LO ESENCIAL 

Siempre hay algo bueno todos los días, a veces nos cuesta encontrarlo porque la rutina nos empaña el presente que estamos viviendo. Aprender a valorar lo que tenemos es vital para buscar la anhelada felicidad de la que tanto hablamos. Una felicidad que depende de nosotros mismos. Sin duda, está en la pequeñas cosas, en los momentos más improvisados y, por supuesto, también es una cuestión de actitud. 

Es cierto que en un segundo todo puede cambiar porque los planes son simplemente ideas que tenemos en la mente, pero que penden de un hilo. Y ese hilo, a veces, se tuerce o cambia radicalmente para mostrarnos que el destino es más caprichoso que nuestros anhelos. La vida reparte sus cartas, nosotros las vamos jugando, pero éstas cambian a diario porque cada día es una partida nueva. Convivir con los sueños, los planes y la incertidumbre forma parte de nosotros mismos y, por eso, de poco nos sirve remar a contracorriente cuando la realidad nos presenta algo diferente. 

En la diferencia radica nuestro crecimiento personal porque es en los momentos sin premeditar cuando nos conocemos a nosotros mismos. No es fácil enfrentarte a ti mismo, pero es muy necesario. La autoestima es vital y en un mundo en el que las redes sociales capitanean los comentarios de todo tipo, quererse tal cual somos es lo más valiente que podemos hacer. “Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio” hemos leído en “El Principito”. Nunca me importó el qué dirán porque soy fiel a como soy. Mentiría si no digo que la vida me ha ido moldeando, pero ha sido ella la que me ha convertido en la persona que soy hoy. Nadie puede ser indiferente al paso del tiempo, pero éste, del que decimos que es oro, nos muestra nuestra propia evolución. Una evolución que jamás se podrá ver en los “likes” o los “me gusta» de cualquier red social. “Lo esencial es invisible a los ojos” como bien nos enseñó Saint-Exupéry. Una frase que no hay que olvidar en un mundo en el que la apariencia ha cobrado un protagonismo que no se merece.  

Los momentos son únicos e irrepetibles. Se convierten en recuerdos que nos llenan más que cualquier publicación. Está bien compartirlo, pero sin olvidarnos de vivirlo. Es ahí donde radica la esencia. Esta vida me dio otra oportunidad y eso hay que valorarlo. Aprendes del pasado para vivir un futuro en el que la sonrisa prevalezca. Una sonrisa que va más allá de las opiniones porque su esencia está en quienes me quieren, me cuidan, me aceptan y sobre todo, me valoran como soy. Esas personas no están en mi vida por casualidad, llegaron a ella sin aviso, eso sí, pero si se han quedado es por algo. Solo se vive una vez y, por eso, quiero llenar mis recuerdos con mis amigos y mi familia porque sin ellos nada sería igual. En definitiva, quiero con esas personas seguir superando pruebas, seguir creciendo, seguir aprendiendo, seguir acumulando experiencias y lo más importante, seguir viviendo. Soy consciente que vivo de regalo y, por eso, valoro tanto el tiempo. Para acabar, vuelvo a “El Principito” recordando que “ fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.”

Hay lecciones que no se olvidan… Pensemos en ello. 

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/34891/lo-esencial

Hasta Lyon gritando ¡Aúpa Atleti!

Llegó el día. A los que me preguntan si voy a Lyon les digo que no, más que nada porque prefiero esperar a los de Simeone en Neptuno. Nunca dejes de creer es el lema de cabecera para una noche en la que se avecinan nervios, tensión, emoción y como no, sufrimiento. Estoy preparada para eso y para más porque mi sentimiento rojiblanco está, hoy más que nunca, a flor de piel. Quedan noventa minutos para alcanzar la gloria y espero que con la copa regresen de tierras francesas.

Lyon ciudad natal de Saint-Exupéry, autor de El Principito, va a recibir al nuestro con una motivación extra. Muchos confían en sus botas, yo prefiero pensar en todo el equipo porque todos nos han hecho vibrar en una temporada irregular que, sin embargo, nos ha llevado a una final. Y eso es motivo para sonreír y, por supuesto, para llenarse de ese coraje que nunca nos falta. Ya cantamos en nuestro himno “porque luchan como hermanos” y espero que así sea porque su afición nunca les ha fallado. Diez mil hinchas estarán en la ciudad gala pero muchos más se concentrarán frente al televisor para empujar a los colchoneros hasta el éxito.

Sentimientos colchoneros con ganas de visitar Neptuno

Es verdad que en un partido todo puede suceder, pero eso es lo que menos me importa porque tengo el corazón preparado para las posibles taquicardias. Hay ganas de ir a ver al dios de los mares para ofrecerle la Europa League. Muchos, generalmente merengues, menosprecian este título pero ¡ojo! porque ya escribió Exupéry en su obra maestra que “solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos”. El sentimiento colchonero no todos lo entienden y hablar por hablar es muy fácil. La familia rojiblanca sabe bien a lo que me refiero.

Hace cuatro años, la última vez que visitamos a Neptuno, yo andaba por tierras mexicanas. Disfruté viendo a los míos en plena fiesta y reconozco que me emocioné porque por muy lejos que uno esté siempre está pendiente de esa familia futbolística que está unida en el particular “coraje y corazón” que no está al alcance de todos. Con las rayas rojiblancas por bandera, en esta ocasión estoy a dos paradas de metro preparada para vivir y sentir de cerca la marea colchonera.

Nadie me puede impedir que sueñe porque la vida me ha demostrado que los sueños se convierten en realidad. Nunca el camino es fácil por eso la satisfacción siempre es mayor. Confío en los míos porque sé que estarán a la altura. Desde niña me inculcaron esta forma de vida que va acorde con mi forma de ser. El Atleti me ha hecho reír, me ha hecho llorar, me ha hecho gritar, me ha hecho sufrir… y lo más importante, me ha hecho vivir momentos inolvidables. Y por eso, hoy sin dudarlo, conjugo el verbo creer mientras grito: ¡Aúpa Atleti!

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)