Cumpliendo 10 años…Gracias a mi donante de médula

Dicen que el tiempo es relativo, y vaya que si lo es. Diez años han pasado desde aquel día que fue a la vez un principio y un fin. Fue ese donante de médula alemán el que acabó con los duros ciclos de quimio, la radioterapia y los tratamientos para dar comienzo a una “nueva vida”. Gracias a su generosidad puedo decir que vivo de regalo, de un regalo lleno de vitalidad. De lo malo hay que quedarse con lo mejor y aunque a veces es complicado, la vida, ésa que solo se vive una vez, da segundas oportunidades. Y las segundas oportunidades, en este caso, son mejores que las primeras. Ya he dicho en más de una ocasión que cuando una persona lucha por su vida, las prioridades cambian. Y a lo largo de esta década me reafirmo en ese pensamiento que surgió en la cama de un hospital. Las pequeñas cosas y los detalles son los protagonistas, sin duda, de los mejores recuerdos…

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Con el 14 a la espalda pensando en la fuerza de la vida

Aquel día fue el comienzo de otra etapa. Una etapa no muy sencilla pero envuelta en un optimismo y fortaleza superior a la anterior. Después del trasplante solo ansías buenas noticias que a veces llegan a cuenta gotas; pero cuando llegan son la mejor inyección de felicidad. Pasaron los meses y como todo es cuestión de tiempo recuerdo cuando llegó el día en el que me dijeron: “Jimena, haz vida normal”. A lo que respondí: “¿Qué es vida normal?” Mi mundo, esa “vida normal” de una joven de 22 años era algo con lo que había soñado en las insomnes noches de hospital. Pero poco a poco fui retomando las riendas de mi vida. Esas riendas que de la noche a la mañana me habían arrebatado. Recuerdo que me emocioné cuando volví a pisar el Vicente Calderón de la mano de mi padre, lloré en el concierto de Alejandro Sanz abrazada a mi madre disfrutando, precisamente, de El tren de los momentos. Volví a salir de compras, a coger el autobús, a conducir… Todas esas lágrimas compensaron los duros momentos que ya formaban parte del pasado. ¡Volvía a tener una vida que vivir! No podía ser más feliz…

Y esa alegría que llenó de energía mis débiles piernas es una fuente insaciable de optimismo. Una década después, con el Color Esperanza por bandera y cicatrices de luchadora, ando rebosante de fuerza para pelear por mis sueños. Uno de ellos lo cumpliré el próximo 28 de septiembre en la ribera del Manzanares. Del brazo de mi padre acudiré a ver a los equipos de mi corazón: El Atleti y el Bayern. Serán noventa minutos en los que las emociones estarán a flor de piel. Este regalo se lo debía a la persona que compartió conmigo las noches más duras de mi vida. Ganemos o perdamos este partido va por ti, papá. Para el otro, tendré que esperar hasta el 22 de octubre para cantar con mi madre las muchas canciones que se escuchen en el solidario concierto de “Por Ellas”. Fuiste mi confidente, mi valle de lágrimas, mi mayor motivación, así que, va por ellas y por ti, mamá.

A la espera de esos dos días, toca celebrar el día de hoy como se merece. Brindaré por la salud, por los sueños, por los amigos, por mi familia, y por supuesto, por ese anónimo donante de médula que hoy más que nunca me permite decir: Aún tengo la vida

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

Un café, una batalla y muchos sueños…

No era la primera vez que iba a Barcelona y, por supuesto, no será la última. La Ciudad Condal tiene mucho para ver y aunque iba preparada para turistear por sus calles y exprimir los días al máximo, el tiempo, a veces, pasa más deprisa de lo que queremos. A orillas del Mediterráneo comenzó un fin de semana de esos que son difíciles de olvidar. Muchas imágenes y muchos momentos ya están grabados en mi mente pero nunca imaginé que allí iba a sentir pinchazos en viejas cicatrices. Porque aunque dicen que duelen con el cambio de tiempo, en este caso lo hacen porque los sentimientos estaban a flor de piel.

A punto de cumplir una década del año más duro de mi vida, reconozco que a lo largo del dos mil dieciséis todo son recuerdos. Y no es para menos, ya que lo que conmemoramos es la victoria en la batalla más dura a la que me he enfrentado. De ella, llevo muchas cicatrices, algunas han desaparecido con el paso de los años pero otras siguen ahí. Recordándome donde he estado y a su vez impulsándome al futuro con una fuerza que a veces ni yo sé de donde sale. Pero la vida es así, me enseñó a ser fuerte de una manera que marcó un antes y un después. Pues bien, fue en Barcelona donde esa fortaleza cedió ante los recuerdos, y a su vez, se recargó de optimismo y alegría.

IMG_7519Una alegría marcada en la sonrisa de Ari. Compartimos vivencias tomando un café bien cargado de positividad. Hace unos meses que fue trasplantada de médula, tiene ganas de celebrar su primer aniversario y no me extraña, porque es una gran satisfacción sentir que todo va bien. En su mirada veía mi reflejo. Fue una vista al pasado cargada de sentimientos pero al igual que luché yo, lo ha hecho Ari. Otra campeona que irá sumando años de vida al nuevo calendario que comenzó en octubre. Esa es una gran satisfacción que borra los malos momentos que han marcado una etapa difícil de olvidar. Yo tenía 21 años cuando la leucemia se adueñó de mi vida de la noche a la mañana, Ari solo 13 la primera vez y 17, la segunda. El destino quiso que peleáramos y lo hemos hecho. Por eso, ahora es el momento de disfrutar de todas las enseñanzas que la vida muy duramente nos ha dado. No hay que olvidar que “el éxito en la vida no se mide por lo que logras sino por los obstáculos que superas”.

Ahora es el momento de vivir, de disfrutar, de dar la auténtica importancia que tienen las cosas… Ari y yo somos dos amigas luchadoras que queremos sonreír al día a día, ese día a día que generalmente no es valorado. Y es que en un segundo todo puede cambiar por eso, no hay tiempo que perder, tenemos muchos sueños que cumplir. De momento, y después de ese café podemos decir que Aun tenemos la vida para…

Imagino que ahora se entenderá porque tengo ganas de volver a Barcelona. Me quedan muchos monumentos que visitar y muchos cafés que tomar.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

No es un mes cualquiera

 

Hace apenas diez días que comenzó el mes de septiembre. Un mes que lleva marcado en su nombre el final del verano. La rutina del día a día vuelve para convertir la estación estival en un recuerdo cargado de nostalgia. Las vacaciones ya se escriben en pasado. Aunque dicen que no es bueno mirar atrás, quizás recordar las experiencias y aventuras vividas en los dos últimos meses sean las mejores aliadas para enfrentarse con optimismo no sólo al mes de septiembre sino al otoño que en breve llamará a nuestra puerta.

Fe-FrasesPrecisamente, a la puerta de mi mente llegan muchos recuerdos. Es en este mes en el que los sentimientos están a flor de piel. Puedo anhelar las vacaciones, puedo echar de menos la playa pero no puedo olvidar el día cero de mi particular calendario. Fue el catorce de septiembre de hace nueve años. Reconozco que puedo ser fuerte pero siempre digo que no soy de piedra. Cada vez que cruzo el umbral de La Princesa es inevitable que vengan a mi mente imágenes muy difíciles de borrar. Vuelven como un pase de diapositivas pero dejan en mí una dosis extra de energía. Siempre he dicho que nunca me alegraré de haber tenido un cáncer pero sí de las cosas buenas que me ha enseñado. No sólo aprendí a ser fuerte; aprendí algo más importante: A disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, claro está, en el día a día.

Como Aún tengo la vida, las ganas de exprimirla son muchas. En cada amanecer comienzo un nuevo capítulo que tengo que escribir. Tan sólo hay veinticuatro horas para hacer de él todo un bestseller mejor que el del día anterior. Superarse siempre es bueno, además aquí lo importante no es el número de ventas sino el número de sonrisas que he plasmado en el rostro. Porque la felicidad no tiene una fórmula, la felicidad de cada uno tiene su propia receta. Cuesta encontrarla pero una vez que se descubre algo cambia. Aprendí a valorar cada detalle de la rutina, cada gesto y cada palabra y realmente, tras luchar por mi vida fueron esos días de hospital, esas noches sin dormir, ese malestar y aquellas duras batallas las que me enseñaron que ser feliz es lo que cuenta. Porque de lo malo, siempre hay que quedarse con lo mejor. Y sé que lo mejor está por llegar, mejor dicho, está llegando…

Y porque Aún tengo la vida, lo espero con mi mejor sonrisa.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

http://www.descubrecastellon.com/cantando-a-la-vida/

http://www.antena3.com/noticias/salud/jimena-joven-que-superado-cancer-alegro-todo-que-ensenado_2013060200067.html