CARLOS LATRE, ONE MAN SHOW 

Abstraerse de la realidad era el objetivo y no parar de reír también. Después de noventa minutos de espectáculo, Carlos Latre consigue que el público termine en pie gritando “bravos” a su talento y, por supuesto, que te olvides de lo dura que puede ser la rutina. One Man Show es el título de este espectáculo que te va sorprendiendo a golpe de carcajada minuto a minuto. La genialidad de Latre es de sobra conocida, pero en el teatro ésta se acrecienta porque vivir en directo su profesionalidad marca un antes y un después en el rostro del público. 

La invitación de Latre a reírse es más importante que cualquier medicina, porque una sonrisa lo cambia todo. Afrontar el presente con sentido del humor tenía que ser un importante principio en la vida de todos nosotros, pero la realidad no siempre nos permite sacar el sentido del humor que todos llevamos dentro. Es cierto, que hace años aprendí a que de lo malo hay que quedarse con lo mejor, y quizás, en los momentos más duros la vida me enseñó a buscar la perspectiva adecuada a todo lo que el día me presenta. El escritor estadounidense, Mark Twain, escribió que “la raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa” y es vital ponerla en práctica todos a diario. No siempre es fácil, pero siempre hay que intentarlo. 

Hacer reír no es fácil, pero Latre consigue que hasta llores de la risa porque gracias a la agilidad de su show, el espectador no tiene ninguna tregua que le permita volver a la realidad que ha dejado en la entrada del Teatro Nuevo Apolo de Madrid. Es cierto que la sonrisa te la dibuja de principio a fin, pero es más cierto todavía que el recuerdo de lo vivido tiene que permanecer en nuestro presente. Las imitaciones son excepcionales, pero más significativo es el mensaje que se puede extraer de todo ello. A la vida hay que sonreírla, en las buenas y en las malas porque ésta solo se vive una vez. Dicen que el día que no sonríes es un día perdido. Algo de cierto hay en esta conocida frase popular porque es, precisamente, cuando lucimos esa sonrisa en el rostro cuando todo cambia. Hay que tenerlo muy presente. 

De momento, el presente de One Man Show pasa por Madrid y no hay que perder la oportunidad de ver a Carlos Latre derrochando todo su talento. Un talento que girará por España para dejar carcajadas allá por donde pase. Es curioso que no vaya a tener una parada en su tierra natal, pero en el fondo ellos se lo pierden. Se quedarán sin una buena terapia y un gran espectáculo, no hay motivos creíbles que puedan justificar su ausencia en Castellón, pero bueno, más allá de eso me viene a la cabeza que “una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra”. Puedo asegurar, sin ninguno problema y con una sonrisa puesta, que nunca olvidaré One Man Show. Y agradezco a Carlos Latre el regalo que hace a su público, porque regalar risas no es fácil y que éstas sean inolvidables aún más. ¡Enhorabuena!

Jimena Bañuelos

COMPANY

Siempre se puede encontrar un buen motivo para festejar en el día a día aquello que nos saca una sonrisa. Los pequeños momentos que tan desapercibidos pasan, pueden convertirse en esenciales y gracias a ellos nuestra memoria se llena de recuerdos con un valor incalculable. La vida va pasando y aunque es larga, el tiempo vuela. Ya estamos a mediados del mes de febrero y en estas fechas, como todos los años, llega el día de San Valentín. Una fecha señalada que tiene tantos detractores como fans. En cuestiones del amor no hay nada escrito y un claro ejemplo es la excelente obra que interpreta Antonio Banderas. Company va más allá de si es mejor vivir en pareja o solo, porque está cargada de grandes reflexiones con excepcionales interpretaciones. 

El teatro Albéniz de Madrid era el lugar de encuentro para vivir casi tres horas de un teatro musical que envuelve al público desde el primer momento. Ambientada en el Nueva York de los años 70, Bobby, a quien da vida Antonio Banderas, cumple años y su vida nada tiene que ver con la de sus amigos casados. Matrimonios de lo más dispares, pero que demuestran una realidad palpable en el presente. Con un guion cargado de toques de humor y grandes temas musicales, el elenco al completo consigue que el público acabe de pie y gritando “bravos” sin cesar. Tengo que reconocer que me sorprendió Antonio Banderas en su faceta de cantante. No me lo podía ni imaginar, pero hay que reconocer su enorme talento sobre las tablas. Insisto que sus compañeros de reparto son sublimes. Una experiencia digna de vivir y quizás llena de preguntas a las que cada persona pueda responder. La vida en pareja tiene, como todo, sus pros y sus contras y lo mismo sucede con la soltería, pero la capacidad de las personas para escribir su propia historia personal supera los límites establecidos. Quizás, en la semana en la que los corazones lo inundan todo, sea la obra perfecta para ver. Una pena que su paso por Madrid llegue a su fin, pero reconozco que fue un lujo disfrutar de este espectáculo.

La vida hay que vivirla solo o en pareja, pero hay que disfrutarla. Enamorarse de ella es muy fácil porque en las buenas y en las malas siempre tiene un mensaje para nosotros. Lógicamente, siempre será más fácil recordar las buenas, pero las lecciones de las malas son inolvidables. Aprendí a quedarme siempre con lo positivo porque estamos aquí de paso y ser feliz es lo que cuenta. Dijo Charles Chaplin que “la vida es una obra de teatro que no permite ensayos; por eso canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida…antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos”. Tengo claro que sin aplausos no me quiero quedar, por eso, intento escribir de mi puño y letra todas las experiencias que me llenan de vida y que ésta me brinda. Vivo de regalo y esa es mi mejor motivación para disfrutar del presente mirando de reojo al futuro, o como canta Antonio Banderas en Company, hay que “sentirse vivo”

Jimena Bañuelos

DONAR ES GENEROSIDAD

Estamos a medio camino de la cuesta de enero y seguimos afrontando este comienzo de año de la mejor manera posible. Quizás la semana pasada fuera la más complicada porque retomar la rutina después de las fiestas no siempre es fácil. Eso sí, los propósitos de año nuevo ya deberían estar en marcha, porque luego llega diciembre y todo son prisas. Enero es el mes de los comienzos y también de las ilusiones porque son el motor de lo que está por venir. Estamos escribiendo el primer capítulo de este año y sin darnos cuenta ya llevamos la mitad. Dicen que el tiempo vuela y aunque a veces nos parezca que se ralentiza, lo cierto es que solo es nuestra percepción. Todo pasa aunque nuestras circunstancias, como diría Ortega y Gasset, son las que nos marcan de una manera o de otra. 

Las circunstancias individuales solo las podemos gestionar nosotros mismos. Nos podemos apoyar en la familia y en los amigos, pero la realidad es que afrontar el presente de una manera o de otra es cuestión de actitud. Si bien es cierto, también hay muchas circunstancias que nos unen. Concretamente voy a centrarme en una que es de vital importancia para todos: la donación de sangre, de plasma y de médula. Hay que destacar el dispositivo que preparó el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid en la Real Casa de Correos. El kilómetro cero de la donación estuvo ahí durante tres días seguidos porque la generosidad de quienes se acercaron a donar es vital para llenar esas reservas que no están en su mejor momento. Informarse de la donación de médula era otra de las cosas que se podían hacer. Yo vivo de regalo gracias a la generosidad de un donante de médula, pero tengo que añadir que también durante los meses en los que peleé cara a cara con la leucemia necesité de esas bolsas de sangre que llevan implícitas la generosidad de quienes por un pinchazo ayudan a los demás. Sangre se necesita diariamente, por eso, no se puede bajar la guardia y siempre que se pueda es bienvenida la colaboración de quienes puedan donar.

Obviamente, yo no doy el perfil para ponerme en una camilla, pero sí sé agradecer esos gestos de generosidad, por ejemplo, que tanto necesité en la peor etapa de mi vida. A veces se nos olvida que la unión hace la fuerza y que en esto tenemos que ir todos a una. Nunca sabes cuando vas a necesitar la ayuda de quien voluntariamente se pinchó y dejó su sangre o su plasma a disposición de los demás. Lo de donar médula es más complejo, pero no está demás informarse de su proceso. Cuando un paciente espera que le digan: “tienes un donante de médula compatible” es porque su vida necesita un cambio de ciento ochenta grados y comenzar a vivir la segunda oportunidad que ésta le da; esa vida que como todos bien sabemos solo se vive una vez. Afortunadamente, yo escuché esas palabras y sigo sumando experiencias. El día cero marcó un final y un principio, pero lo que une “final” y “principio” es generosidad. Gracias a ella, me toca ser feliz y seguir, nunca mejor dicho, disfrutando del presente.

Jimena Bañuelos

DÍAS

La cuenta atrás para las fiestas de Navidad está llegando a su recta final. Las calles de Madrid recibieron a miles de turistas que aprovecharon el puente más largo del año para disfrutar de su iluminación, de sus espectáculos, de sus museos, y por supuesto, de las tiendas para ir comprando los regalos que traerán en su tiempo y forma Papá Noel o los Reyes Magos. Los más previsores lo tendrán todo controlado, pero habrá a quien le guste la adrenalina de salir a última hora y estresarse mientras se critican estas fechas. Lo cierto es que a todos nos gusta ver algún paquete en nuestros zapatos porque la ilusión, aunque vayan pasando los años, no se debería de perder nunca. 

El espíritu de la Navidad lo va inundando todo y ahora ya no nos podemos resistir a él. Nos guste o no, las fiestas están llamando a nuestra puerta. Ese espíritu ha ido cambiando poco a poco nuestra realidad. La ha ido tiñendo de luz, de villancicos, de dulces y de algo que solo sucede en esta época del año y que quizás sea reprochable a ese estado de amabilidad y felicidad que muchos fingen por ser Navidad. La hipocresía también aumenta en estos días y no hace falta fingir algo que no sale de dentro. El año da para mucho y diciembre es un mes más en el que no se puede cambiar lo que ha sucedido en los once meses anteriores. Posiblemente, en esto sí que haya que reflexionar en algún momento dado…

Pero bueno, dejando este matiz al margen, lo que sí que nos debería inundar a todos es el espíritu  de la infancia. Sacar el niño que llevamos dentro y disfrutar estas fechas como toca. Es cierto que cuando alguien falta en la mesa ya nada vuelve a ser como antes, pero al menos, en mi caso, esas personas que no están son, precisamente, las que me enseñaron a celebrar estas fiestas como se merecen y, por eso, aunque la nostalgia haga acto de presencia, mis ganas pueden con ella porque mirando al cielo recuerdo a la niña que un día fui y como viví a golpe de pandereta la Navidad como quienes han dejado en mí unos recuerdos imborrables. Esto también forma parte de la celebración. 

Lo que vivimos es lo que nos llevamos en esta vida, por eso, los momentos no los cambio por nada. Aprendí que en un segundo todo puede cambiar, de ahí, que cada Navidad sea especial con sus pros y sus contras pero es única e irrepetible. Quedan días para hacer el balance de este año y los propósitos no cumplidos tienen poco margen para convertirse en realidad, pero siempre, si de verdad nos importan, pueden encabezar los del año que viene. De los cumplidos no hablo porque seguro que han tenido su celebración correspondiente. 

La vida nos va enseñando día a día. Hay lecciones más sencillas que otras, pero todas nos marcan de una manera o de otra. Por ejemplo, nunca fui supersticiosa pero un martes y trece me dieron la mejor noticia de mi vida. Ya dijo Gabriela Mistral que “los días más felices son aquellos que nos hacen sabios”, algo de razón tendrá. En fin, “el día es excesivamente largo para quien no lo sabe apreciar y emplear”… Ahí lo dejo. 

Jimena Bañuelos

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/40190/dias

EL MUSICAL DE LA VIDA

Diciembre es un mes en el que poco a poco todo lo va envolviendo un espíritu que, nos guste o no, lo va cambiado todo a medida que pasan los días. Las calles lucen, y nunca mejor dicho, sus mejores adornos. La oscuridad de las tardes de invierno brillan gracias a ellas y son, sin duda, el preludio de lo que vamos a festejar. La Navidad cada vez está más cerca y las ilusiones y los sueños tienen derecho a aflorar más que nunca en esta época del año. 

Soñar es ilusionarse porque, precisamente, los sueños son el motor inspirador que nos mueve día a día para alcanzar aquello que sabemos que nos va a dar la felicidad que tanto anhelamos. El camino puede no ser fácil, pero la recompensa siempre merecerá la pena. Después de ver “La gran noche de los musicales”, una obra más que recomendable, podríamos decir que nuestra propia vida es un musical y nosotros vamos adaptando esas canciones a nuestras circunstancias y experiencias. Todo puede cambiar en cualquier momento, por eso, es importante saber seguir el compás que el destino nos pone por delante. 

Ahora, los villancicos comienzan a sonar. Afortunadamente, los tradicionales de zambomba y pandereta han cedido su reinado a versiones que perfectamente nos pueden acompañar en nuestra rutina prenavideña. Una rutina que nos lleva a preparar paulatinamente los planes para los días festivos. Aquellos que se consideran “El Grinch” no van a tener más remedio que pasar estos días a duras penas, porque el calendario no entiende de gustos y el tiempo pasa igual para todos. Eso sí, la actitud ayuda a que éste sea más o menos llevadero. 

Y muy llevadero y ya que he hablado de él es el musical de los musicales. El Teatro Amaya de Madrid reúne en “La gran noche de los musicales” a un elenco de artista que nos cuentan a través de los clásicos los entresijos de este género teatral, sus pros y contras, con un matiz de humor. Su talento es arrollador y no está mal revivir en noventa minutos los temas principales de “El Mago de Oz”, “El fantasma de la Ópera”, “Los Miserables”, “West Side Story”… No desvelaré el resto, pero sí puedo asegurar que es un buen recordatorio de la historia de este género. 

Madrid está plagado de musicales, los hay para todos los gustos y edades. Además, disfrutar en vivo del trabajo de quienes están sobre las tablas es un gran lujo. Reconozco que todos los que forman parte de “La gran noche de los musicales” consiguen trasladar al público a todos los escenarios posibles sin moverse de la butaca con una sencilla puesta en escena. Hacer soñar no es fácil, pero no es imposible cuando la historia es ágil y entretenida. También, tiene un gran valor ver a la orquesta sobre el escenario porque ellos también son protagonistas de esta “particular” historia. 

Y volviendo al principio y a las historias de cada uno, hay que retomar los sueños que creemos imposibles. La vida es caprichosa y “el destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos” como dijo Shakespeare. Eso sí, yo sé que vivo los sueños y sueño la vida.

Jimena Bañuelos

Enlace en EL VALLE de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/39969/el-musical-de-la-vida

WE WILL ROCK YOU

La música nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Nos marca de una manera o de otra la banda sonora de determinados momentos. Siempre hay una canción para cada situación. En las buenas y en las malas, ésta siempre está ahí. Es cierto, que yo no contemplo mi vida sin la música y, este es el argumento principal del musical “We will rock you”. Prohibirla es una atrocidad, menos mal, que siempre quedan esos rebeldes que nunca se dan por vencidos. “Unos rebeldes” que llevan en su ADN, la esencia de la música y cuyo referente es el rock y, por supuesto, las canciones de Queen. 

Ya solo por el hecho de escuchar grandes temas como “I want to break free”, “Somebody to love”, “Another one bites the dust” merece la pena entrar en el Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío porque el espectáculo está asegurado. Obviamente, nadie se puede resistir a marcar el ritmo de “We will rock you” con las palmas y los pies. Sin duda, lo mejor es dejarse llevar. Es cierto que el guión de la historia es simple, pero no por eso es indiferente porque está cargado de matices que sacan muchas risas en el público y esto es impagable. Buena música y una carcajada que otra son la combinación perfecta para alejarse de la realidad durante más de dos horas y adentrarse de lleno en la música de Queen.

Galileo, el protagonista, está excepcionalmente interpretado por Xavi Melero. Este joven soñador es el hilo conductor y la esperanza para salvar la música y, sobre todo, recuperar la libertad perdida por los cánones impuestos por la sociedad. Ser original, ser auténtico y, en definitiva, ser uno mismo son cualidades a las que no se debe renunciar. Pese a quien pese, siempre hay que defender la esencia personal.

Una esencia, que llevada al terreno de la interpretación, es brillante ya que Melero comparte escenario con un elenco que pone al público en pie. Sus voces son magistrales y eso hace que los temas de Queen lleguen mucho más. No me puedo olvidar de las guitarras eléctricas porque sin ellas nada sería lo mismo. Vaya desde aquí mi aplauso para todos ellos, porque en el teatro me puse en pie como todo el auditorio. 

Era difícil que “We will rock you” me defraudara porque soy fan de Queen, y eso ya me predisponía a la hora de opinar, pero reconozco que el talento es evidente. Por supuesto, no faltó “We are the Champions” y aunque desafine porque lo mío no es cantar, os la dedico a todos los que formáis parte de este musical, porque tanto niños como mayores disfrutamos de algo que no entiende de edades: La música. Como dijo Nietzsche: “sin música la vida sería un error”. Está claro que Mercury y Queen son eternos.

Acabo estas líneas con Kurt Cobain, un artista de los muchos que citan en “We will rock you”, y que expresó esa “esencia” de la que hemos hablado: “La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor.”

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/39362/we-will-rock-you

MALINCHE

Hace un tiempo que cayó en mis manos un libro que me fascinó. Su título me trasladaba a un país por el que tengo debilidad. “Azteca” de Gary Jennigs se adentra en la historia de México de una manera que atrapa al lector y le traslada a la época de los rituales, de las creencias y, por supuesto, a la llegada de Hernan Cortés y Malinche. Reconozco que la vida de esta mujer marcó un antes y un después, pero me llamó la atención el papel tan importante que jugó y del que tan poco se ha hablado. 

Casualmente, el tiempo ha querido que Malinche sea también el nombre de un musical que pone al público en pie. Por México tengo debilidad y durante la función me acordé de los muchos recuerdos que tengo vinculados al país azteca. Obviamente, disfruté de la creación de Nacho Cano. Su talento y el de todo el elenco es palpable desde que sube el telón. Un telón que ves, por primera vez, tras pasar por el Templo Canalla. Ahí comienza un viaje por México y su gastronomía que dará paso a la cultura en estado puro con el toque que Nacho Cano da a todos sus trabajos. 

El sol y la luna no pueden faltar en una puesta en escena que deslumbra por su potencial y que emula perfectamente lo que muchos hemos visto en México. Un México que como dice la canción es “grande, libre, mágico, nuestro mundo”. La interpretación de Malinche es espectacular y la del resto de sus compañeros también. Trasladan sentimientos, provocan risas y ponen los pelos de punta en más de un baile, pero no desvelaré más porque lo importante es acercarse hasta Ifema y vivir la experiencia en primera persona. Merece mucho la pena hacer este viaje a México sin salir de Madrid. 

Malinche es la esencia viva del encuentro entre culturas y, por supuesto, del mestizaje que tanto nos enriquece y que no hay que cuestionar ni poner prejucios. Sin duda, “luchar por ser quien soy” es una de las frases que marcan esta historia, pero hay muchas más. La vida y la muerte, la noche y el día, en definitiva, la importancia de la naturaleza y las creencias de unos y otros que conjugan a la perfección siempre que haya voluntad de aprender y respetar. Nacho Cano ha estado trabajando en este proyecto muchos años y ha conseguido crear un espectáculo que no te deja indiferente porque la música lleva su particular firma, ésa que muchos reconocen en unos acordes. Además, la historia cuenta con muchos detalles que van sorprendiendo al espectador en las casi tres horas que dura este viaje por la historia de México. 

No puedo negar que la nostalgia por este país vino a mí, pero también la alegría que la música te aporta en todo momento. Además, en la víspera del Día De Muertos, los altares no podían faltar. El naranja de la flor de Cempasúchitl es imprescindible al igual que el pan de muertos. No hay detalle que se le escape a Nacho Cano. Vaya desde aquí mi enhorabuena porque Malinche lo tiene todo para pasar a la historia no solo de México, sino de los grandes musicales de los que tanto presume Madrid. 

México es mágico y Malinche también.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/38968/malinche

OPORTUNIDADES

Estamos todos de vuelta para encarrilar el mes de septiembre. Volver a conectar con la rutina es primordial para que la cuesta arriba sea menos dura. Este mes está vinculado a los comienzos, a las oportunidades y son, precisamente estas últimas, las que generan mucha ilusión e incertidumbre. Siempre hay una de cal y una de arena, pero tiene que prevalecer siempre lo positivo. El tiempo será el responsable de saber si estas oportunidades se dan o no. El destino es caprichoso y juega mejor que nadie con la incógnita del futuro.

Un futuro en el que figuran varias celebraciones este mes. Y cuando se trata de festejar no hay disculpa que valga. De todas ellas, hoy me centro en quienes me dieron la oportunidad de formar parte de su familia periodística. El Valle me acogió cuando viví en México demostrándome que la esencia del periodismo todavía vive al otro lado del charco. Su director, Pepe Nader, predica con el ejemplo. Cada día en su columna escribe sin pelos en la lengua. No importa si incomoda o no, pero la realidad es la que le dicta su opinión. Es cierto que la puedes compartir o no pero la libertad nace en sus palabras. El periodismo incomoda y ejercerlo en un país que es líder en los asesinatos de periodistas tiene un valor extra llamado coraje y valentía. Por eso, nunca olvidaré esa oportunidad que me llegó estando muy lejos de mi casa. Dicen que en la vida todo pasa por algo y quizás sea cierto porque tanto lo bueno como lo malo nos va forjando nuestra forma ser, nuestro carácter y, por supuesto, va marcando nuestro camino. 

En mi camino por tierra mexicanas tuve muchas ocasiones en las que crecí como persona. También, profesionalmente, volví a ejercer la profesión que ha sido mi vocación desde niña. Por eso, este mes toca celebrar los treinta y dos años que cumple El Valle. Estaré lejos de esa redacción, de esos amigos que brindarán por muchos años más, pero la distancia no puede impedir que mi mente me llevé hasta allí para abrazar a todos ellos y para agradecer a Pepe y a Sergio Nader que sigan contando conmigo. La verdadera amistad traspasa fronteras y el tiempo tampoco puede con ella porque lo importante y puro siempre prevalece. Llegará el día, estoy segura, de que nos podremos volver a abrazar y los nueve mil kilómetros de distancia se reducirán a cero en la mítica Puerta del Sol de Madrid. Por eso, con estos valores por bandera este mes toca brindar por muchos motivos, pero hay que ir paso a paso y disfrutar cada momento. 

Por eso, los momentos son oportunidades que se nos presentan día a día de diferentes maneras. La vida en sí misma nos brinda a diario veinticuatro horas únicas e irrepetibles. Dice el escritor canadiense Robin Sharma: “A casi todos nos da miedo lo desconocido. No debería ser así. Lo desconocido no es más que el comienzo de una aventura, una oportunidad de crecer.”

Seamos aventureros. 

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/37190/oportunidades

LA MADRE QUE ME PARIÓ

Suena la marcha nupcial en el Teatro Lara de Madrid y de repente aparece la novia desesperada. Ya lo dice el tan sincero refranero español: “Antes de que te cases, mira lo que haces”. Quizás, este sea el mantra de esta obra maravillosa en la que el invitado especial al enlace es el humor. No faltan las carcajadas, los enredos y las situaciones disparatadas en las que las actrices derrochan todo su talento sobre las tablas. 

Los del patio de butacas no sabemos si vamos por parte del novio o de la novia pero somos testigos de las confidencias que se hacen en el baño, no podía ser en otro lugar, durante el banquete. Dijo el cómico estadounidense, Jerry Lewis que “seguramente existen muchas razones para los divorcios, pero la principal es y será la boda” y en el que tendría que ser el mejor día de su vida, Daniela, la novia, a quien da vida una inmensa Ana Villa, no es que tenga dudas es que sabe que el error que acaba de cometer tiene que subsanarlo. Por supuesto, para ayudarla están sus amigas. Ya se sabe que  “la amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad” como apuntó Francis Bacon o al menos, eso intentarán sus amigas Alba (Alicia Carrera), Bea (Miriam Cabrera) y Natalia (Sara Vega) que a su vez son una fuente de líos y secretos que verán la luz a medida que la fiesta avanza. Y para colmar el vaso, están las madres de éstas. Esas madres tan particulares que son férreas a sus ideas y que buscan en sus hijas su propio reflejo… pero no es oro todo lo que reluce. 

Lo que reluce de verdad es la interpretación de las protagonistas. Juana Cordero es Merche, Aurora Sánchez es Pilar y Marisol Ayuso es Aurora; madres respectivamente de Bea, Natalia y Alba. Cada una con su filosofía de vida, su particular manera de afrontar los problemas y unos principios que se creen  incuestionables aunque incuestionable no hay nada. A lo largo de los noventa minutos que dura la obra lo demuestran. Mientras la fiesta nupcial se adentra en sus mejores momentos a ritmo de “Mi gran noche” de Raphael, “El Venao” y, por supuesto, “Paquito el chocolatero”, la amigas intentan capear la situación de la novia y lidiar con sus madres, que no es poco. No se escuchó a Bruce Springsteen pero éste me recuerda que “la amistad te impide resbalar al abismo”. 

Un abismo que parece insalvable, pero las madres están ahí por algo ya que “una buena madre vale por cien maestros” como afirmó George Herbert. Unas maestras, que con sus particularidades, saben de la vida por pura experiencia. Una experiencia plagada de anécdotas y lecciones que les permite aconsejar y cuestionar ciertas acciones, pero los tiempos cambian o no. Sin duda, la que se perpetúa en el tiempo es la expresión: ¡Qué razón tenía mi madre!

Y con mucha razón y tras haber disfrutado del talento de este maravilloso elenco de actrices, puedo gritar “la madre que las parió” porque su interpretación es de sobresaliente. Brillan con luz propia. Y hablando de madres, recuerdo a la escritora Helen Rice: “El amor de una madre es paciente y perdona cuando todos los demás abandonan, no falla o flaquea incluso cuando el corazón está roto”. Por eso, aunque las amigas son importantes, las madres siempre estarán ahí. Las circunstancias pueden cambiar, pero una madre siempre será la mejor aliada de una hija y la defenderá contra viento y marea. Buscar la felicidad es vital y para ello hay que afrontar lo imprevisible. Estas hijas y sus madres lo saben, pero con sentido del humor la vida se lleva mejor. 

En definitiva, “la madre que me parió” no es solo una expresión, es una obra magistral y una buena terapia porque “la risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final” parafraseo a Oscar Wilde, pero la realidad es así. 

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

C’EST LA VIE 

El verano está cada vez más cerca aunque a juzgar por las temperaturas que estamos viviendo podríamos decir que ya está aquí. El tiempo ha cambiado repentinamente y aunque no es el habitual para la época del año en la que estamos, confieso que bienvenido sea el calor aunque confío en que nos dé algún respiro. Es cierto que muchos se escudarán en el termómetro para quejarse y no importa el motivo que sea. 

Con este calor he visto como han ido montando la Feria del Libro de Madrid como se ha hecho siempre. El Paseo de Coches del Retiro ya cuenta con todas las casetas. La normalidad también ha llegado a este evento en el que tras la inauguración del próximo viernes espera recibir a todos los amantes de la lectura que se sumergen en esta feria para salir de ella provistos de lecturas para un tiempo. Además, el encuentro entre lectores y escritores siempre es enriquecedor. Me gustará retomar las viejas costumbres, éstas que son la mejor señal de que la pandemia ha quedado atrás.

Y atrás también se han quedado las ilusiones de los madridistas. Si no hablo de Mbappé reviento. Las cosas no son siempre lo que parecen y por mucho que han hablado de la llegada del francés, el tiempo les ha dado un golpe de realidad. Una realidad que no se esperaban y tras el “no” del jugador del PSG al Real Madrid según los merengues, el mejor equipo del mundo, las reacciones a modo de rabieta no han tardado en aparecer. Éstas se han extendido por las redes sociales a una velocidad increíble al igual que lo han hecho los chistes sobre este fichaje frustrado. No hay que olvidar que no es la primera vez que les sucede esto en la “casa blanca”. Llevaban meses hablando del mejor jugador y llenándose la boca con él, hasta los hinchas vitorearon su nombre en el Bernabéu para que  éste os dé con la puerta en la narices. Ahora, del mejor ha pasado a ser el peor. El es mayor traidor como si eso al francés le importara. Él ha tomado una decisión movida por lo que todos sabemos, lo que ocurre es que el daño al orgullo blanco escuece más que cualquier otra cosa. Quizás el sueño se ha convertido en pesadilla por hablar desde la superficialidad. La realidad se ha impuesto a la fantasía, pero sin duda, ha ganado la genialidad de quienes han creado maravillas sacando muchas sonrisas a quienes la negativa de Mbappé nos provocó una sonrisa muy pícara. Sin duda, ha sido el colofón a la temporada. Nadie esperaba este desenlace, pero su autor ha sido el que ha escrito el final. Obviamente, no es blanco, pero en blanco dejó a muchos. Menos mal que su preocupación era que le hicieran el pasillo dando por hecho algo que no tenían. Bendita confianza ciega… 

En fin, como dicen en el video de la renovación de Mbappé, “nuestra historia se escribe aquí”. La del mejor que ahora es el peor seguirá en París o como él dice: “Ici, c’est Paris”. Algunos la seguimos escribiendo “partido a partido” con la cabeza muy alta y en rojiblanco. Por supuesto, viendo el drama de la casa blanca desde la barrera y diciendo en francés: C’est la vie… 

Jimena Bañuelos

Enlace en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/33797/c-est-la-vie