Prana y Dara: Algo más que relajación

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Poco sé de su nombre, algo más de su procedencia y desconozco sus beneficios, por eso, hay que probar una experiencia nueva. Una experiencia de salud. La necesidad de alejarme durante un momento de la dura rutina y la realidad es la mejor excusa, o mejor dicho, la mejor terapia para buscar el equilibrio entre el cuerpo y la mente. De buscar equilibrios saben mucho en la India. De ahí, procede esta técnica milenaria llamada Ayurveda. Su nombre dice mucho y es que está formado por Ayur que significa “duración de la vida” y Veda que es “verdad, conocimiento”. Adentrarse en los beneficios de esta ciencia hindú sólo puede reportar sensaciones buenas, así que sólo había que dejarse llevar.

Dejarse llevar por Prana y Dara, o lo que es lo mismo, las dos fases en la que se dividen los sesenta minutos de esta técnica. Lo mental, lo sentimental, y claro está, lo físico adquieren especial relevancia. Centrarse en los puntos marma del cuerpo es fundamental. En muchas ocasiones es nuestra cultura occidental la que nos aleja de ellos, pero aprender a valorarlos es una manera de comenzar a conocernos. Con una luz tenue, escuchando lo que la mente me susurra siento como empiezan las presiones en los diferentes puntos energéticos que tenemos. Es así como la parte Prana busca el desbloqueo, o lo que es lo mismo, la búsqueda del equilibrio o flujo vital. Es cierto, que los puntos de tensión invaden nuestro cuerpo y eso no puede ser bueno. Reflexiono mientras me relajo y mi respiración marca el compás que debe seguir la terapia. A medida que los minutos pasan las sensaciones van aumentando, pero cuando se inicia la parte Dara (la oleación o purificación) éstas se convierten en una bomba en mi interior. El aceite va cayendo lentamente, va cubrimiento mi cuerpo dejando en esa sensación de relajación que la rutina había borrado en él. Es más, en el momento en el que cae por mi frente, la mente se queda en blanco. Se aleja de todo para crear en ella, la imagen que más necesita: La imagen de su bienestar. La mía sé cual es. Y es bueno recurrir al Prana y Dara para encontrarse con uno mismo. Dijo Antonio Machado: “Todo lo que se ignora se desprecia”, por eso, por probar una terapia como ésta no perdemos nada, es más, muchos pueden ser los beneficios que se alcancen. Eso sí, la convicción es fundamental.

Y creyendo en los beneficios del Prana y Dara y en el proverbio hindú “no hay árbol que el viento no haya sacudido”, estas técnicas pueden ser unas buenas aliadas para combatir “las tempestades” del día a día… Quizás sea el momento de buscar aliados… ¿Por qué no?

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)

 

 

 

 

 

Oceans: El poder de la relajación

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Jenny, las manos de la relajación

Todo estaba preparado. Las velas encendidas, la luz tenue y el hilo musical sonando de fondo. Estoy a un paso de cruzar el umbral y dejar atrás el estrés de la rutina para adentrarme en una experiencia única de relax. La cabina de masaje con toques orientales es el contexto idóneo para facilitar que la mente y el cuerpo se dejen llevar a la desconexión y la relajación que tanto necesitan. Por delante sesenta minutos en los que las buenas manos, los aceites aromáticos y los olores me trasladarán a ese paraíso que mi interior reclama “a gritos”.

Así fue como empezó todo en las Termas Marinas El Palasiet. El masaje oceánico es sinónimo de relajación. Buscar el equilibrio entre el cuerpo y la mente es fundamental y para ello hay que dejar de lado todo lo que viene cargado de tensión y, por consiguiente, estrés. En muchas ocasiones no es tarea fácil, por eso, recurrir a una experiencia Oceans puede ser la mejor ayuda. Sin duda, un aliado que marcará un antes y un después.

Un después que me llama a repetir porque desde la planta de los pies hasta la cabeza se han notado sus efectos. Caen sobre mi cuerpo las primeras gotas de aceite, por supuesto con esencias de mar, para comenzar a sentir que lo mejor está por llegar. Los primeros en notar sus efectos son los más olvidados por casi todos. En los pies se encuentra reflejado todo nuestro cuerpo y por ellos empieza la desconexión. De sus plantas nace la relajación en estado puro. Una relajación que inicia su ascenso por las piernas, la espalda, los brazos para llegar hasta la cabeza y ahí apretar el botón que deja la mente en blanco. Olvidar la rutina no es fácil pero a medida que pasan los minutos la imaginación comienza a obtener el protagonismo que merece. Todos tenemos nuestro paraíso en mente y, precisamente, esa es la imagen que con total nitidez se logra perfilar en ella tras la “experiencia oceánica”.

El mar es fuente de vida. Contemplar su oleaje y dejarse llevar por él es algo que a nadie deja indiferente. Un masaje Oceans no es un masaje cualquiera. Es, simplemente, la relajación en estado puro. El que prueba, repite. Ya dijo Bohn que “la experiencia es la madre de la ciencia” y no hay respuesta científica que pueda explicar los beneficios del Oceans. Así que es el momento de que cada uno pruebe y saque sus propias conclusiones. Las mías las tengo claras y su título es: Relajación en estado puro.

Jimena Bañuelos (@14ximenabs)