MAMÁ

Mayo no podía comenzar mejor. El mes de las flores arranca celebrando el día de la madre. Precisamente las flores son un buen regalo para esas fieles compañeras de vida que están dispuestas a todo por ver una sonrisa en el rostro de sus hijos. Decía el poeta británico George Herbert que “una buena madre vale por cien maestros” y yo, dejando la objetividad a un lado, tengo a la mejor. Ella me escucha. Me entiende. Me apoya. Me aconseja. Me enseña… y tantas y tantas cosas más… De niña siempre decía que de mayor quería ser como ella y ahora que he crecido soy lo que soy gracias a ella. No tengo palabras para agradecerle todo lo que ha hecho por mí a cambio de una sonrisa. Una sonrisa que, como hija, también quiero de vuelta porque su felicidad también es la mía.

Es cierto que este año no te he enviado flores, ni te he comprado bombones o tu perfume favorito, te mando estas palabras. No estamos juntas pero el escritor estadounidense Fitzgerald decía que “puedes acariciar a la gente con tus palabras”, al menos yo lo creo así. Siento que estás conmigo aunque no te tenga. Podía haber escrito de muchos temas, pero hoy me apetecía escribir de ti. Las palabras pronunciadas se las lleva el viento pero las escritas permanecen y eso es, precisamente, lo que quiero. Me vienen a la mente muchos recuerdos porque juntas hemos pasado momentos inolvidables, tanto buenos como malos, y estos dejan huella. Hemos ido a conciertos, al cine, de vacaciones, incluso al fútbol, pero también para ser justos con la vida hemos pasado momentos muy duros. Aún así hemos sabido aprender de ellos porque, mano a mano, le ganamos la batalla al cáncer y, mano a mano, también, aprendimos a valorar las pequeñas cosas de la vida.

Esas huellas quedan marcadas en el lugar más importante. El corazón no olvida aquello que le hace vibrar. La vida nos ha puesto a prueba en muchas ocasiones, pero le hemos demostrado que juntas, además de ser un buen equipo, sabemos afrontar todo lo que se nos ponga por delante. Han pasado los años y la unión se ha hecho más fuerte. Esa unión se ha convertido en un vínculo inquebrantable. Ni la distancia puede impedir que los sentimientos estén a flor de piel porque estemos donde estemos siempre te sentiré muy cerca. Afortunadamente, la tecnología ha evolucionado mucho y ahora podemos vernos cuando queramos. No puedo negar que la nostalgia hace que te eche de menos, pero lo importante es que estás ahí las veinticuatro horas del día todos los días del año. Por eso, aunque el primer domingo de mayo sea tu día, la verdad es que tengo motivos para celebrarte los trescientos sesenta y cuatro días restantes. 

Eres valiente, luchadora, alegre, cariñosa, amable, fuerte… Podría seguir usando adjetivos porque te mereces muchos calificativos, pero lo puedo resumir diciendo que eres única. Madre no hay más que una y, por eso, tu valor es incalculable. Ya estoy restando los días para poder abrazarte y celebrar junto a ti que seas mi madre, mi mejor amiga y mi todo. Va por ti mamá, quiero verte sonreír siempre y si para ello tengo que mover cielo y tierra no dudes que lo haré porque ser feliz es lo que cuenta y tú te mereces lo mejor. Gracias por todo porque sé que eres la sombra que nunca se aleja y el reflejo que me inspira.  

Te quiere, tu hija.   

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/33075/mama

SU ABRAZO

Vivimos un presente marcado por muchos aspectos negativos ya que los acontecimientos no nos dan tregua, depende de nosotros buscar el lado bueno de las cosas y extraer todo aquello que nos dibuje una sonrisa en el rostro. Está claro que lo importante es ser feliz y para ello no existe una receta única. Cada persona es un mundo y cada ingrediente tiene efectos muy diferentes en cada persona. Nadie puede imponer sus principios porque quizás estos no ayuden a quién realmente lo necesite. Para ello, lo mejor es ser empático. Un abrazo puede ayudar más que las palabras vacías que se suelen emplear. Lo cierto es que los amigos de verdad saben como levantar el ánimo y encender los motores de la motivación que arranquen en nosotros esa ilusión que lo encauza todo. 

En los malos momentos es cuando se conoce de verdad a las personas. Es ahí cuando puedes descubrir una realidad que puede doler mucho cuando éstas no responden como te esperas. A lo largo de la pandemia hemos experimentado una montaña rusa de sentimientos y, ahora que se va recobrando la normalidad, nos estamos dando cuenta de que ésta no es tan normal porque los efectos del coronavirus están pasando factura a toda una sociedad. Es el momento de preocuparnos, entre otras cosas, de nuestra salud porque la fuerza de la mente es la que nos mueve. Alejarse de lo que nos hace daño está en nuestra mano y si se necesita ayuda de profesional no hay ningún tabú para reconocerlo. Eso sí, rodearse de quien te quiere de verdad es fundamental. 

Por eso, esta semana tengo marcado en el calendario un día muy especial. El sábado celebraré el Día del Padre como nunca lo haya hecho porque la distancia nos ha mantenido lejos, pero su presencia ha estado en mi día a día más que nunca. Él me ha dado mucho y tan sólo me pide que sonría. Fue mi fiel compañero de batallas en la etapa más dura de mi vida y juntos ganamos esa “guerra”. Ahora sigue a mi lado para lidiar con todo lo que surja porque el destino es caprichoso y nunca sabes lo que te va a poner por delante. Decía Rousseau que “un buen padre vale por cien maestros”, y así es, las mejores lecciones siempre se aprenden con un gran ejemplo, sin duda, el mío es de matrícula de honor. Me acusan de ser la niña de tus ojos, y si ese es mi mayor delito, acepto la condena. Y puestos a elegir prefiero una cadena perpetua. Tengo que reconocer que no eres el responsable de que sea del Atleti pero sí de que sea como soy. Festejaremos que es tu día por ser 19 de marzo, pero ya sabes que todos los días tenemos algo que celebrar. Cualquier excusa es buena para ver la felicidad reflejada en tu rostro. Es cierto que madre no hay más que una y su valor es incalculable pero un padre, si es como tú, no tiene precio. No te cambiaría por nada. 

Es cierto, como decía Jardiel Poncela que “por muy severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre” pero en la vida de todo se aprende. Dice el refranero que “quien bien te quiere te hará llorar”, pero cuidado, porque las lágrimas no siempre son de tristeza. Son mares de sentimientos que no todos entienden pero nuestra complicidad sí. Eres capaz de reiniciar mi mundo con tan solo un abrazo. Por eso, el próximo sábado te recibiré esperando la mejor medicina y luciendo la mejor sonrisa. Es la bienvenida que te mereces y sé que no hay mejor regalo que éste. En definitiva, seamos felices porque estando juntos no necesitamos nada más.   

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace El Valle: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/31679/su-abrazo

A mi madre

Es valiente. Es luchadora. Es cariñosa. Es amable. Es fuerte. Podría seguir usando adjetivos porque se merece muchos calificativos, pero lo puedo resumir diciendo que es única. De niña quería ser como ella y ahora, muchos años después intento seguir todos sus consejos y enseñanzas. No hay ninguna duda de que estoy hablando de mi madre. Hoy, como cada primer domingo de mayo, es el día de la madre y la protagonista eres tú.

No te he regalado flores porque tu misma eres una de ellas. Eres, sin duda, la rosa de mi vida. Una rosa tan especial como la de la película La Bella y La Bestia. Una rosa que se mantiene firme ante la adversidad, pero que no pierde su esencia aunque las situaciones sean complicadas. Eres una rosa sin espinas porque como decía el escritor estadounidense Fitzgerald “puedes acariciar a la gente con tus palabras”, y esto no lo puede decir cualquiera. Eres una rosa que hay que cuidar porque eres sensible y puro sentimiento, pero los que te queremos sabemos como protegerte para que tu día a día sea como te mereces.

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Madre e hija

Dicen que la unión de una madre con su hijo es la más fuerte. Esto no es una hipótesis es una realidad. Juntas hemos vivido muchas experiencias. Las buenas son fáciles de recordar. Hemos ido a conciertos, al cine, de vacaciones, incluso al fútbol, pero también para ser justos con la vida hemos pasado momentos muy duros. Aún así hemos sabido aprender de ellos porque, mano a mano, le ganamos la batalla al cáncer y, mano a mano, también, aprendimos a valorar las pequeñas cosas de la vida. Desde el año en el que todo cambió, nuestra unión se fortaleció; porque de lo malo hay que quedarse con lo mejor. Y eso es lo que hemos hecho para seguir disfrutando intensamente cada minuto que estamos juntas, cada conversación que tenemos, en definitiva, cada momento madre e hija.

Decía George Herbert, poeta británico, que “una buena madre vale por cien maestros” y yo tengo a la mejor. Porque además eres hija de otra gran mujer que nos ha enseñado no solo a ser fuertes sino a no perder la sonrisa. Ya sé, mamá, porque eres como eres. Llevas en los genes la fortaleza y la grandeza de mi abuela y, eso, no hay ninguna ciencia que lo pueda rebatir. Ha sido la vida, a lo largo de los años, la que ha demostrado con hechos cómo sois y cómo nos habéis enseñado a crecer. Gracias a las dos porque madre no hay más que una, pero sentimientos hay demasiados.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

De una hija a su padre

No eres el responsable de que sea del Atleti pero sí de que sea como soy. Me has dado mucho y tan sólo me pides que sonría. Fuiste fiel compañero de batalla y ganamos la guerra. Decía Rousseau que “un buen padre vale por cien maestros”, y así es, las mejores lecciones siempre se aprenden con un gran ejemplo, sin duda, el mío es de matrícula de honor. Festejaremos que es tu día por ser 19 de marzo pero ya sabes que todos los días tenemos algo que celebrar. Cualquier excusa es buena para ver la felicidad reflejada en tu rostro.

Madre no hay más que una y su valor es incalculable pero un padre, si es como tu, no tiene precio. No te cambiaría por nada. Me acusan de ser la niña de tus ojos, y si ese es mi mayor delito, acepto la condena. Y puestos a elegir prefiero una cadena perpetua. Es cierto, como decía Jardiel Poncela que “por muy severo78456203_XS que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre” pero en la vida de todo se aprende. Dice el refranero que “quien bien te quiere te hará llorar”, pero cuidado, porque las lágrimas no siempre son de tristeza. Son mares de sentimientos que no todos entienden.

Ya sé por qué hoy es tu día. Cuentan los anales de la historia que Sonora Smart Dodd, en 1909, mientras escuchaba el sermón en la iglesia por el Día de la Madre pensó en su padre, un veterano de guerra viudo que además de luchar por su país sacó adelante a seis hijos y una granja. Sonora pensó que su padre merecía un día especial en el calendario. Así que solicitó a las autoridades de Spokane (Estados Unidos) ese deseo. Un sueño que vio hecho realidad. La fecha: el tercer domingo de junio. Así nació esta fiesta al otro lado del charco. En España, corría el año 1948 cuando una maestra de escuela madrileña, Manuela Vicente Ferrero, a petición de un grupo de padres que reclamaba un día en su honor escribió un artículo titulado “El magisterio español”. Tal fue la repercusión que marcó en el calendario la fecha de hoy. Al parecer así comenzó todo: Reivindicando lo que se quiere.

Y, sencillamente, porque aún tengo la vida van estas palabras. El corazón me las dicta. Sentía que algo te debía. No tengo un regalo que darte pero sí un homenaje que rendirte.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)