA

El fin del estado de alarma se merecía una celebración en la que muchos optaron por ir sin mascarillas y sin respetar la distancia de seguridad, entre otras cosas. Han sido demasiados meses con restricciones muy severas y al decaer la norma la euforia ha ido inundando las mentes de los ciudadanos. Es cierto que a ese tipo de “fiestas” les ha faltado el sentido común porque el virus sigue con nosotros y los datos de vacunación están muy lejos de lo deseado. 

Si hablamos de deseos cabe destacar que se acabaron los cierres perimetrales que han bloqueado la libertad de todos los españoles de moverse por todo el territorio. Seguro que más de uno ya está planificando su próximo fin de semana para viajar allá donde le plazca. Obviamente, habrá reuniones, que éstas respeten el número de personas ya es otro contar, porque la misma alegría que se derrochó el pasado domingo seguirá envolviendo cada acontecimiento rutinario que tras el estado de alarma ha adquirido el matiz de especial. Se han echado de menos muchos momentos y esto conlleva que nos lancemos a dar un buen abrazo a las personas que queremos. Los abrazos no respetan la distancia, es cierto, pero somos humanos y los sentimientos contenidos tienen que salir por algún sitio. Eso es innegable.

Todavía no hemos acabado con la pandemia, pero la vida debe continuar. El tiempo ha ido pasando y hemos ido renunciado a muchas cosas, pero esto también tiene un límite. La salud mental es importante y nuestras mentes necesitan un respiro ya que esta situación está pasando factura. Seguir viviendo con precauciones es lo ideal porque el hartazgo está en un nivel demasiado elevado, de ahí, muchas de las reacciones inconscientes. 

De lo que hay que ser conscientes es de la subida de impuestos que se avecina, no todo va a ser hablar del coronavirus. Una subida que va afectar a nuestro bolsillo, la cual, no nos va a gustar nada. Habrá que ver las consecuencias que tienen esas decisiones del Gobierno. Un Gobierno, por cierto, que no deja de dar titulares por sus rectificaciones, por sus declaraciones… porque cada que vez que ciertos ministros hablan, como suele decirse, sube el pan.

Precisamente, en el refranero español nos encontramos con el popular “Pan para hoy y hambre para mañana” y así han sido todas la medidas que hemos tenido que soportar. Muchas de ellas incomprensibles y la finalidad siempre muy cuestionada. Ahora no hay alarma y todo depende de nosotros. Será difícil culpar a nadie de nuestros actos, pero tiempo ha habido para prepararse para la realidad que hoy tenemos. Las Comunidades Autónomas han tomado sus medidas y urge una guía que haga un compendio de todas ya que era evidente que cada una iba a imponer sus reglas. El futuro pasa por las vacunas y aunque éstas van llegando, el porcentaje de vacunados deja todavía mucho que desear. 

En fin, el año pasado hablábamos de “nueva normalidad” y ahora debemos estar en una nueva etapa de ésta. Con la libertad por bandera, el mejor consejo para afrontarla es el sentido común. Sigamos viviendo la vida con el misterio que hay en ella, sin olvidar las lecciones que ya hemos aprendido. Ya dijo Agatha Christie: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.” 

Jimena Bañuelos

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CONSECUENCIAS

Febrero tiene los días contados. Con él parece que estamos dejando atrás a la tercera ola de este virus que tantas vidas se está llevando por delante. Parece que podemos se optimistas por el descenso mundial de los contagios. Quizás los efectos de la vacunación comiencen a ser palpables. En marzo se cumplirá un año desde que comenzara el primer severo confinamiento y todavía estamos dando la batalla a la pandemia. Queda menos, pero nadie nos puede asegurar cuando podremos celebrar el final. Al menos, con la llegada de la primavera dejaremos atrás los días oscuros y grises que este duro invierno nos ha dejado. La luz es fundamental para levantar el ánimo ya que éste se está viendo afectado por todo lo que estamos viviendo. Los días pesan pero pasan. 

Como también pasan factura las consecuencias de nuestros actos. Si hablamos de la pandemia, hay que tener responsabilidad individual; si hablamos de la últimas elecciones catalanes, hay que asumir los resultados y tomar medidas y si hablamos de la violencia que se está produciendo, sin duda, hay que condenarla. La violencia no está justificada bajo ningún concepto. Las imágenes de ciudades como Madrid, Valencia y Barcelona son lamentables, y encima, en plena pandemia. 

Y en la situación en la que nos encontramos, muchos ya piensan en la Semana Santa. Quizás no sea buena idea hacer planes, pero aunque queda un mes, es cierto que de ilusión también se vive. Hay quienes ya hablan de la posibilidad de una cuarta ola, pero si hacemos bien las cosas ésta puede ser evitable y la “normalidad” está cada vez más cerca. Hablan de vacunaciones masivas pero cuando lo vea me lo creeré porque las palabras se las lleva el viento y el tiempo demostrará si las prometidas vacunas llegan a tiempo.

Precisamente, el tiempo es el que nos ha ido mostrando cómo nos hemos ido adaptando a esta nueva realidad, cómo hemos renunciado, a duras penas, a lo que más queríamos y será, más pronto que tarde, cuando nuestro feliz pasado vuelva a ser nuestro presente. Eso sí, en él estarán las lecciones que esta pandemia nos ha dejado. 

Y no puedo obviar, dadas las circunstancias, de dejar de hablar del Atleti. Ahora debemos ser fieles al “nunca dejes de creer” porque la pérdida de puntos en la Liga ha sido evidente aunque el liderato sigue siendo nuestro. Todo es para darle emoción a la competición, si no se sufre no hay aliciente. Veremos qué pasa esta noche ante el Chelsea en la Champions. Encarrilar la eliminatoria estaría muy bien dadas las circunstancias, pero el Atleti es imprevisible y eso su afición lo sabe. De hecho, está preparada para aguantar hasta el pitido final pase lo que pase. Si hay que sufrir se sufre porque en los tiempos que vivimos cada uno decide alejarse de la realidad como quiere y si son noventa minutos de fútbol viendo al equipo que tantos sentimientos y recuerdos remueve bienvenidos sean. Cada uno elige cómo evadirse de la pandemia, pero lo bueno, sin duda, es olvidar, por un momento, la dura realidad para coger aire y seguir tirando para adelante hasta que hablemos del coronavirus en pasado. El futuro siempre es incierto y ahora nuestro presente tiene un exceso de incertidumbre.

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DECIDIR

En la vida hay que tomar decisiones. Unas veces se acierta y otras veces se aprende del error. Esto es así. Estamos rodeados de incertidumbres y la capacidad para tomar esas decisiones depende, entre otras cosas, de valorar los pros y los contras de éstas. Es cierto, que desde que comenzara la pandemia cada persona se ha tenido que amoldar a ella. Hay quien lo lleva mejor y hay quien no ve un final en esta cuesta arriba. Es complicado mantener el ánimo cuando tu entorno es duro, pero estoy convencida de que los españoles todavía tenemos fuerza para salir adelante. Se avecinan, por lo que dicen, unos meses complicados, pero tenemos que ser conscientes de todo lo que ya hemos superado. Ahora bien, lo que no ayuda siempre estorba y dado que el camino a la cima esta siendo difícil no hay necesidad de ponernos trabas. Está claro que lo que prima es la salud y así debe de ser, pero es vergonzoso ver el enfrentamiento político que hay en estos momentos. 

Sin duda, el hartazgo con la clase política también se palpa en el ambiente. El poder es lo que tiene, pero es injustificable estar todos los días escuchando reproches de unos contra otros mientras el virus sigue contagiando. Es obvio que hay que tomar medidas, pero éstas tienen que ser fruto, en este caso, de un consenso. Los números no suelen mentir, es más, son las personas las que los utilizan a su conveniencia. Lo triste es que esa es la base en la que se deben cimentar las medidas a tomar. No hay duda de que es un problema sanitario, pero no hay que olvidar que también lo es económico. Y las consecuencias de esto último pueden ser muy graves. De momento, la realidad nos muestra su cara más dura. Esperemos que pronto veamos una luz al final del túnel, porque todo lo que está sucediendo en este año va a dejar consecuencias que solo el tiempo nos ayudará a superar.

Precisamente el tiempo parece que transcurre más despacio cuando la situación no es favorable. Añoramos lo que antes ni valorábamos y ahora soñamos con esos momentos cotidianos que considerábamos pura rutina. Muchos ya piensan en la Navidad. No sé si es para evadirse del presente, pero algo me dice que de aquí a diciembre no se pueden hacer planes. Quizás si todos cumplimos con las recomendaciones y los políticos hacen bien sus deberes, algo que dudo, podamos llegar a las fiestas navideñas sin tantas restricciones. Pensar en las celebraciones en estos momentos es más que un sueño, ahora bien, tengo claro que anhelo que llegue Nochevieja para dejar atrás este año.

Un año que tiene más sombras que luces porque el virus lo ha oscurecido todo. La esperanza es lo último que se pierde, aferrémonos a ella y confiemos en la ciencia. Los científicos son los que investigan contrarreloj para dar con la vacuna. Hasta que ésta llegue toda precaución es poca. No hay duda de que hay que cuidarse y utilizar más el sentido común. Sería una buena decisión. Lo de la lucha política mejor lo dejamos para otro día, porque es un tema agotador. En estos momentos, mi mente utiliza todas sus fuerzas para afrontar el presente y sus reveses. Ya habrá tiempo para reflexionar sobre quién se lleva mi voto en las urnas… 

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“Recoged las rosas mientras podáis”

dos_caminosDecía el filósofo suizo, Amiel que “el hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide”. No iba desencaminado. Las decisiones forman parte de nuestra vida. Puedes acertar o equivocarte pero nunca arrepentirte. Unas son fáciles y otras no, pero una cosa tengo clara: De todas se aprende.

Desde septiembre tenía marcado en mi calendario el día de hoy. El Real Madrid visita el Vicente Calderón y si por esa época el encuentro ya me suscitaba mucho interés ,y no sabía como iba a estar la clasificación liguera, ahora más que nunca la emoción está asegurada. “El Cholo” ya sabe quien saltará al terreno de juego para defender ante los vikingos los colores colchoneros. El hombre del “partido a partido” ya ha decidido. Esperemos que para bien. Ante un derbi como este, en una situación normal ya hubiese preparado las pinturas rojiblancas para animar como una “india” más a los míos. Pero hoy, voy a cambiar el rojiblanco y me pintaré “la cara color esperanza”  porque he decidido “tentar al futuro con el corazón”  ya que “es mejor perderse que nunca embarcar” como canta Diego Torres.

Echaré de menos muchas cosas, lo sé. Que la nostalgia me acompañará al principio, también. Pero me voy cargada de ilusión y optimismo. Aseguraba el dramaturgo austriaco Schnitzler que “estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida”. El momento ha llegado, y con él; la oportunidad. Las ganas de disfrutar ya las tenía.  Así que: Ahora o nunca.

Tomar decisiones nunca es fácil pero siempre hay otra persona a la que consultar. Dicen que “quien tiene un amigo tiene un tesoro”, en mi caso es una rosa muy especial. Hace días, esa Rosa me recordó que “las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios”. Me hiciste pensar que hay que luchar por los sueños y por la felicidad. Hemos compartido juntas grandes momentos, eso sí, siempre con el chocolate como maestro de ceremonias. Si los amigos están para ayudarnos en las caídas y empujarnos en las indecisiones, tú, sin duda, siempre me has dado la mano para levantarme y me has impulsado a superar mis miedos. Eres una gran amiga, una gran persona, y por supuesto, una gran colchonera.

No sé cómo será el partido de esta tarde, si sufriré mucho con el Atleti o no. De lo que estoy segura es que mis ojos se humedecerán pensando todos los recuerdos que me llevo. Pero solo se vive una vez y como dijo el escritor mexicano Amado Nervo: “La vida es como un arca inmensa llena de posibilidades.” Todo llega cuando menos te lo esperas.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)