FASE A FASE

Mi columna para El Valle de México

Día a día lograremos alcanzar la “nueva normalidad” de la que tanto se habla últimamente. Sin duda, es el objetivo de todos. Además, no hay que perder de vista que el verano “oficialmente” está llamando a la puerta. De hecho, vamos a despedir el mes de mayo con temperaturas muy altas más  propias de la estación estival.

Me encanta ver el sol cada mañana y confieso que soy de esas personas que aguantan bien el calor. De hecho, voy restando los días que quedan para poder ver el mar. A orillas del Mediterráneo todo cambia. Y ahora, más que nunca, es necesario pasar página y afrontar el futuro sustituyendo la perspectiva que me ha acompañado durante el confinamiento. Es cierto, que han sido meses difíciles, pero todo pasa. Madrid está, por fin, en la fase 1. Aunque nos ha costado avanzar éste es el primer paso para poder ver, por ejemplo, a la familia o reunirse con amigos. Si bien es cierto, hasta que pueda abrazar a mis padres todavía quedan unas fases. Todo llega a quien sabe esperar. Los besos y abrazos virtuales cada vez saben a menos. Es necesario reencontrarse con las personas a las que queremos porque los que hemos pasado el confinamiento solos, hemos afrontado días en los que la soledad ha sido nuestra aliada o nuestra peor enemiga. En mi caso, creo que ha sido más aliada porque me ha permitido pensar en cómo alcanzar alguno de los sueños que aún tengo pendientes. Pensar, a veces, no es bueno sobre todo cuando la mente y el estado de ánimo no quieren que luzcas una sonrisa en la cara. Esos días es mejor distraerse y dejarse llevar por una buena película o una serie. No hablo de la televisión porque, precisamente, abstraerse el coronavirus y sus datos también tiene su lado positivo. A mí, por lo menos, me ha funcionado.

No sé si las fases de la desescalada funcionarán o no, porque cumplir con las normas no está en los genes de muchos españoles. Afortunadamente, las contradicciones que hay entre lo que se puede hacer y lo que no en cada una de ellas dice mucho de quienes las han elaborado… Creo que no es necesario especificar más cuando, por ejemplo, el uso de la mascarilla también ha pasado por diferentes estados. Los argumentos para cambiar del ahora no al ahora sí han sido tan “científicos” como los pasos a seguir hacia la “nueva normalidad”… En fin, lo que nos queda por escuchar todavía en las ruedas de prensa… Estoy segura de que más de un volantazo va a haber. 

Volantazo el que ha demostrado la sociedad desde sus coches llenando las calles de muchas ciudades en la que fue la primera “manifestación” de los últimos meses. El estado de alarma ya no impone, el Gobierno tiene a una gran mayoría aporreando las cazuelas todos los días mientras otros intentan defender las incongruencias que éste anuncia. Más allá de nuestras fronteras no somos un ejemplo a seguir, por mucho que le cueste asumirlo al presidente. Su punto de vista desde La Moncloa dista demasiado de lo que se palpa a diario a pie de calle. El futuro es incierto para todos. La incertidumbre es capaz de nublar nuestros pensamientos. Insisto en que siempre nos queda el sentido común. No está de más practicarlo de vez en cuando. Que yo sepa, éste no tiene daños colaterales, en cambio, las mentiras sí. 

Por eso, es el momento de avanzar y dejar atrás las rencillas del pasado. Edmundo Burke dijo: “Nunca puedes planear el futuro a través del pasado”. Así que más actuar y menos hablar. Señalaba Aristóteles: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.” Y eso puede pasar como tenga que retrasar mi viaje al Mediterráneo y el abrazo con mis padres… No diré más.

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ANTE LA NUEVA FASE: SENTIDO COMÚN

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Mi columna para  El Valle de México

Y llegó el día de salir a la calle. El día que muchos estaban esperando ya que el confinamiento empezaba a ponerse cuesta arriba. ¿A quién le importan las fases que ha marcado el gobierno? Sinceramente, a muy pocos. Ni siquiera he intentando entenderlas porque todo dependerá de cómo vayan evolucionando los datos. Eso sí, los chistes parodiando las fases como si de las “partes contratantes” de los famosos hermanos Marx se tratasen no tienen precio. La verdad es que durante este tiempo de aislamiento el sentido del humor se ha mantenido porque las declaraciones de los diferentes ministros han dado mucho juego y me temo que lo seguirán haciendo.

A estas alturas y después de haber perdido la cuenta de los días que llevo en mi casa, me sé los horarios en los que puedo salir a hacer deporte, a caminar o a lo que me plazca, porque nadie me puede obligar a que mi corazón marque determinadas pulsaciones. Demasiado hemos aguantado ya. La mascarilla solo será obligatoria en el transporte público, aunque no hay que olvidar que el virus sigue estando entre nosotros y que ya tenemos mucho ganado en esta pandemia que nos cambió la vida de repente. Quizás hablar de sentido común sería más lógico aunque, visto lo visto, no sé yo si todo el mundo está dispuesto a ponerlo en práctica. Ya hemos perdido el mes de abril, poco a poco, podemos disfrutar del mes de mayo y, quizás, si hacemos bien las cosas, podamos dar la bienvenida a un verano, algo condicionado, pero, al fin de cuentas, a un verano que de por sí lleva implícito el verbo “disfrutar”.

Disfrutar es lo que queremos, es lo que anhelamos desde que nos encerramos entre las cuatro paredes de nuestras casas. Cada uno sabe cómo conseguir que su rostro luzca una sonrisa. La felicidad no entiende de recetas pero, sin duda, es la mejor medicina para quienes soñamos con abrazar a nuestra familia, ver a nuestros amigos o simplemente despertarnos cada mañana con la salud en plena forma. Hace tiempo que mis prioridades cambiaron y ahora, en este confinamiento, me he dado cuenta que aquella dura lección de vida me preparó para un presente que ha cambiado radicalmente. Reconozco que me ha traído recuerdos porque la mascarilla, por ejemplo, solo la podía asociar a aquel inolvidable 2006. Ahora, ha vuelto para quedarse un tiempo. Que es incómoda, ya lo sé, pero que te protege también. Sinceramente, mi sentido común me invita a ponérmela y suelo hacerle caso porque nunca me ha fallado. Y como la mascarilla muchas cosas más. A todo se acostumbra uno.

El “ahora” es diferente, pero no es una “nueva normalidad” como dijo el presidente del Gobierno. La normalidad que conocíamos forma parte el pasado. Ahora comenzamos una nueva etapa que nada tendrá que ver con la anterior. Y aunque el coronavirus, de momento, siga con nosotros, cada uno puede poner en práctica lo que el confinamiento le ha enseñado. Unos tendrán cicatrices de por vida y otros, los más afortunados, motivos para disfrutar el presente de verdad, sin ponerle peros ni quejas constantemente. Estamos despertando de una pesadilla que solo el tiempo irá borrando de nuestra memoria, pero hasta entonces, vivamos hoy porque, sinceramente, el mañana es una gran mentira.

Enlace: https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/11851/ante-la-nueva-fase-sentido-comun

OBJETIVO:  LA DESESCALADA

No hay un día señalado, pero tarde o temprano recuperaremos la normalidad. Poco a poco hemos ido superando el caos que el Covid-19 provocó de la noche a la mañana y aunque el ritmo sea lento no hay que desesperar, porque la palabra desescalada ha ido ganando terreno a la palabra confinamiento. Empezamos a ver esa luz que tanto se ha anhelado desde que comenzara esta pesadilla y, por eso, no hay que tirar la toalla. Van a venir altibajos pero la fortaleza que se ha demostrado tiene que persistir. Me niego a que, después de estar cincuenta días confinada en mi casa, el miedo se apodere de mí.

830432F0-3E13-47AE-B7D0-DE5006F8D030Aprendí que al miedo se le conquista haciéndole frente. No hay que amedrentarse ante él porque la valentía ha sido, es y será lo que ha movido mi vida. Ahora, no voy a cambiar de actitud, de hecho, es algo que ni me planteo. Puedo tener respeto al coronavirus, pero de ahí, a que tome las riendas de mi vida hay un trecho. Cambiará mi rutina porque la mascarilla se ha convertido en esencial, pero con prudencia todo volverá a la normalidad. Un normalidad anormal durante un tiempo que nos llevará a ver el presente desde otra perspectiva. Hay cosas que cambiarán para siempre porque de esta experiencia algo habremos aprendido y otras, sin darnos cuenta, regresarán a nuestras vidas como antes. Obviamente, no va a ser fácil pero si hemos podido con esto, estoy convencida de que estamos preparados para dar el último empujón. Un empujón en el que será vital apostar por la ciencia ya que serán los científicos los que nos vacunarán contra el bicho que, por desgracia, tantas vidas se ha llevado.

Los que no están se merecen un homenaje por parte de todos. No son números con los que jugar, ni meras cifras cargadas de frialdad. Eran personas llenas de vida a las que muchos ya están echando de menos. Es el luto de todo un país porque casi todos conocemos a ese alguien que ha perdido a un ser querido. Y eso es lo más triste de esta realidad. Una realidad que también ha dado paso a la vida porque muchos han sido padres; han recibido a sus bebés en tiempo de coronavirus. Lógicamente, la alegría también está presente en nuestros días. Por mucho que nos cueste aceptar la situación, lo importante es la salud. Ésa a la que algunos solo le rinden homenaje el 22 de diciembre, aunque su relevancia debe estar presente el resto del año.

Y este año, el que pensábamos que iba a ser como los maravillosos años 20, mientras nos tomábamos las uvas, nos está mostrando lo vulnerables que somos. En un segundo todo puede cambiar. El presente se vive hoy. Ya dice el refrán español: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” porque ese mañana es incierto aunque, a veces, nos cueste creerlo. Por eso, aprovechando que esta semana celebraremos el día de la madre y muchos no podremos abrazar a la nuestra; vaya desde aquí, mi felicitación a todas ellas, y a la mía en particular, porque esa valentía y fortaleza de la que os he hablado la he heredado de ella y ella a su vez de mi abuela.

Pues bien, ya que he hablado de científicos y de mi madre, concluyo con una cita, a tener muy en cuenta, del microbiólogo Louis Pasteur: “No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”.

Jimena Bañuelos

 

b101fa9bdd0c35b4319fa7cdeb1495ae_XL El enlace en El Valle (México): https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/11669/objetivo-la-desescalada