“Vemos desde lo que sabemos, comprendemos desde lo que sabemos, creamos desde lo que sabemos… no es que tenga memoria sino que soy mi memoria”. Y precisamente, la mía hoy me recuerda que no es un día cualquiera. Es una fecha señalada en el calendario y eso es porque “lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años” como dijo Lincoln y eso Alberto Bañuelos lo sabe muy bien.
Su filosofía de vida es, sin duda, aprovecharla al máximo. Su pasión está clara y así lo demuestra la infinidad de esculturas que llevan su firma porque cada una tiene su nombre. Él mejor que nadie sabe cuál es la liturgia de las piedras porque son ellas, cuando están a solas, las que le susurran en qué se van a convertir. Tienen alma y un maestro que las entiende. Yo de piedras no sé mucho, no nos vamos a engañar y de dibujo mejor ni hablamos. Lo mío son las letras y tú lo sabes. Así que a solas, acompañada por el folio en blanco, he plasmado con el mismo sentimiento con el que tú creas, este homenaje que bien te mereces.

Alberto Bañuelos buscando el alma a su próxima creación
Eres padre, tío, sobrino, primo y no desde hace mucho, abuelo. Eso me reconocerás que es un plus a la sabiduría porque las lecciones que dan los abuelos son difíciles de olvidar, y a pesar de que hoy hay una vela más en tu tarta, sigues teniendo en tu interior ese niño rebelde que tenía muy clara su vocación y que luchó por cumplirla contra viento y marea. Eso sí, como bien sabemos, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer; y la tuya se llama Esther. Y es, sin duda, tu compañera infatigable de batallas.
Aunque naciste en Burgos has recorrido mundo, en eso nos parecemos. Además, compartimos que tenemos el pasaporte sellado por México. Un país donde has expuesto en numerosas ocasiones. Tus esculturas me encantan, no las voy a citar porque no acabaría nunca, pero sí me permito decirte que La herida es una de mis favoritas. Es tan grande como tú porque a las buenas personas se las coge cariño muy pronto. Sé que eres muy inteligente y que te apasiona el vino tanto como tu trabajo, a veces dudo de si sabes lo que es el tiempo libre, pero entiendo que cuando te gusta lo que haces tu trabajo no es trabajo y tu mente siempre está creando.
Y dicho esto, nadie es perfecto. Compartimos la afición por el deporte. Lo practicamos porque es una recarga de energía pero tú mayor error es ser merengue. Ahí me fallas, querido Alberto, pero lo asumo porque tenemos pendiente una cita en el Metropolitano. Ahí verás por qué soy del Atleti y tus dudas serán resueltas. Aún así, como buen artista que eres sabrás que en la imperfección está la belleza… Te deseo un excelente día y me ofrezco a ayudarte en tu próxima escultura. Eso sí, que sepas de ante mano, que yo veo una piedra y me susurra el himno del Atleti. Ahí lo dejo…
Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
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