Al 2015 con buena actitud

Esto ya se acaba. Quedan una horas para despedir el 2014 y dar la bienvenida a un año nuevo. El treinta y uno de diciembre es un día de fiesta, de cotillón, de uvas y sobre todo de recuerdos y deseos. Atrás quedan unos propósitos y unos sueños que si a lo largo de estos trescientos sesenta y cinco días no se han podido cumplir, aún se pueden añadir a esa lista, que seguro ya está más que preparada para el 2015.Reloj_Puerta_del_Sol[3]

Con la evaluación personal hecha, el 2014 pasará a la historia como manda la tradición. Millones de ojos estarán pendientes del que es, sin duda, el protagonista de la noche: El Reloj de la Puerta del Sol. Sus doce campanadas nos llevan de la mano al Año Nuevo. Si en la vida en un segundo todo puede cambiar, esta noche, cada tres segundos nos habremos tomado una uva y pensaremos, ilusionados, en todo lo que aún nos queda por hacer realidad. Veremos la felicidad reflejada en los que nos rodean. No es para menos, hay muchos sueños y propósitos por cumplir. Decía el escritor francés, Saint-Exupery: “El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas”.

Así que con actitud positiva estrenaremos calendario. Nadie sabe lo que nos deparará el año que comienza pero está claro que la ilusión es el mejor motor para emprender todo aquello que nos hemos propuesto. Es posible que en más de una ocasión “ese motor” haya que engrasarlo con una buena dosis de paciencia pero todo, en esta vida, es cuestión de tiempo.

Así es, en treinta y seis segundos damos la bienvenida a 12 meses, o lo que es lo mismo, 52 semanas. Si hablamos de días son 365. Hay 8760 horas por vivir. Así que no desaprovechemos ninguno de los 525.600 minutos que nos brinda el 2015. Ya escribió Jovellanos que solo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo. Parece mucho, pero no es tanto. El tiempo vuela, o mejor dicho, recordando al escritor español Sampedro: “El tiempo no es oro; el oro no vale nada, el tiempo es vida”.

¡Feliz Año Nuevo!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

Al rico helado en Madrid

Heladitos

No entiendo de vinos. Poco o nada sé de cocina. Lo que mejor se me dan son los postres, pero no los hago, únicamente los disfruto. Valoro un buen chocolate, sea del color que sea y proceda de donde proceda. Pero mi especialidad es distinguir un buen helado. No importa si hace frío, calor, llueva o incluso nieve siempre doy la bienvenida a un placer al que muchos sólo conciben para verano… Ellos se lo pierden…

Aún no habían cerrado por vacaciones y ya se los echaba de menos…Llevo más de un mes tachando días en el calendario, ya sólo quedan 48 horas; para volver a disfrutar de los que, sin duda, son los mejores helados de Madrid. Y quien lo ponga en duda que se pase por la Heladería Sienna y lo compruebe. Dijo Manuel Vicent que “el que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla”…Yo no digo más… pero el que pasa por Sienna… Repite…

A nadie le amarga un dulce: Alejandro Magno ya enterraba en la nieve cántaros llenos de frutas con miel para tomarlos después como helados. Y Nerón, entre otros, también usaba el hielo para enfriar los jugos de frutas. No es por nada, pero si levantaran la  cabeza y viesen los más de cincuenta sabores que se pueden degustar… No me sorprendería que el emperador romano volviese a afirmar: “Mi suerte no se puede comparar a ninguna”.

Buscamos en la historia el origen de este manjar y buscamos en la cocina al creador de todos y cada uno de los apetitosos gustos que hay. Su nombre: Alberto Romero. El refranero español asegura que “la experiencia es un grado”. Pues bien, este heladero lleva más de nueve años consiguiendo que la boca se nos haga agua sólo con pensar en sus helados. Si seguimos tirando de refranes, sabemos que “detrás de cada hombre hay una gran mujer”. En esta ocasión es Karina Ritella la que comparte con Alberto las aventuras, venturas y desventuras de Sienna. Dos grandes personas que disfrutan viendo disfrutar a los demás…No importa la edad que se tenga, la sonrisa con la que recibimos nuestro helado no tiene precio… Es, en esos pequeños momentos, donde hay que aprender a buscar la felicidad. Para muchos es complicado pero la vida es eso. Pequeños momentos y grandes recuerdos.

Ya sea en cucurucho, en tarrina, en batido, en sorbete o como más nos plazca, la calidad está más que asegurada. No hay excusas para resistirse a caer en la tentación. Dijo Oscar Wilde que “la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella”. Confieso que caeré en ella más de una vez…pero es que la satisfacción posterior bien se lo merece. La vida me enseñó que en un segundo todo puede cambiar para bien o, aunque sea duro, para mal. Por eso lo tengo claro. Iré a Sienna, en la calle Narváez de Madrid, al número 62. Y durante un rato disfrutaré de lo que más apetezca, es decir, un gran helado. ¿Alguien se lo quiere perder…?

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

 

 

 

Con energía al 2014

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Si no se ha hecho balance del 2013 todavía se está a tiempo. Aún quedan algunas horas para valorar lo que el año que estamos a punto de despedir nos ha dejado. Es cierto, que habrá cosas buenas y algunas que no lo serán tanto, pero seguro que de todas y cada una de las experiencias que hemos vivido algo hemos aprendido. Así es la vida, una lucha constante. Los que ya son difíciles de cumplir son los propósitos que ese ya lejano uno de enero nos hicimos.

Hecho el balance y con la mente en el 2014 cenaremos esta noche. Las buenas intenciones están a punto de saturar nuestras cabezas. Seamos realistas: Está claro que no todas se podrán cumplir pero, al menos, habrá que intentarlo. Y es que sin lucha no hay victoria.

Hay muchas ilusiones y sueños con ganas de ser una realidad. Así se presenta un 2014 en el que confío. Ser optimista no es una opción tiene que ser un hábito de vida. Las malas noticias llegan solas, pero con una sonrisa como escudo es más fácil hacerlas frente.

Todo está preparado: el reloj, las uvas, el cava… Y el gracioso que mientras el resto de la familia se está atragantando con las uvas se dedica a poner caras con el único fin de forzar esa carcajada llena de…en fin…es lo que tiene la Nochevieja: En ella está todo permitido.

Serán treinta y seis segundos intensos. Estaremos llenos de nervios, pendientes del carillón, de escuchar los cuartos y engullir las tradicionales uvas… Y todo: Para estrenar juntos un calendario nuevo. Dijo Coelho: “Quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos”. Y desfilarán…Pasarán las horas, los días, los meses y cuando nos queramos dar cuenta volveremos a estar despidiendo otro año.

Las esperanzas, los sueños y los buenos deseos cobran especial fuerza esta noche. Esperemos que no decaigan a lo largo de los meses…porque…¡cuidado!.. dice un proverbio árabe: “Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.”  ¡FELIZ AÑO!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

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