CON LA “V” DE VERANO, DE VACACIONES, DE ¿VICTORIA?

Con hogueras o sin ellas, en la noche de San Juan siempre se pueden pedir deseos. Todos los tenemos y cumplirlos siempre produce una satisfacción inigualable. A día de hoy, tal y cómo están las circunstancias que nos rodean poder volver a festejar las tradiciones sin restricciones es un anhelo de todos. La normalidad está cada vez más cerca, pero no podemos bajar la guardia en la recta final. El verano ya está aquí y éste trae consigo una infinidad de planes que hay que llevar a cabo en los próximos meses. Confieso que tengo muchas ganas de poder disfrutar de las olas del mar y escuchar ese sonido que es capaz de evadirte de cualquier realidad. 

Una realidad que cambiará el próximo el sábado cuando las mascarillas dejen de ser obligatorias en el exterior siempre cuando se pueda respetar la correspondiente distancia. No me quiero imaginar bajo qué criterios se toman las decisiones ya que hace tiempo que tengo claro que todo pasa por la responsabilidad individual de cada uno. Lo malo es que las consecuencias, a veces, las paga la mayoría y eso no es justo. Pero bueno, siempre hay que quedarse con lo mejor y, en este caso, son las cifras. Además, la esperanza puesta en la vacunación está dando resultados. Sin olvidar, por supuesto, que nos volveremos a ver las caras y en las que no faltaran las sonrisas. Si hace un año disfrutamos de un verano atípico, pero un verano al fin y al cabo; este año no va a ser menos. 

Y no va a ser menos porque nuestra mente necesita desconectar y descansar de toda la presión que nos ha rodeado en el último año. La pandemia ha supuesto un esfuerzo enorme para ella porque la fuerza que hay en ella no siempre puede estar al cien por cien. Su agotamiento da señales que tenemos que saber reconocer y, por supuesto, poner remedio para mitigar las consecuencias que pudieran surgir. De ahí, que la palabra “vacaciones” ya de por sí genere cierto alivio con tan solo escucharla. Disfrutar del momento es vital para todo. El presente es lo más importante. De hecho, éste en un abrir y cerrar de ojos se convierte en pasado.

Por eso, con la estación estival recién estrenada afrontemos esta fechas de tal manera que sus recuerdos puedan ser un alivio cuando las circunstancias sean adversas. Ya sabemos que el futuro es muy incierto. Dicen que no es bueno recordar el pasado, pero sí lo es cuando éste nos saca una sonrisa. En definitiva, se trata de disfrutar, de vivir, de divertirse…

¡Ah! Y para que los que me preguntáis por la Selección en la Eurocopa, dado que mañana los de Luis Enrique juegan un partido trascendental; si ya marcó, por fin, su primer gol Morata tras cambiar los pitos por vítores, ahora, además de ganar, no estaría nada mal que saludasen a su afición. No es mucho pedir. Las imágenes hablan por sí solas. Ahí lo dejo…

Jimena Bañuelos

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¿BAYERN O ATLETI?

A pesar de las circunstancias van transcurriendo los días… Confieso que desde que comenzó la pandemia hasta hoy tengo la sensación de que ha pasado una eternidad y no es así. Es, en estos momentos, cuando me doy cuenta de lo relativo que es el tiempo cuando la situación es adversa. Esta sensación me traslada al capítulo más duro de mi pasado. Y casualmente también fue el verano el que me dio un ligero respiro, tal y como ha pasado este año. Desgraciadamente, la estación estival está casi olvidada y con el otoño, la nueva normalidad se vive como si de una cuesta arriba se tratase. De nosotros depende frenar los contagios y asumir la responsabilidad que nos corresponde. Hablar del coronavirus, día tras día, ya cansa. Aún así, hay que asumir que nos queda mucho para poder citar al virus en pretérito. 

Precisamente, escritos en pasado me vienen a la cabeza muchos recuerdos agradables a los que aferrarse en estos tiempos. Muchos de ellos sucedieron en verano y, a pesar de las circunstancias, de este año también tengo grandes momentos a orillas del Mediterráneo. No hay que olvidar que la vida son esos momentos inolvidables que nos marcan para siempre. Los que me conocéis sabéis que para mi la familia es fundamental y que hay rituales que no fallan. Uno de ellos es ver jugar al Atleti con mi padre. Pues bien, la diosa Fortuna ha querido que los dos equipos de mi corazón se vean de nuevo las caras en la Champions. Mañana, el Bayern y el Atleti jugarán por sumar tres puntos en la Fase de Grupos. El vigente campeón ha demostrado por qué levantó la copa en el mes de agosto pero los rojiblancos no se acobardan ante el anfitrión. En su ADN está el coraje del que tanto presumen. La afición está preparada para sufrir lo que sea necesario. Su objetivo es levantar “La Orejona”. Cumplir los sueños no es fácil pero tampoco es imposible. Queda mucho por delante, veremos qué sucede partido a partido.

Os hablo de esto porque este partido siempre es especial. Y más aún cuando fue el último encuentro que vi desde las gradas del Vicente Calderón. Ese día los rojiblancos jugaron como nunca y disfrutamos de noventa minutos de puro sentimiento colchonero. Ese sentimiento que no todos pueden entender y, por eso, se dedican a criticar nuestra forma de entender la vida. Ya dice el refrán: A palabras necias, oídos sordos… Aquella tarde de Champions fue, sin duda, excepcional. Mentiría si digo que no me importa qué equipo se lleva la victoria. Mi corazón siempre palpita más fuerte cuando el Atleti salta al terreno de juego, pero si su rival es el Bayern las cosas cambian. Los goles son aplaudidos pero también duelen porque siempre perjudican a uno de los tuyos. No es fácil disfrutar de un encuentro en el que amas a los dos equipos. 

Ahora bien, llegados a este punto reconozco que el fútbol es imprevisible y el azar muy caprichoso. El Atleti son mis colores, mi forma de entender el deporte rey y la vida; pero por el Bayern tengo una debilidad especial. Es el equipo alemán que corre por mis venas. Se puede tener el corazón partío por muchas causas y la Champions me ha dejado muy claro que tengo que decidir. Una decisión que, lógicamente, estará cargada de coraje y corazón. Y como nunca dejo de creer, ya sabéis que camiseta luciré el miércoles. La suerte está echada.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

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