WE WILL ROCK YOU

La música nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Nos marca de una manera o de otra la banda sonora de determinados momentos. Siempre hay una canción para cada situación. En las buenas y en las malas, ésta siempre está ahí. Es cierto, que yo no contemplo mi vida sin la música y, este es el argumento principal del musical “We will rock you”. Prohibirla es una atrocidad, menos mal, que siempre quedan esos rebeldes que nunca se dan por vencidos. “Unos rebeldes” que llevan en su ADN, la esencia de la música y cuyo referente es el rock y, por supuesto, las canciones de Queen. 

Ya solo por el hecho de escuchar grandes temas como “I want to break free”, “Somebody to love”, “Another one bites the dust” merece la pena entrar en el Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío porque el espectáculo está asegurado. Obviamente, nadie se puede resistir a marcar el ritmo de “We will rock you” con las palmas y los pies. Sin duda, lo mejor es dejarse llevar. Es cierto que el guión de la historia es simple, pero no por eso es indiferente porque está cargado de matices que sacan muchas risas en el público y esto es impagable. Buena música y una carcajada que otra son la combinación perfecta para alejarse de la realidad durante más de dos horas y adentrarse de lleno en la música de Queen.

Galileo, el protagonista, está excepcionalmente interpretado por Xavi Melero. Este joven soñador es el hilo conductor y la esperanza para salvar la música y, sobre todo, recuperar la libertad perdida por los cánones impuestos por la sociedad. Ser original, ser auténtico y, en definitiva, ser uno mismo son cualidades a las que no se debe renunciar. Pese a quien pese, siempre hay que defender la esencia personal.

Una esencia, que llevada al terreno de la interpretación, es brillante ya que Melero comparte escenario con un elenco que pone al público en pie. Sus voces son magistrales y eso hace que los temas de Queen lleguen mucho más. No me puedo olvidar de las guitarras eléctricas porque sin ellas nada sería lo mismo. Vaya desde aquí mi aplauso para todos ellos, porque en el teatro me puse en pie como todo el auditorio. 

Era difícil que “We will rock you” me defraudara porque soy fan de Queen, y eso ya me predisponía a la hora de opinar, pero reconozco que el talento es evidente. Por supuesto, no faltó “We are the Champions” y aunque desafine porque lo mío no es cantar, os la dedico a todos los que formáis parte de este musical, porque tanto niños como mayores disfrutamos de algo que no entiende de edades: La música. Como dijo Nietzsche: “sin música la vida sería un error”. Está claro que Mercury y Queen son eternos.

Acabo estas líneas con Kurt Cobain, un artista de los muchos que citan en “We will rock you”, y que expresó esa “esencia” de la que hemos hablado: “La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor.”

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/39362/we-will-rock-you

MALINCHE

Hace un tiempo que cayó en mis manos un libro que me fascinó. Su título me trasladaba a un país por el que tengo debilidad. “Azteca” de Gary Jennigs se adentra en la historia de México de una manera que atrapa al lector y le traslada a la época de los rituales, de las creencias y, por supuesto, a la llegada de Hernan Cortés y Malinche. Reconozco que la vida de esta mujer marcó un antes y un después, pero me llamó la atención el papel tan importante que jugó y del que tan poco se ha hablado. 

Casualmente, el tiempo ha querido que Malinche sea también el nombre de un musical que pone al público en pie. Por México tengo debilidad y durante la función me acordé de los muchos recuerdos que tengo vinculados al país azteca. Obviamente, disfruté de la creación de Nacho Cano. Su talento y el de todo el elenco es palpable desde que sube el telón. Un telón que ves, por primera vez, tras pasar por el Templo Canalla. Ahí comienza un viaje por México y su gastronomía que dará paso a la cultura en estado puro con el toque que Nacho Cano da a todos sus trabajos. 

El sol y la luna no pueden faltar en una puesta en escena que deslumbra por su potencial y que emula perfectamente lo que muchos hemos visto en México. Un México que como dice la canción es “grande, libre, mágico, nuestro mundo”. La interpretación de Malinche es espectacular y la del resto de sus compañeros también. Trasladan sentimientos, provocan risas y ponen los pelos de punta en más de un baile, pero no desvelaré más porque lo importante es acercarse hasta Ifema y vivir la experiencia en primera persona. Merece mucho la pena hacer este viaje a México sin salir de Madrid. 

Malinche es la esencia viva del encuentro entre culturas y, por supuesto, del mestizaje que tanto nos enriquece y que no hay que cuestionar ni poner prejucios. Sin duda, “luchar por ser quien soy” es una de las frases que marcan esta historia, pero hay muchas más. La vida y la muerte, la noche y el día, en definitiva, la importancia de la naturaleza y las creencias de unos y otros que conjugan a la perfección siempre que haya voluntad de aprender y respetar. Nacho Cano ha estado trabajando en este proyecto muchos años y ha conseguido crear un espectáculo que no te deja indiferente porque la música lleva su particular firma, ésa que muchos reconocen en unos acordes. Además, la historia cuenta con muchos detalles que van sorprendiendo al espectador en las casi tres horas que dura este viaje por la historia de México. 

No puedo negar que la nostalgia por este país vino a mí, pero también la alegría que la música te aporta en todo momento. Además, en la víspera del Día De Muertos, los altares no podían faltar. El naranja de la flor de Cempasúchitl es imprescindible al igual que el pan de muertos. No hay detalle que se le escape a Nacho Cano. Vaya desde aquí mi enhorabuena porque Malinche lo tiene todo para pasar a la historia no solo de México, sino de los grandes musicales de los que tanto presume Madrid. 

México es mágico y Malinche también.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/38968/malinche

Sister Act, la sonrisa convertida en musical

No era un día cualquiera, era un día marcado por una consulta médica. No sabía cómo serían los resultados ni qué tratamiento sería el apropiado, pero eso no tenía relativa importancia porque yo poseía ya la mejor receta de todas. Y en ella el mejor tratamiento. Si a la buena música se le une una buena dosis de risas, es evidente que no hay mal que pueda combatir a esa medicina. Sus efectos secundarios aun perduran en mi memoria, pero son muy saludables porque consiguen sacarme sonrisas. No soy médico, pero mi consejo, hermanos y hermanas, es que hay que ir a ver el musical Sister Act.

FullSizeRenderOír ese nombre trae a la mente la imagen de Whoopi Goldberg. ¿Quién es capaz de olvidar a una monja como ella? Yo desde luego no. Han pasado muchos años desde que vi la película por primera vez y no tantos desde que vi la última reposición y aunque me parecía imposible imaginar Sister Act sin esta actriz, he de reconocer que Mireia Mambo lo borda, no solo vocalmente sino interpretativamente. Pero ¿qué iba a hacer Deloris van Cartier sin el resto de hermanas? Está claro que nada. Y en el Teatro Nuevo Alcalá hay un convento repleto de talento. Todas llenan el escenario desde el momento que lo pisan y la Madre Superiora, Ángels Gonyalons, está autorizada a ponerte los pelos de punta en más de una ocasión. Y eso no es todo, porque el elenco masculino no se queda atrás.

Con permiso de Monseñor, Fermí Reixach, y arriesgándome a que me detenga Eddi Souther, Edu Engonga, confieso que me he reído como hacía tiempo que no lo hacía y además, dentro de “una iglesia” muy particular en la que el optimismo, la vitalidad y el positivismo se contagian. Además, dicen que al sonreír ganas años de vida así que durante esas dos horas largas ganaría unos cuantos años… También, en este momento de confesión, me recuerda que una sonrisa significa mucho porque enriquece a quien la recibe, sin empobrecer a quien la ofrece y aunque dura un segundo su recuerdo, a veces, no se borra. Y aquella noche, todo el reparto llegó a colapsar mi memoria de imágenes para el recuerdo.

¡Ah! Y mi pecado… Será la avaricia…porque no me importaría repetir… Amén.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)