Cada vez que voy por Burgos los recuerdos de mi infancia vuelven a mi memoria sin poder evitarlo, algo muy lógico dado que es mi ciudad natal. Las calles de esta localidad castellana están cargadas de historia, una historia que día a día van escribiendo los burgaleses. Desde pequeña fue mi abuelo, un ferviente burgalés, el que me inculcó no solo el sentimiento rojiblanco futbolístico sino la pasión por como dice el himno “la tierra sagrada donde nací”. Y es precisamente ese himno el responsable de que en este viaje se me ponga la “carne de gallina” como suele decirse.
Hace unos cuantos años, del brazo de Eusebio y presumiendo de traje regional entoné por primera vez la letra del himno que Zurita y Calleja compusieron para Burgos. Era una niña pero nunca olvidaré el protocolo con el que me vestían para lucir aquel traje que tanta historia llevaba en el color de su falda, en su peinado, en su pedrería… Recuerdo que pesaba más de lo que me esperaba la primera vez que me lo puse pero la satisfacción de lucirlo acompañada de mi abuelo y su capa castellana es una imagen que en mi memoria tiene un archivo especial…y no es para menos.
En Burgos crecí, por eso, hay rincones que son especiales. Por ejemplo, a los pies de la Catedral está el Victoria. Donde el vermut se ha ganado el protagonismo, eso sí, siempre bajo la sombra del “buque insignia” de la ciudad… de esto al Campeador no le diremos nada… Tras la barra de esta vermutería está Fernando, un emprendedor nato, del que puedo decir que es un creador de sueños, unos sueños que son proyectos y unos proyectos que, a día de hoy, son realidades. Ahora el mítico Victoria lleva su firma y está muy orgulloso de ello. Ahora bien, fue él y su “nueva” tradición la que me hicieron echar mano de aquel archivo tan especial… A las diez de la noche y tras el toque de la campana comenzaron a sonar los primeros acordes del Himno a Burgos. Esta vez, del brazo de mi abuela, con la mente pensando en la imagen de mi abuelo y rodeada de todos los que allí nos encontrábamos comenzamos: “Cantemos unidos la insigne grandeza de nuestra Castilla…” porque como bien dice la letra hemos aprendido “todos juntos a cantar a nuestra tierra, a leer en su pasado y a labrar su porvenir…” Así que después de “ofrendarle los cariños” y con la cabeza bien alta toca gritar un ¡Viva Burgos! de esos que salen del corazón.
Y es que mi corazón burgalés tuvo al mejor maestro. Abuelo, ese himno más o menos afinado va por ti. Volveré, más pronto que tarde, porque a Burgos le dedico “mis cariños más fervientes” ya que es “ la tierra adorada de mis amores” y “ la cuna sagrada de mis mayores”.
Fernando, vete preparando el vermut que estoy de camino…
Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Muchas gracias ,por tan bellas palabras
Un gustazo «la que se monta» a las 10 de la noche en el Victoria. Tu abuelo, mi padre, muchos de aquella generación hubieran disfrutado de esa cita, de esa sensación de pelos de punta y orgullo burgalés que se acrecienta en cuanto suenan las primeras notas. Una privilegiada nieta burgalesa, Jimena, has de estar feliz de contar con esos recuerdos tan entrañables. Un abrazo.
Hola Jimena ya lo he leído y ya te he visto en la foto que estáis estupendos los dos eso se debe a la fotógrafa que te hizo la foto.
Fue emocionante cantar el himno a mi recordaba y me emocionaba porque me venía a mi padre y a tu abuelo como burgales como era.
Un abrazo muy fuerte .
Me alegro de que te hayas emocionado, a mí me pasa cada vez que voy aunque sea más a menudo que a ti.