CONOCERSE

La mente cuando juega a nuestro favor siempre es una gran aliada y somos nosotros mismos los responsables de que ésta esté de nuestro lado. Hay que reconocer que la teoría es muy fácil y que lo complicado es llevarlo a la práctica. Los consejos están bien cuando la empatía es la reina de la personalidad de quien los da porque de poco sirve decir palabras por decir. Es cierto que una palabra de consuelo, por ejemplo, siempre va bien en un momento oportuno, pero también lo es acompañar a esa persona a lo largo de todo ese duro proceso. Dice el refranero español que las palabras se las lleva el viento, pero lo que el viento no se puede llevar nunca es la huella que éstas dejan en nosotros mismos. Hay palabras apropiadas pero también las hay que van cargadas de un veneno que camufla la envidia, el egoísmo y otras cualidades que solo consiguen alejar a las personas. Sinceramente, ese distanciamiento de quien no sabe “estar” más que por un mero interés es lo mas sano que podemos taladrarnos en la mente.

El ser humano es sociable, pero también necesita de ese momento de intimidad personal para conocerse mejor. Cada persona es un mundo, de ahí que las situaciones las gestionemos de una manera o de otra. La pandemia ha descubierto que el término “resiliencia” existe y que no todo el mundo era consciente de que estaba en el diccionario. Su definición es clara, pero la práctica, sin anestesia, ha costado más. Anhelar lo que no se puede en un determinado momento solo nos deja una mente herida que no ve el lado positivo en un contexto negativo. Más allá de la pandemia, la vida es así. Tenemos sueños por cumplir y hay que pelear por ellos. Ser resiliente es fundamental. Habrá quien odie este término, pero la vida no es un camino de rosas y tarde o temprano en otra situación vuelva a nuestra mente.

El futuro siempre será incierto, lo vamos construyendo día a día siendo conscientes de que en un segundo todo puedo cambiar. Es ahí, cuando nuestros pensamientos son vitales y nuestra fuerza mental, si ha sido bien entrenada, estará de nuestro lado. Ahora bien, también nuestra cabeza necesita un respiro y el verano y las vacaciones están aquí. Es la época por excelencia en la que la desconexión viene bien. Confieso que al lado del mar la sonrisa me sale sola y me encanta escuchar el sonido de las olas y dejar la mente en blanco. Es fundamental “resetearse” a uno mismo para afrontar nuevos retos, nuevos sueños y seguir luchando por ser feliz en la vida. Una felicidad que cada uno sabe dónde encontrar aunque no sea fácil llegar hasta ella. Eso sí, cuando ese camino no es fácil la satisfacción al final siempre nos ilumina más.

Y mirando el ir y venir de las olas, pienso en esos sueños pendientes y me parafraseo a Paulo Coelho: “Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que lleven a él”. Está claro que el destino sabe como guiarnos. La actitud la ponemos nosotros y querer es poder.

Ser feliz es lo que cuenta

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle (México): https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/35100/conocerse

LO ESENCIAL 

Siempre hay algo bueno todos los días, a veces nos cuesta encontrarlo porque la rutina nos empaña el presente que estamos viviendo. Aprender a valorar lo que tenemos es vital para buscar la anhelada felicidad de la que tanto hablamos. Una felicidad que depende de nosotros mismos. Sin duda, está en la pequeñas cosas, en los momentos más improvisados y, por supuesto, también es una cuestión de actitud. 

Es cierto que en un segundo todo puede cambiar porque los planes son simplemente ideas que tenemos en la mente, pero que penden de un hilo. Y ese hilo, a veces, se tuerce o cambia radicalmente para mostrarnos que el destino es más caprichoso que nuestros anhelos. La vida reparte sus cartas, nosotros las vamos jugando, pero éstas cambian a diario porque cada día es una partida nueva. Convivir con los sueños, los planes y la incertidumbre forma parte de nosotros mismos y, por eso, de poco nos sirve remar a contracorriente cuando la realidad nos presenta algo diferente. 

En la diferencia radica nuestro crecimiento personal porque es en los momentos sin premeditar cuando nos conocemos a nosotros mismos. No es fácil enfrentarte a ti mismo, pero es muy necesario. La autoestima es vital y en un mundo en el que las redes sociales capitanean los comentarios de todo tipo, quererse tal cual somos es lo más valiente que podemos hacer. “Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio” hemos leído en “El Principito”. Nunca me importó el qué dirán porque soy fiel a como soy. Mentiría si no digo que la vida me ha ido moldeando, pero ha sido ella la que me ha convertido en la persona que soy hoy. Nadie puede ser indiferente al paso del tiempo, pero éste, del que decimos que es oro, nos muestra nuestra propia evolución. Una evolución que jamás se podrá ver en los “likes” o los “me gusta» de cualquier red social. “Lo esencial es invisible a los ojos” como bien nos enseñó Saint-Exupéry. Una frase que no hay que olvidar en un mundo en el que la apariencia ha cobrado un protagonismo que no se merece.  

Los momentos son únicos e irrepetibles. Se convierten en recuerdos que nos llenan más que cualquier publicación. Está bien compartirlo, pero sin olvidarnos de vivirlo. Es ahí donde radica la esencia. Esta vida me dio otra oportunidad y eso hay que valorarlo. Aprendes del pasado para vivir un futuro en el que la sonrisa prevalezca. Una sonrisa que va más allá de las opiniones porque su esencia está en quienes me quieren, me cuidan, me aceptan y sobre todo, me valoran como soy. Esas personas no están en mi vida por casualidad, llegaron a ella sin aviso, eso sí, pero si se han quedado es por algo. Solo se vive una vez y, por eso, quiero llenar mis recuerdos con mis amigos y mi familia porque sin ellos nada sería igual. En definitiva, quiero con esas personas seguir superando pruebas, seguir creciendo, seguir aprendiendo, seguir acumulando experiencias y lo más importante, seguir viviendo. Soy consciente que vivo de regalo y, por eso, valoro tanto el tiempo. Para acabar, vuelvo a “El Principito” recordando que “ fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.”

Hay lecciones que no se olvidan… Pensemos en ello. 

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

Enlace en El Valle de México: https://elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/34891/lo-esencial

La fortaleza: Medicina para malos momentos

El sabio refranero popular dice que “el tiempo lo cura todo” o que “el tiempo pone cada cosa en su sitio” y puede tener razón, yo no digo que no. Pero cuando la situación es adversa, cada día es una eternidad. Y aunque exista el refrán adecuado para cada ocasión, a veces, el “paren el mundo que me quiero bajar” de la célebre Mafalda es más acertado que cualquier otro consejo.

Los consejos gratuitos son fáciles de dar cuando el problema lo tiene otro y difíciles de aceptar cuando es uno mismo quien los recibe. Hablar por hablar es muy fácil pero sólo el que realmente está preocupado por una persona sabe decir de corazón lo adecuado a la situación. Amigos hay muchos. De hecho, las redes sociales hacen que proliferen más que nunca…Pero de los de verdad no hay tantos. Es más, no necesitan estar en tus redes sociales para celebrar tus alegrías o estar a tu lado cuando los necesitas.Signpost pointing to problems and solutions.

Hablaba con un amigo que la vida te va dando lecciones día tras día y algunas de esas “lecciones” cuesta mucho aprenderlas, asumirlas y, por supuesto, aceptarlas. Yo no se lo discutía porque le doy la razón; pero también es bien cierto que ante las malas rachas la primera pregunta que te viene a la mente es: ¿Por qué a mi? No merece la pena desgastarse intentando responder a algo que sabemos que no podemos. Pero en nosotros está buscar la fortaleza que nos permita “tirar para adelante”. Que no es fácil, es cierto. Pero que “no hay mal que cien años dure”, también.

Pensar que después de la tempestad vendrá la calma es una buena opción. Y bien cierto es que las personas que están dispuestas a caminar contigo en la tormenta son las que realmente merecen estar en la vida de cualquier persona. Es una opinión que muchos no compartirán pero es una lección que aprendí y con nota.

Hace pocos días que sumé a mi cuenta personal un año más de experiencias y lecciones. Sé que en esta carrera vital no te licencias o diplomas ni a los tres ni a los cinco años, más bien nunca lo harás. Es la evaluación continua más dura que hay. De hecho, aunque te equivoques, asumas el error o incluso suspendas no hay posibilidad de repetir. El tiempo fluye muy rápidamente aunque las enseñanzas quedan para siempre.

Al igual que se cumplen años se pueden cumplir sueños, promesas, objetivos, y tantas cosas más… Eso sí, nadie puede vivir la vida por ti…Al menos yo, quiero escribir mi historia de puño y letra…¿Y tú?

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

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