Burgos: el principio de una historia

Siempre me acompaña allá donde voy y es que a medida que pasan los años se ha ido convirtiendo en algo imprescindible. El móvil ya no solo sirve para llamar o mandar mensajes, ya hace de todo. Como buen compañero de viajes ha retratado muchos de mis recuerdos. Sin ir más lejos hace unos días me acompañó por las calles de mi tierra natal. Burgos es una gran fuente de fotografías. Su catedral, El Cid, el Arco Santamaría, El Espolón… son por decirlo de alguna manera, “los básicos” que todo visitante se lleva para el recuerdo pero hay mucho más…

FullSizeRender

En la Catedral de Burgos

Frente a la placa que conmemora el famoso juramento de Rodrigo Díaz de Vivar me prometí volver a mi ciudad más pronto que tarde. En ella no sólo viví mi infancia sino que es en Burgos donde tengo toda una biblioteca de imágenes de una gran parte de mi vida. Muchas de ellas no están fotografiadas por ningún teléfono móvil. Antes eran las cámaras y sus carretes las que nos tenían en vilo para saber si una foto había salido bien o mal. No se puede discutir que con el paso de los años la tecnología ha ido ganando protagonismo hasta convertirse en indispensable. Ahora bien, aunque el móvil es un básico de mi bolso, también lo es, un bolígrafo. Me gusta escribir siempre que lo necesito, y a veces, ni la tableta ni el ordenador están conmigo. Por eso, me he acostumbrado a llevar algo muy especial. Fue mi tía Inma la que me regaló un libro en blanco. Muchas son las páginas que tengo que escribir, de eso no hay duda. Serán textos escritos de puño y letra. Seguramente no tendrán ningún premio, pero hay algo que hace que este libro sea especial. Es artesanía con mayúsculas. Del trabajo de sus manos ha nacido este regalo de lo más apropiado. Para mí no hay libreta que pueda igualar esta gran obra. Ahora serán las letras las que deban estar a la altura. Esperemos que así sea.

Y con la firmeza de que aun tengo la vida para seguir batallando por mis sueños, he afrontado la primera página en blanco a pies de la Catedral. Esas primeras palabras son pura motivación, porque de ahí nace la fuerza para seguir escribiendo. Esto me recuerda la popular invocación del juglar en el Poema del Cid que tan bien se sabía mi abuelo, ferviente burgalés: “Por vosotros, los señores, los que en castillos moráis, por vosotros, los burgaleses, los que vivís en ciudad, por vosotros, pueblo llano, hartos ya de trabajar, por las mujeres y niños, que rondan por el ferial, por estos y por los otros, por los de aquí y de allá, vecinos y forasteros que vinisteis al lugar, sin distinción, para todos comienza aquí mi cantar.” Ahora, es el momento de continuar, para guardar esos textos, esos recuerdos y esas vivencias en mi “Cofre del Cid” porque lo que tiene valor sentimental siempre ha de estar a buen recaudo.

¿Te has parado a pensar cómo sería la novela de tu vida?… ¿Te gustaría?… Siempre hay un momento en el que la historia puede dar un giro… Nunca es tarde si la dicha es buena.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

Por Burgos

burgos-panoramica

Es conocida por su gastronomía, por su riqueza cultural, por su climatología y desde hace dos días por la violencia de unos pocos. Estoy hablando de Burgos. La morcilla, la catedral, los antepasados de Atapuerca y el frío se han visto eclipsados por las protestas de unos radicales; y todo ello, por la construcción de un bulevar. Si el Cid levantara la cabeza…

Soy burgalesa de nacimiento y me avergüenza lo que veo. Burgos no se merece eso. Si se quiere protestar se puede hacer, pero no de esta manera. ¿Qué sentido tiene atacar oficinas bancarias, quemar contenedores o lanzar piedras contra los antidisturbios? Que me lo expliquen, por favor, en el castellano más puro porque a día de hoy no lo entiendo.

La vida me ha ido alejando del Paseo del Espolón, el Arco Santamaría, la Calle Vitoria y, por supuesto, del “guerrero” barrio de Gamonal, pero sigo sintiendo algo especial por la ciudad que me vio nacer. Defiendo a sus gentes, alabo su grandeza e invito a todo el mundo a recorrer todos y cada uno de los rincones de esta ciudad castellana.

Entiendo que la situación actual está provocando un nerviosismo interno en cada uno de nosotros que en cualquier momento nos puede hacer estallar. Estamos cansados de recortes, de políticos, de que nos roben y de tantas cosas… Pero protestando así, la única perjudicada es Burgos. Me gusta el juego de palabras de una de las proclamas de anoche: “La calle es de Burgos, no Burgos de Lacalle”. Cierto es, el señor Lacalle es el alcalde pero la calle, como bien dicen, es de los burgaleses. Y cuando digo burgaleses… ¡ojo!… me refiero a los que protestan y a los que no…

Con el paso de los años las cosas van cambiando, las personas vamos envejeciendo y ganando experiencia. Las ciudades se van modernizando. Me acuerdo, por ejemplo, lo mucho que se protestó cuando se comenzó a limpiar la catedral…¿Alguien se acuerda de la fachada negra y gris que tenía?…¿Y lo bonita que está ahora?… Los cambios hay que aceptarlos, y más, cuando son para mejorar.

Burgos “va evolucionando” mucho desde el día que me marché con una maleta. Pero si hay una cosa que sigue siendo igual con el paso de los años es su himno. Lo crearon en 1920 Calleja y Zurita. Tenía ocho años cuando mi abuelo me lo enseñó. Dudo que se lo sepan los que han hecho las barricadas porque sus versos lo dicen claro: “ Aprendamos todos juntos a cantar a nuestra tierra, a leer en su pasado y a labrar su porvenir”.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)